Historia sobre la
migración de Saúl
Por Heriberto Ramírez
Luján
Transitábamos por la
carretera 67, habíamos salido de Presidio, Texas, frontera de Ojinaga,
Chihuahua, y estábamos a punto de llegar a Marfa. Al pasar el punto de revisión
migratoria y no ver a nadie nos sentimos triunfantes. Nos dirigíamos a Artesia
en Nuevo México, íbamos en un Oldsmobile 62
que conducía mi tía Martina. Me llevaban a pasar una semana con ellos, para mí
era la primera vez que pasaba tantos días fuera de casa. Mi tío Cirilo siempre
me trató de una manera especial, me mandaba cuadernos, colores, marcadores,
todo aquello que consideraba me pudiera ser de utilidad para la escuela.
Este viaje representaba
la oportunidad de llevar de mojado a mi hermano Saúl, a quien habíamos recogido
en Presidio; había cruzado el río en alguna parte pues no tenía pasaporte.
Justo cuando pensamos que ya la habíamos librado nos topamos con una patrulla
de la Border Patrol, que de inmediato
se dio a vuelta, parecía que tuviese un olfato de sabueso. Nos detuvieron y se
llevaron esposado a mi hermano, yo estaba impotente al borde del llanto pero me
contuve como pude.
Llegamos a la casa de
mis tíos ubicada en medio de grandes plantíos, pude apreciar nuestros
contrastes tecnológicos. Me llevaron al dentista, a las cavernas de Carlsbad,
quisieron enseñarme a manejar pero destrocé parte de su barandal. La pasé lo
mejor que pude, sin dejar de experimentar siempre un sabor agridulce.
Heriberto Ramírez Luján, filósofo mexicano, redacta la lógica
con precisión de cirujano. En sus ensayos y libros de filosofía y también en
sus textos literarios. Sobrio y elegante profesor, el estoicismo es divisa de
su estética. Y de su gran estilo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario