Primera visita a
Odessa
Por Heriberto Ramírez
Luján
Llegamos a un
espacioso parque recreativo, una de sus principales atracciones era un avión
bimotor de la Segunda Guerra, además había un enorme pulpo a manera de
escultura por la cual podíamos caminar haciendo equilibrio. Era algo asombroso
para alguien que había vivido en una pequeña comunidad rural.
Habíamos llegado a
Odessa, Texas, con mi madre y mi hermana menor a visitar a mi padre que se
encontraba de ilegal. Él estaba viviendo en una casucha de madera ubicada en el
barrio mexicano, en la parte de atrás había una pequeña huerta en la que mi
padre y mis hermanos le daban vuelo a la nostalgia por una tierra que habían
hecho producir para obtener el sustento. Ahora, en otras latitudes, buscaban
nuevos horizontes para sus vidas y la nuestra.
Recuerdos de esos días
me traen a la memoria el sonido melodioso icónico de la campanilla en la
camioneta de la nieve, que recuerdo costaba 25 centavos de dólar, casi obligado
a comprarlo en un idioma desconocido para alguien que apenas articula el suyo.
Ese viaje fue
inolvidable, porque entendí que había formas de vida muy distintas a la mía.
Heriberto Ramírez Luján, filósofo mexicano, redacta la lógica
con precisión de cirujano. En sus ensayos y libros de filosofía y también en
sus textos literarios. Sobrio y elegante profesor, el estoicismo es divisa de
su estética. Y de su gran estilo.
Maestro Heriberto, un placer leer tus cuentos. Un abrazo
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