UACH 85
Por Heriberto Ramírez
Luján
Era noche templada, la
bola de jóvenes acampados en la azotea de Filosofía y Letras entonaban las
canciones populares de su repertorio con voces desafinadas y descompasadas,
acompañadas de la guitarra de Ricardo Pérez Jaso; cuando el agotamiento de la
memoria llegaba, Ricardo invitaba a la improvisación con blues y bosa novas.
Todos ahí reunidos habíamos tomado posesión de la Facultad para atajar la
tercera reelección del Pato como rector. La huelga estudiantil se había
extendido en toda la universidad bajo la consigna campirana “sacaremos a ese
buey de la barranca”. Apiladas en el cuarto de la consejería se encontraban
unas cuantas bombas molotov, en prevención ante el posible ataque de los
porros, bombas que en una de esas noches nos atrevimos a probar con resultados
nulos. De todos modos las conservamos, servían como arma psicológica.
El Paraninfo
universitario también había sido tomado, por fuera se veían cientos de jóvenes
asomándose por las ventanas y trepados en el techo esgrimiendo pancartas con
consignas. Al frente había camiones de servicio público de transporte también
tomados. En su interior había bolsas de dormir a orillas de los pasillos,
paquetes con comida, y en la parte del auditorio se realizaban asambleas. Fue
ahí donde tuvimos la bendita idea de organizar un toquín con Eskirla, la banda
local de rock más emblemática del momento. Pusimos manos a la obra y al día
siguiente en la tarde Rodolfo Borja, Luis Tena, Jimmy Lozano y Fidel Gallegos
ofrecieron uno de sus conciertos más memorables. Alguien se había hecho cargo
de las luces y el espectáculo era impactante, por el lugar, el momento político
y la banda misma. Todo iba a pedir de boca hasta que a alguien se le ocurrió
subirse a bailar, luego otro y así hasta que el concierto se convirtió en un
bailongo desmadejado; la banda dio por terminado su concierto y ya cada quien a
lo suyo.
El movimiento concluyó
con la caída no solo del rector, sino también del gobernador Ornelas. La Universidad
fue sometida a cirugía mayor, la estructura que mantiene actualmente es
producto de esa revuelta estudiantil.
Heriberto Ramírez Luján, filósofo mexicano, redacta la lógica
con precisión de cirujano. En sus ensayos y libros de filosofía y también en
sus textos literarios. Sobrio y elegante profesor, el estoicismo es divisa de
su estética. Y de su gran estilo.
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