lunes, 14 de septiembre de 2020

José Manuel García-García. Del poema al aforismo

(Dibujo Oriana Barnes).

lunes de jmgg

Del poema al aforismo

 

Por José Manuel García-García

 

 

1. Ese género Invisible

 

El aforismo chihuahuense: un tema nunca (bien) tratado por los críticos literarios del estado de Chihuahua, a pesar de que el aforismo ha existido desde siempre en la literatura norteña. No es extraño que Enrique Servín sea homenajeado con frases abstractas tomadas de hormas obituarias, pero sin ahondar en su producción aforística. ¿Por qué eligió Servín el aforismo y no continuó con la poesía como vehículo de expresión?

 

 

2. Descubrir la brevedad

 

En el verano en del 2002 Servín me leyó varios jaicús escritos por un personaje que yo creía ficticio: doña Josefina López Linares. El siguiente año, Servín publicó Haikús estilo Chihuahua de la mencionada poeta. Los jaicús eran textos de tres líneas, anecdóticos y de humor involuntario: “En mi soledad / contemplo a los triates / qué felicidad”. O este otro: “Ayer errores / hoy la selección nacional / por poco y gana”. Servín no era cruel: estaba realmente fascinado no por los textos de doña Jose, sino por el encanto de la brevedad irónica, del poder de la concisión literaria: había descubierto (para su práctica literaria) el simulacro del humor involuntario: la capacidad de desconcertar al lector (o lectora) a través de enunciados vagamente irónicos-humorísticos. No fue sino hasta el 2015 cuando Servín publicó su propia colección de frases aforísticas: Cuadernos de abalorios (UACH). En esa obra se refleja vivamente el apego por la palabra exacta y a la vez, humorísticamente paradójica.

 

 

3. Mejor escribir micros

 

Otra posibilidad razonable: Gabriel Zaid propuso lo siguiente: “no hay ensayo más breve que un aforismo” (cf. Leer poesía). Servín retoma esta idea y la hace proyecto personal; así, fue anotando frases que llamó Abalorios: secuencias epifánicas, breves párrafos que encerraban una poeticidad ética, una Verdad, una actividad lúdica y un divertimento vital. Veamos algunos de estos Abalorios.

 

 

4. Consejos y advertencias

 

Un rencoroso es alguien que, por lo menos, tiene una buena memoria y un persistente sentido de justicia.

Definición y advertencia: cuidado, el rencoroso tiene en la revancha una obsesión sin medida. Adentrarse a la política emocional del rencor tiene (a largo plazo) sus riesgos.

 

Los amores fallidos y las amistades traicionadas son dolores que duran por toda una vida. Pero luego se calman.

El remate (el punchline) es un sabroso giro irónico: un chiste que quiere pasar por ingenuidad sardónica para reafirmar un hecho simple: ese tipo de dolor no acaba, solo (selectivamente) se olvida.

 

La fe es –por lo menos– lo suficientemente poderosa, como para hacernos creer que la fe es todopoderosa.

Otra definición paradójica: la fe es un espejismo que nos hace creer que es real. Esa es su función y su poder. (Sin haber leído a Servín, yo escribí en Estados de asombro: “Es más dios tu fe en dios que dios mismo”: Sincronicidad).

 

 

5. Lo que no vemos

 

Los milagros nos parecen ridículos en las religiones ajenas pero sublimes en la propia.

Crítica de tono (casi) piadoso del adoctrinamiento que no se percibe como tal y que rechaza el adoctrinamiento ajeno.

 

No arrojes tus puercos a las perlas.

Es la inversión temática de un famoso aforismo bíblico. No arrojes basura moral a los buenos, no manches a la elegancia con vulgaridades, etcétera.

 

Si todo conocimiento es inexacto, poco importa que este enunciado también lo sea.

Frase que es una paradoja (en el sentido de autonulificación/autoafirmación) y es también un Minifiesto: si el saber es inexacto (no) es mejor la opinión que brinda el aforismo.

 

Los malos poemas, como los malos católicos, pueden pecar de pensamiento, palabra, obra y omisión.

La comparación: mal poeta / pecador católico es una doble crítica (si olvidamos por un momento el recurso del perdón instantáneo que los católicos autopractican).

 

 

6. Poeta de aforismos

 

Los aforismos de Servín tienen una doble raíz: irónico-humorística (a la manera de los jaicús) y moral (obsesión por el consejo práctico). Es una crítica contra los excesos de la fe, ciertas prácticas religiosas, los vicios sociales y las corruptelas políticas de la rancherada corrupta.

Su deseo de escribir fue necesidad de amonestar (El agua y la sombra también integra varias fábulas contra la corrupción política). Cuadernos de Abalorios es por ello humor que es expiación (propia y ajena) y búsqueda de perfección (moral y expresiva). “Abalorio” recuerda al fonema “oblea” que es un dulce y es la eucaristía. Placer irónico y trascendencia ética.

 

José Manuel García-García

jmgarcia@nmsu.eduSeptiembre 2020

 

 

 

 

José Manuel García-García es autor de muchos libros, la mayoría de ellos publicados, entre ellos estos: Estados de asombro. Entre aforismos y micropoemas (2016), GUARDA-QUIMƎRAS (2016), Microagniciones (2015), Piezas para un poemario (2014), El libro de las islas perdidas (2012) Guardamemorias (2005), Literatura juarense (Inicios de modernidad) 2017, Literatura juarense (Escenas de guerra) 2017, La obra de Jesús Gardea. Hacia una mereología estética (2017) y Ciudad Juárez, versiones de una Toma, 1911 (2011). Fue coordinador del Taller Literario del Museo de Arte (INBA, 2000-2007) y lo es del Taller Literario Pizca a las 6:30, Las Cruces, desde 2011. Ha sido editor de una veintena de libros de diversos autores, de Armario (suplemento cultural de Semanario, ciudad Juárez, 2000-2007), de las revistas Noesis (UACJ) y Arenas Blancas (NMSU). jmgarcia@nmsu.edu

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