jueves, 24 de septiembre de 2020

Rafael Cárdenas Aldrete. Tres, seis, 12 besos


Tres, seis, 12 besos

 

Por Rafael Cárdenas Aldrete

 

 

es un vano artificio del cuidado;

es una flor al viento delicada;

es un resguardo inútil para el hado

Sor Juana / Soneto I

 

 

¡La feria! Ir a la feria, subir a los juegos: los carritos chocones con sus chirriantes chispas y sus sacudidas, el mareo de las sillas voladoras, respirar el humo de los cohetes desde arriba de la rueda de la fortuna, zangoloteando la canastilla, y el apacible subir y bajar del viaje sin destino del carrusel… la música silbada del organillero dando cabriolas entre las risas y bailando con las parpadeantes luces; el color de los globos multicolores y esos otros, con graciosos rostros pintados, sonrientes, sorprendidos, pero todos muy formales llevando un gorrito de papel de quequi. El tiro al blanco, dándole a patitos y conejos que suenan tin, tin, tin antes de desplomarse; yo una vez gané unos cigarros Alas por derribar toda una hilera de animalitos, y en las tablas de canicas me saqué unos luchadores con ring de cuerdas de ligas…

Pero comer, recibir la bienvenida de la feria con el olor del azúcar de los algodones, del aceite quemando la vainilla en los churros; el chile, el queso, la mantequilla y la crema sobre los elotes que decoran de satisfacción los rostros de los pequeños, las parejas y los abuelitos.

Ir a la feria, recorrer todos los juegos y pasar por cada puesto de comida suministra una emoción que para el final del día agarra una celeridad de montaña rusa que no quisieras que termine, pero siempre ha de cumplirse el plazo fatal y regresar a casa… salvo la vez que, sin quinto para gastar, encontré una moneda del tamaño de mi mano. Miré a mi alrededor, no precisamente buscando a su dueño, sino ubicando al señor de los raspados.

Me separé de mis hermanos y me les escondí a mis primos para darme un último deleite incompartible y favorito: un raspado grande de grosella.

Sin dejar de ver los fríos cristales pintados de color rojo y sintiendo un calorcito voluptuoso hasta en las orejas, acerqué, despacito, despacito, mis labios a los suyos. Uno, dos, tres, seis, 12 besos. Seguro y arrogante, sin abrir los ojos, traté de usar mi lengua… El cachetadón propinado me tumbó al piso, desde donde pude ver hacia arriba, a donde gritaban en la rueda de la fortuna unas niñas porque a una de ellas se le había soltado un zapato.

 

 

 

 

Rafael Cárdenas Aldrete estudió letras, artes plásticas y diseño gráfico. Su producción artística ha sido presentada en museos, galerías, casas de cultura, universidades, ferias de libro internacionales y regionales, plazas y cafés del Estado de México, Nuevo León, Chihuahua, Baja California y Estados Unidos. Sus proyectos han recibido premios y distinciones en diseño, arte y edición, entre los que destacan el Programa de Apoyo a Publicaciones Impresas Raúl Rangel Frías 2014 de Conarte y la Beca de creador con trayectoria David Alfaro Siqueiros 98-99 del Conaculta. En 1995, con Rafael Ávila, funda Onomatopeya Producchons, Así como lo oyes, casa de la colección editorial Poetazos.

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