Presagio de tu nombre
Por Martha Estela Torres Torres
Para Dolores Castro, segundo aniversario luctuoso
Sella tu nombre el martirio de cada día,
replica en los muros de la soledad
cuando su filo cae en el núcleo de la vida.
Anunciaré cada una de las letras de tu nombre
que tuviste semejante al Señor de los Dolores.
El eterno Cristo que brilla en los albores
como presagio en tu camino de luz perpetua.
Escribo esta elegía sublime a tus poemas:
Te duele el instante
igual que a nosotros como herencia:
la daga penetrante del destino.
Le dueles al aire, le dueles al retablo Constantino.
A cada astilla inerte de madera
que resguarda en la historia tu perenne senda.
Le dueles al polvo, entre los árboles, manso.
Al Mesías, verbo amoroso e inexplicable,
quien incendió tu cuerpo
con el fuego invencible del amor.
Nos dueles en flores de mágicos arreboles
en pétalos matizados, en crisantemos de luto.
Nos dueles en el canto señorial de la aurora,
en la tierra magenta que te cubre con su niebla
desde la inmemorial noche de los siglos.
La muerte ya no perseguirá tus versos
ni tus insomnes vegetales
porque ahora te elevas
en horas prodigiosas al culmen de la luz.
Apareces regia cual excelsa poeta
en el resplandor de tus imágenes:
poderosa, nítida y etérea
que vuelca nuestra alma
al probar la savia impresa
en la raíz de tus libros.
Producto de sapiencia,
generosidad y consuelo
solidifican el umbral del recuerdo.
Vives ahora entre nosotros
en páginas ambarinas,
en pergaminos ilustres,
en las imperturbables hojas
de la memoria.
Vamos a ti,
siguiendo tu dolor y tu nombre.
Vamos a tu voz;
huellas insignes de versos y espinas.
En esta tierra sembrada de cruces
sigue brillando la soledad mística y fértil:
versosjoyas iluminando mentes y emociones.
Tu juventud se fue, ignota.
Tu madurez entre dorados trigales,
y ahora vuelas como veloz golondrina
en la sagrada vía del horizonte.
Nos dueles en el agua,
en la purificación celeste del poema,
en el crisol ardiente de tus versos púrpuras.
Volverás al polvo,
ahora al nuestro que aún tibio
se inspira en tus sinestesias espirituales
para inventar relatos y amaneceres.
Morirás algún día, tu verdadera muerte
en la morada astrológica del futuro
cuando vos cierres
tus ojos para siempre
en los nuestros.
Mientras tanto sigues aquí,
en el altar de la noche primera,
en la bruma de la noche incierta
cuando nuestras manos repliquen
las danzarinas letras de tus versos.
Sigues aquí Dolores,
en esta tierra de corazones nácar
cuyo amor transforma día a día
tu nombre en proverbio;
mitigando así tu fatal ausencia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario