domingo, 31 de marzo de 2024

Cuatro barrios de antes. Alberto Heredia Castillo

Cuatro barrios de antes

 

 

Por Alberto Heredia Castillo

 

 

Los viejos recordamos nuestra niñez muy a menudo; mis recuerdos son de barrios y lugares específicos del Chihuahua de antaño. El Palomar y los barrancos. Un barrio viejo entre lo que hoy es la Avenida Independencia y la Avenida Ocampo, donde vivieron familias que hicieron mucho para lograr la urbanización para su lugar, que era más rural que citadino.

Los barrancos medían aproximadamente entre quince y veinte metros desde el río Chuvíscar, alguien hizo veredas en la parte alta a donde se llegaba por diversos medios, luego se veían cuevas no profundas utilizadas por jóvenes que se reunían a tomar y fumar marihuana, que no necesariamente eran del barrio, sino que concurrían desde barrios lejanos o cercanos como el Puerto de San Pedro, el Plan de Álamos, San Felipe viejo.

Los niños íbamos casi a diario a escalar y a caminar por las veredas hasta donde terminaban. Encontrábamos a los jóvenes que no nos molestaban, ni siquiera se fijaban en nosotros, aunque nuestras mamás nos ordenaban no ir a ese lugar, por peligroso. Nosotros llevábamos sogas y cantimploras para escalar y mitigar la sed si nos llegaba en la jornada de toda la mañana en los días libres de escuela.

De esos cuatro barrios, la mayoría éramos amigos y raramente peleábamos, aunque sí jugábamos guerras a pedradas tomando posiciones en los barrancos y en el río; a veces había bajas con alguna pedrada y descalabrada.

El Puerto de San Pedro fue un barrio con mucha historia: sus vecindades y sus leyendas como la de la mudita que era una viejecita que pedía limosna en catedral y de la que se contaba que al morir dejó una fortuna escondida en su cuartito de una vecindad.

Recuerdo en el Puerto, uno podía entrar a una de las vecindades y salir desde un extremo al otro atravesando casas y cuartos que tenían patios comunes; eso se podía hacer también en el de San Felipe viejo en la vecindad Castañeda, que podía conducir de la misma forma, desde la Independencia de aquellos años hasta la Novena cerca de donde hoy es el Hospital Morelos del IMSS.

Había en el Puerto un señor judío muy rico llamado Jacobo Morgan, que tenía un negocio de lámina y fierro a donde uno podía ir a vender fierro viejo o a comprar lámina, alambre y soldadura de plomo y zinc. Su hijo, llamado Ñoño, era ya grande, pero se comportaba como un niño.

Del Puerto también se conoció un evento macabro cuando se perdió una niña de quince años y la investigación llevó a descubrir que su primo la violó y la asesinó, escondiendo su cuerpo. Fue una noticia que estremeció a la ciudad y más allá.

Los niños de los cuatro barrios íbamos a dos escuelas: la José Dolores Palomino de San Felipe viejo, donde hubo una hacienda de beneficio de metales en la época colonial, y la José María Mari 138, la bella escuela con más de cien años en la Independencia y Juárez. Por eso éramos compañeros y amigos que a veces en verano hacíamos excursiones a la Presa Chuvíscar y a la Junta de los ríos Sacramento y Chuvíscar a nadar y cazar lagartijas y pájaros con las resorteras.

Hoy del Palomar solo quedan recuerdos y lo mismo con el del Puerto de San Pedro, que según se dice pertenece a Rubén Aguilar del CDP-PT. En el Plan de Álamos ya casi son puros negocios y pocas casas quedan, en San Felipe viejo sigue habiendo más vivienda que negocios.

A pesar de la pobreza, los cuatro barrios dieron a la ciudad muchos profesionistas de los llamados liberales y profesores egresados de la Normal del Estado, como Víctor Piñón y José Martínez, entre muchos otros.

 

 

 

 

Alberto Heredia Castillo nació en Chihuahua el 2 de julio de 1945. Escuela José Ma Mari 138 y Colegio Patria, la primaria, Benemérita Escuela Normal del Estado, Normal Superior José E Medrano. CCHEP. PCM. PSUM. PRD. Morena. Jubilado.

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