Dintel de Almudena
Recuerdos episodio 1. El sanatorio olvidado
Por Almudena Cosgaya
Ciudad de México, 1994
La lluvia golpeaba los cristales del viejo sanatorio con una insistencia que arrancaba secretos ocultos entre las paredes. El doctor Ibrahim García, psiquiatra famoso, investigaba los misteriosos sucesos que atormentaban a los pacientes de aquel lugar. El Sanatorio Santa Lucía, abandonado desde los años sesenta, se alzaba como un espectro en medio de un bosque: sus ventanas rotas, sus pasillos descarapelados.
García leyó sobre los casos de amnesia colectiva que afectaban a los internos. Los pacientes, sus historias de trauma y abuso, escuchaban voces en la noche, susurros que les hablaban de vidas pasadas y maltrechos secretos. Algunos aseguraran haber visto sombras que se movían por los salones, figuras destrozadas.
“La muerte se pasea por los corredores”, gritaban durante la noche pacientes del sanatorio.
El eco resonaba en las paredes, lamento ancestral en la neblina. Maraña de sombras y susurros en un laberinto. ¿Quién la figura espectral que deambulaba entre las camas? ¿Un guardián o un verdugo?
Una tarde, mientras revisaba los expedientes, el psiquiatra halló una foto antigua: un grupo de pacientes sonreía frente al edificio. Una joven de cabello oscuro llamada Elena miraba al frente como si supiera algo que los otros ignoraban.
García quiso entrevistarla.
En la sala común, sentada junto a la ventana, la joven pálida piel, su vestido blanco que llevaba, su cabello a lo Janis Joplin era testimonio de los años que había transcurrido. Al ver al doctor, sus ojos se iluminaron.
—¿Por qué está aquí, doctor? —preguntó Elena—. ¿Usted también quiere saber la verdad?
El doctor asintió.
Elena habló de sueños recurrentes, voces que la llamaban por su nombre en la madrugada. Un libro antiguo que había encontrado en la biblioteca del sanatorio: relataba ritual ancestral que abría puertas de otros mundos.
—El ritual revela vidas pasadas. El precio: traer consigo espíritus que habitan en la oscuridad. No lo sabíamos, pero era jóvenes y la curiosidad carcomía nuestros espíritus. Nos llamábamos aventureros.
El doctor García escuchaba asombrado. ¿Acaso los pacientes habían abierto una puerta hacia otro plano de existencia? ¿Qué secretos ocultos se escondían en aquel sanatorio?
—Simulamos ser pacientes, nuestros corazones vibraron ante la emoción de lo que podíamos descubrir.
—Pretendes que crea…
El psiquiatra giró la cabeza, se dio cuenta de que ya no estaban solos. Los pacientes del ala norte habían ingresado en el salón. Miradas intensas, almas vibrantes. Compartían el mismo temor. El que ahora los ojos del doctor Ibrahim García reflejaban. ¿Moriría?
¿Era la muerte una metáfora o un cuerpo? ¿Qué secretos ocultaba el sanatorio?
Las respuestas, como las sombras, se escondían en los rincones.
Almudena Cosgaya descubrió su gusto por las historias desde niña; hacía fanfics de relatos ajenos, lo cual fue para ella un excelente entrenamiento para escribir luego sus propios cuentos, al darse cuenta de que en algunos de sus relatos de fanfic había creado un personaje que merecía su propia historia. Es autora de poemas y de prosa narrativa. En 2017 publicó su novela La maldición del séptimo invierno.
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