Cocodrilo Bit
Poemas a mi hermano Martín
Por Benito Rosales
El martes de la semana pasada, a las ocho de la noche, murió mi hermano Martín Alonso, de tan solo 47 años. La tristeza que me invade parece infinita. Crecimos juntos, compartimos cualquier cantidad de experiencias y, si bien nuestras personalidades parecían ser opuestas, en realidad estábamos hechos con el mismo patrón. Quiero aprovechar este espacio para compartirles mi dolor y sentimiento con algunos poemas:
A mi hermano El Abuelo
Conocí a un equilibrista del vértigo
hecho de mi misma carne.
Faquir de lo cotidiano,
con una hoja de ruta en las cosas simples.
Melómano del canto popular,
adicto a la cebada, a la soledad embotellada.
Tenaz, terco, persistente.
Velocista, kamikaze.
Pirómano de la existencia.
Cuando no estés
me tomaré un té
sobre la cornisa del laberinto
que usaste como sombrero
recorrido fugaz
al inicio
y fin de los tiempos
fumaré tu pipa
domaré gatos que ronroneen
sobre mis hombros
para que
al alcanzarte
se venzan mis brazos
y mis pies tengan llagas
seamos casi iguales, tan idénticos
como lágrimas de nuestros dedos
cuando ignoramos la mañana
que hoy nos levanta
Reminiscencia
el filo del día corta las paredes
en trozos tan pequeños
que no me encuentro
destilan horas minutos
los gatos han pasado la
puerta de la cocina su
sombra permanece inerte
bajo el marco
–qué extraños somos sin reflejo–
se difumina el suave letargo
no tiene dientes la navaja de El Abuelo
el sonido del agua invade todo
rasga mis mejillas
siempre supe que eras un sueño
mi silueta una ventana en
el piso un charco de aceite afrodisíaco
cuando todo haya pasado la corbata
dejará de asfixiarme
el calendario será un recuerdo
Acaríciame
Y
si el tiempo
solo fuera otra forma
de amarte
acaríciame
solo con los labios
mientras
desaparezco
Ausencia
agota mis labios
soledad
a
gotas
me
Es
pan
tas
Descanse en paz, Martín Alonso Rosales Barrientos, El Abuelo.
8 junio 2024
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