Qué fue de Anita después de su secuestro. ¿Volvió a su casa, a su familia?
Por Fructuoso Irigoyen Rascón
No hablo de esto con nadie porque pensarían que estoy loca, pero sé bien que es cierto:
el pajarillo que canta allá es el alma de mi madre,
la ardilla que brinca en la rama es Aurelia,
el tlacuache, el espíritu de Alberto.
Me hablan, no puede ser que lo esté inventando. Será que estuve secuestrada de pequeña.
Pero qué fue de Anita después de su secuestro. ¿Volvió a su casa, a su familia? Hay varias versiones, pero aquí narramos la más conocida: Emoji de alegría, júbilo.
―Bueno. Sí. Habla Roberto el terapista de Terapia Internacional, para decir… alguien dejó a la niña, si, a Anita, en el parking de la clínica. Sí ella está bien. Aquí los esperamos.
Emoji de asombro, de mal disimulada emoción.
Anita:
―¿Quién fue? Unos hombres malos, muy malos, con las caras tapadas y gorras de exploradores. ¿Pasamontañas? Sí, esos. Nunca les ví la cara.
―¿Pero había una mujer?
―¿Mujer?
―Sí, la que te recogió de la terapia.
―Ya no la volví a ver.
―¿Quién era?
―No sé. Quien sabe.
Emoji de sorpresa.
―Soy el teniente Godínez, de Homicidios, asignado a Secuestros, doctora. ¿Es usted doctora? ¿Lo es?
―Sí, doctora en psicología.
―¿Conoce a la niña en cuestión?
―¿A Anita? Sí. Bueno, la ví para una evaluación dos veces en mi oficina.
―Sabrá usted que fue sec… es decir que desapareció.
―Sí, los papás me lo dijeron…
―¿Cuándo?
―Cuando andaban buscando a mi secretaria, es decir mi antigua secretaria.
―La señorita Ricarda…
―Sí.
―¿Ya no es su secretaria?
―No.
La doctora repitió para el teniente Godínez la historia de los pistachos, el reclamo a Ricarda, su violenta reacción y su desaparición.
―Sabrá usted que Ricarda apareció. Y que no tuvo ella que ver con la desaparición de Anita.
―No lo sabía.
―De hecho, ya de camino a su oficina, me han notificado que también Anita fue encontrada.
―¡Me alegro mucho! ¡pobres padres, lo que han de haber sufrido!
―Sabrá usted ―nuevamente vemos que es la introducción favorita de Godínez― que debemos continuar la investigación. El secuestro es un delito que se persigue de oficio ―como si pensara el policía que la doctora había sido la secuestradora― no importa si la persona secuestrada es devuelta, con o sin pago de rescate.
―¡Qué alegría que apareció!
―Voy para allá, si tengo más preguntas, volveré a molestarle…
―Estaré a sus órdenes.
―Buenos días.
―Buenos días.
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