Cine Viv
La película Casablanca muestra que las
cosas esenciales tienen valor, con todo y el paso del tiempo
Por Viviana Mendoza Hernández
Los problemas de tres personas no importan cuando el mundo entero
se hace pedazos.
Rick Blaine.
En cuanto confirmé que Cinépolis volverá a traer algo de lo
llamado Cine Clásico a sus salas, tal como hace poco hizo con El Padrino,
me sentí emocionada. Más al saber que otra película sería Casablanca con
el pretexto de sus ochenta años, pues fue el 25 de mayo de 1942 cuando
comienza el rodaje de la película dirigida por Michael Curtiz. Ganadora de tres
premios Oscar en 1943 al mejor director, mejor película y mejor guion adaptado.
La idea de verla en el cine, rodeada de oscuridad, y volver a
encontrarme con una cinta en blanco y negro cuya historia nos la presentan
desde una perspectiva bastante actual, si pensamos en Ucrania y otros países en
conflicto, es una experiencia (desafortunadamente) atemporal.
Esta proyección inicia así: "Con la llegada de la Segunda
Guerra Mundial, muchos ojos en la aprisionada Europa miraron esperanzados, o
con desesperación, hacia la libertad de las Américas. Lisboa se convirtió en el
gran punto de embarque", dice el narrador.
"Pero no todo el mundo podía llegar a Lisboa directamente.
Por eso surgió una tortuosa y enrevesada ruta de refugiados de París a
Marsella, a través del Mediterráneo, hasta Orán; luego por tren, o auto, o a
pie, a través del borde de África hasta Casablanca, en el Marruecos
francés", agrega.
Cuando llegan a Marruecos, muchos pasan el tiempo en su local
nocturno con más clase, Rick's Café Americain (El café americano de Rick).
Es el momento de conocer a los protagonistas: Rick Blaine,
dueño del lugar; Ilsa Lund, su gran amor a quien conoció en París, esposa del
líder de la resistencia checa, Victor Laszlo, de quien ella creía que había
muerto en un campo de concentración alemán. Cuando supo que Laszlo seguía con
vida, abandonó a Rick y regresó con su marido, causando que Rick llegara a
Casablanca con una actitud cínica y el corazón aparentemente endurecido.
La evidencia de que esa era solo una apariencia se acumula con
varios sucesos en el local, aunque quien mejor sabe del tema es el pianista,
Sam, quien interpreta la icónica canción As Time Goes By compuesta por
Herman Hupfeld para una obra en Broadway, pero que tomó tanta importancia que
un fragmento de la canción aparece en la secuencia de presentación de las
películas de Warner Bros.
Voy a escribir acerca de algunos datos curiosos que aparecen en
BBC y en la página de internet Filasiete, porque la historia, dentro y
fuera de su creación, es importante para valorarla como algo más que una mera
cursilería hollywoodense.
Se cuenta que muchas escenas hicieron llorar a los actores y al
equipo de filmación, en parte porque muchos de ellos eran verdaderos
refugiados. Conrad Veidt puede hacer el papel de un nazi en la película (un
oficial de la Gestapo, el mayor Strasser), pero en realidad él huyo de los
nazis.
Tanto el jefe de camareros del café (SZ Sakall), como el director
de la película, Michael Curtiz, eran judíos húngaros: las tres hermanas de
Sakall y su sobrina murieron en campos de concentración. "Casi todos los 75
actores y actrices que participaron en Casablanca eran
inmigrantes", dice Noah Isenberg en su libro acerca de la película, Siempre
tendremos Casablanca.
"Entre los 14 que se ganaron un lugar en los créditos de la
película, solo tres nacieron en Estados Unidos: Humphrey Bogart, Dooley Wilson
(el pianista del café, Sam), y Joy Page".
Veamos un poco más acerca de su historia dentro de nuestra
realidad.
El 8 de diciembre de 1941, el día después del ataque a Pearl
Harbour, una copia de Everybody Comes to Rick’s llegó a las manos de
Stephen Karnot, analista de historias de la Warner Brothers, quien redactó un
informe y casi un plan para realizar la película a Hall B. Wallis, uno de los
más afamados productores de la Warner.
Aeneas MacKenzie fue seleccionado para escribir el primer
borrador de la historia. Durante seis semanas, él y Wally Kline desmenuzaron la
obra en piezas para reescribir la estructura y cada una de sus partes.
Para resolver los problemas del primer borrador de MacKenzie y
Kline, el productor Hal Wallis contrató a los hermanos Epstein, que tenían una
merecida fama como reescritores de guiones. Julius y Philip Epstein.
Wallis ya había pensado en Humphrey Bogart, quien tenía contrato
con la Columbia a partir de septiembre. El rodaje debía comenzar, por tanto,
esa misma primavera: en abril. Y los Epstein, además, habían sido contratados
por Capra para trabajar en Washington sobre su documental Why we fight.
Ante estos problemas, Wallis contrató al más veterano guionista de la Warner,
Howard Koch, para revisar esas páginas y reestructurar la trama.
Cuando, a principios de marzo, el veterano guionista Casey
Robinson sugirió que Lois debía ser europea, de repente todo empezó a encajar
luego de muchas discusiones acerca del cinismo de Rick y su relación con Ilsa,
pues en el guion de la obra de teatro ella era una mujer superficial y no la
romántica idealista que conocemos.
Era indispensable encontrar a un actor para Víctor Laszlo, y el
productor tenía pensado a Paul Henreid, de origen austríaco, refugiado del
Tercer Reich, y también un vehemente detractor del nazismo. Era el ideal, pero
se negaba, pues acaba de tener un gran éxito con Joan of Paris y la
todavía no estrenada La extraña pasajera, y no aceptaba más que papeles
protagonistas.
Los acontecimientos de la II Guerra Mundial inclinaron la balanza.
Austria había entrado a formar parte del Tercer Reich, todos los ciudadanos de
ese país que estuvieran sin trabajo debían salir del territorio americano. Y
Paul Henreid, que estaba a punto de terminar La extraña pasajera, se vio
de repente en un callejón sin salida: o aceptaba ser refugiado en la ficción de
Casablanca, o lo sería realmente en algún lugar de Europa.
Paul aceptó el 1 de mayo de 1942, pero puso una condición: cobrar
lo mismo que Bogart y Bergman.
Sus compromisos con la otra película fueron un problema más, pero
pudieron resolverse mientras terminaban por definir el guion, pues todas las
ideas del final no convencían a nadie hasta que los hermanos Epstein releyeron
todo y se identificaron con lo que Humphrey Bogart y otros actores decían
acerca de recalcar el valor humano del personaje.
De ahí sale la frase con que quise iniciar el texto. La escena
completa incluye una de las citas más conocidas "Siempre tendremos París"
("Siempre nos quedará París" según otras versiones), que se enfoca en
el aspecto romántico de una película que ofrece mucho más.
Tanto, que hay que tomar en cuenta que el estreno de la cinta en
Nueva York se programó para el 26 de noviembre de 1942 con el objetivo de
aprovechar la reciente ocupación de la ciudad de Casablanca por los aliados. El
estreno al público también se realizó en una fecha emblemática, el 23 de enero
de 1943, justo cuando se llevaba a cabo la "Conferencia de
Casablanca" donde se tomó la decisión de exigir una rendición
incondicional a todas las potencias del Eje, y fue entre los líderes Franklin
D. Roosevelt y Winston Churchill, con la ausencia de Lenin porque ya estaban
ante la batalla de Stalingrado, parte de la Operación Azul organizada por
Alemania para obtener las riquezas minerales y petrolíferas de Ucrania y el
Caúcaso.
Los que sí participaron en la conferencia de Casablanca fueron
Henri Giraud y Charles de Gaulle, ambos generales del ejército francés que se
disputaban el liderazgo de la Francia libre.
Aquí entra recordar el papel que tuvo Max Steiner, el compositor
de Lo que el viento se llevó, el genio detrás de la música en esta
cinta. Según su costumbre, Steiner no empezó a trabajar hasta que estuvo
terminada la versión definitiva. Quería tener un contacto directo con la
historia, sin lectura previa del guion, porque eso le facilitaba un
acercamiento fresco y original, sin ideas preconcebidas.
A él debemos la escena cuando Laszlo hace sonar La Marsellesa para
ahogar la voz de los soldados alemanes que entonan Die Wacht am Rhein en el
salón de Rick.
De esa escena puedo decir que la actriz que aparece es
Madeleine Lebeau.
Nacida en 1923 cerca de París, Lebeau huyó de Francia horas antes
de la invasión alemana con su entonces marido, el actor Marcel Dalio, en 1940.
Llegaron a Lisboa y, con falsas visas chilenas, lograron subirse a un barco de
mercancías portugués que llevaba a unos 300 refugiados, explica el Washington
Post.
LeBeau y su marido lograron llegar hasta California.
La pareja acabó en Hollywood, y ambos aparecen en Casablanca, él
como el croupier Emil.
Como dije, la historia está en ambas realidades, aunque en cuestiones
prácticas el local de Rick en verdad nunca existió.
Todas las escenas están situadas en la ciudad de Casablanca,
aunque por aquella época estaba muy lejos de poseer el glamour con el que
aparece en la película. De hecho, muchos piensan que la Casablanca que se
describía en el film en realidad se parecía más a Tánger, que por entonces gozaba
de un status internacional parecido al que se reflejaba en la cinta.
La película fue rodada íntegramente en EE.UU. Todas las escenas fueron
filmadas en los estudios de la Warner en California, con escenarios en gran
parte reciclados de otras películas. La única que se rodó en exteriores fue la
del aeropuerto y para ello se utilizó un aeródromo de Los Ángeles.
Creo que esto basta para entender la emoción que me da saber que
volverá a la pantalla de los cines comerciales en esta época en la que hay
quienes hemos sentido que el mundo entero se hace pedazos con lo que vivimos en
los recientes años.
Dejo el avance de Cinépolis:
https://www.youtube.com/watch?
La
que para muchos es la mejor película romántica de la historia: #Casablanca.
No te pierdas esta experiencia en el cine. |
Título original: Casablanca
Año: 1942
Duración: 102 min.
País: Estados Unidos
Dirección: Michael Curtiz
Guion: Julius J. Epstein, Philip G. Epstein, Howard Koch. Obra:
Murray Burnett, Joan Alison
Música: Max Steiner
Fotografía: Arthur Edeson (B&W) (Blanco y negro)
Reparto: Humphrey Bogart, Ingrid Bergman, Paul Henreid, Claude
Rains, Conrad Veidt, Sydney Greenstreet, Peter Lorre, S.Z. Sakall, Madeleine
LeBeau, Dooley Wilson, Joy Page, John Qualen, Leonid Kinskey, Curt Bois, Ed
Agresti, Marcel Dalio, Enrique Acosta, Louis V. Arco, Frank Arnold, Leon Belasco,
Oliver Blake
Productora: Warner Bros. Productor: Hal B. Wallis.
Viviana Y. Mendoza Hernández es egresada de la Facultad de Letras de la UACH, es autora de la novela Buscando una vida normal publicada en 2007 por la editorial de la misma universidad, así como algunos textos de sus tiempos como estudiante. Ha participado en diversas actividades de promoción y difusión cultural, así como de lecto-escritura para educación básica. Actualmente colabora (entre otros espacios digitales) en el periódico digital El Devenir de Chihuahua en la sección de cultura y escribe la columna Cine Viv.
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