Una diáspora de sentimientos y colores que nos tocan
sutilmente
Por Gisela Iliana Franco Deándar
Hace años que Jesús encontró su propia voz, que le da la
posibilidad de transitar cómodamente por la metáfora, el relato y el poema.
Vive y goza cada historia, por eso se perciben vivos y alegres los personajes;
los entendemos y sentimos que hicieron bien, aunque hayan actuado mal, esa
contradicción solo la puede dar el buen oficio de Chávez Marín, destreza que se
comprueba en este libro afortunadamente titulado Diente de león. Y así
como nos deleitamos al dispersar por el aire los pequeños filamentos de la
flor, también gozamos la diáspora de sentimientos y colores que nos tocan
sutilmente. Hay personajes y situaciones como en botica, desde el viejito, la
muchacha casadera, los chavalos con sus aventuras en el barranco, el ridículo
agradable –si se puede llamar así–, y el amor en todos lados.
El tono de los relatos se entrevera. Hay melancolía en una
página y a la vuelta está una anécdota chusca que vivieron tres amigos; luego
un poco de crítica social y pensamientos en voz alta del autor, bueno, que yo
creo que son del autor; hasta me lo imagino poniéndose a dieta de burritos y
demás excesos y luego, la reflexión.
Me gusta el personaje de Esteban porque me parece un chihuahuita hecho y derecho que a
veces es sensible, y otras, un macho mal amansado, pero siempre sincero y bien
intencionado. Creo que ese personaje es Jesús, que cambia de nombre porque, a
mi parecer, Esteban expresa una forma de ser más campirana, un poco seca, cualidades
que Jesús utiliza cuando quiere ser más directo, más práctico.
Ah pero también esta publicación está salpicada de humor
negro y desfachatez; pláticas sabrosas de comadres o de viajeros que se
encuentran y conviven con una naturalidad que solo se da en el norte; esa
complicidad de entablar una plática en la banca de una plaza o en la parada de
un camión.
También me gusta mucho el tono de saberse integrado a una
realidad familiar, a la de convivir y observar a sus hijos y registrar las
ocurrencias de sus nietos. No pretende encontrar el hilo negro, pero lo
encuentra, y con él traza las historias con sabiduría, orden y armonía que solo
son posibles cuando un escritor es constante y disciplinado como es el caso de
Jesús.
En todos los ambientes del libro Diente de león percibo
a un escritor que crea con entusiasmo y alegría lo que sucede día a día, aprecio
a una persona feliz que propicia la confianza y camaradería de un amigo de hace
mucho tiempo. Ese es el regalo de este libro, acercarnos a un amigo.
Chávez Marín, Jesús:
Diente de león. Vía Áurea Editorial, México, 2021.
Gisela Iliana Franco Deándar es egresada de la Escuela Superior de Comunicación Gráfica, Escograf, y realizó estudios de artes plásticas en la Escuela de Bellas Artes, hoy Facultad de Artes de la Universidad Autónoma de Chihuahua. Se desempeñó como editora en el Instituto Chihuahuense de la Cultura, actualmente Secretaría de Cultura de Chihuahua, durante 15 años fue la jefa del Departamento de Publicaciones. Allí coordinó el diseño y la producción editorial de una vasta cantidad de libros. Actualmente dirige Vía Áurea Ediciones.
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