el libro de las
cosas perdidas
Virginia…/ ¿Por qué es tan famosa la novela Mrs. Dalloway?
Por Giorgio Germont
Para mí es casi una experiencia religiosa leer y releer Mrs.
Dalloway. Esta novela fue escrita por Virginia Woolf en 1925, al final de
la Primera Guerra Mundial. Podemos opinar que el relato de una dama de sociedad
británica que se prepara para ofrecer una tertulia social se antoja algo banal
y mundano, en esa época. Sin embargo, la mente del personaje principal da una
vuelta entera al mundo en todos sus ámbitos, en 224 páginas. Lo mismo se acerca
a los más diminutos detalles que a las expansiones más dilatadas del universo. ¿Por
qué?, porque la narrativa en primera persona de Clarissa Dalloway abre una
dimensión única que pulsa, se ensancha y se contrae. Posee una calidad profunda
de interioridad, la habilidad de escribir un relato y abrir una ventana directa
a la mente. Establecer una identificación espiritual inmediata y espontánea
entre el escritor y el lector. La Enciclopedia Británica lo cuenta entre los 12
libros más importantes de todos los tiempos.
La novela rompió los cánones victorianos y creó una nueva
literatura. Por ejemplo: la idea de escribir un libro de un solo día. Tanto el Ulises
de James Joyce, como la famosa Un día en la vida de Dennis Denysovych de
Solzyentsin, son obras que se limitaron a relatar hechos que ocurren en el
curso de un solo día. Del mismo modo Woolf relata el ir y venir del 13 de junio
de 1923, en la vida de Clarissa Dalloway, una dama de la alta sociedad en
Londres. Pero es un día espectacular, porque, en forma velada, el libro borda
la vida y la muerte, la depresión, el amor, la atracción homosexual, las
convenciones sociales, el suicidio, la Guerra. Expone la condición del ser
humano en su más detallada naturaleza.
En cuanto a la muerte, Woolf propone que los seres
humanos permanecemos al morir como una ligera neblina o llovizna, cubriendo las
cosas que nos rodeaban: ya sea una recámara, o el patio de una casa, o las
ramas de los árboles, o lo pétalos de una rosa. Qué maravilla caer en la cuenta
de que la dama lo percibía correctamente. Los átomos de nuestro cuerpo no se
destruyen al morir; se reciclan en la naturaleza. La ciencia moderna ha
demostrado que la muerte no nos mata del todo, seguimos existiendo como si
fuera el domo estrellado de la vía láctea, expresado por Shakespeare acerca de
Romeo. Es un concepto por demás fértil para considerar el anhelo de
inmortalidad del ser humano. Sueños de inmortalidad en los que, asediados por
el miedo a morir, nos hemos refugiado por siglos con teorías de las religiones
respecto al alma, a la Resurrección, a la re encarnación, qué se yo… Pero en
cierto modo, ahí está el concepto desarrollado de acuerdo a la naturaleza en la
voz de Mrs. Dalloway.
Independientemente de los temas mencionados, el manejo
del idioma inglés en la pluma de Woolf es de una sabiduría y delicadeza
infinitas. Me atrevo a decir que sea imposible traducirlo a cualquier idioma y
hacerle justicia al ritmo y la calidad de la prosa. Virginia es poseedora de un
vocabulario extenso y refinado que el mismo Shakespeare envidiaría, si lo
hubiera podido leer. La obra se origina de un gran esfuerzo creativo con
talento y a la vez se enriquece por el hecho de que Virginia era editora de una
reconocida casa literaria, y por tanto, el arte de la escritura se hallaba
mezclado en todos los aspectos de su vida.
Al seguir la trama se hace notable el caso del personaje
Séptimus Warren Smith, quien salta de una ventana en el capítulo 8 del libro.
Warren Smith está un poco al margen de la trama de la novela, es un soldado
veterano de la guerra que padece de lo que era conocido como “shell-shock”,
neurosis de guerra; ahora conocido como síndrome de estrés post traumático. Al
correr de las páginas, el lector escucha la voz de Smith, quien es presa de
pesadillas, alucinaciones y obsesiones suicidas. En ese sentido, Warren Smith
es como la voz de un alter ego de la misma Woolf. Nos aqueja una idea
nostálgica al pensar que Virginia y Séptimus pudieran tal vez haber superado
sus tormentas mentales si contaran con las terapias para enfermedades de la
psique que están a la mano de todos en la actualidad.
La trágica muerte de Woolf ocurrió el 28 de marzo de
1941, en las inmediaciones del poblado de Lewes en el condado de East Sussex en
Inglaterra. Virginia se llenó los bolsillos de rocas y se sumergió en las aguas
del río Ouse, del cual no volvió a salir con vida.
Por supuesto no murió del todo, sus átomos flotan por ahí
en el éter de la literatura y su Mrs. Dalloway, será siempre un libro
favorito de los amantes a la buena escritura.
Giorgio Germont estudió medicina en la
UACH, ejerce su profesión en Estados Unidos. Ha publicado tres novelas: Treinta citas con la muerte (2005), Dos miserables entre la luz y la oscuridad,
(2011). Ambas recibieron sendos galardones como finalistas de los concursos USA
BEST BOOK AWARDS en los años 2007 y 2011 respectivamente. Las versiones en
español de la primera, titulada Mis
encuentros con la muerte y la segunda con el mismo nombre se publicaron en
2012 por Editorial Perfiles. En 2016 publicó su novela Rayo azul.
No hay comentarios:
Publicar un comentario