el poema
del domingo
Pasas
por las calles ruidosas, alegres, silenciosas, desiertas
Por Alma
Rosa Estrada
Pasas
por las calles ruidosas, alegres,
silenciosas,
desiertas,
giras en
las voces tranquilas, risueñas,
airadas,
secretas.
Vives en
los ecos del viento, la lluvia,
el
radio, la fiesta.
Oyes el
recuerdo de las solariegas
casas
ancestrales
y el
inquieto ritmo de los edificios
que en
sus veinte pisos
albergan
comercios, atletas, doctores,
los
nidos, las puertas, los elevadores.
Compras
las diversas cosas necesarias,
las
cosas ajenas a lo indispensable.
Escuchas
las nubes y las tempestades,
las
voces calladas de flores, raíces,
el sordo
rugido de las aeronaves, los autos que vuelan,
supercarreteras
y una lista larga de etcétera etcétera.
Y te vas
con todo lo que se presenta, participas siempre,
robot
obediente, en la vida vida y en la vida muerte.
¿Y?
Estás
sola y quieta, alejada, muda, silenciosa.
Llena de
asombro insano
de ver y
no ver;
de
sentir las almas ajenas y no sentir nada.
¡Ni tu
alma siquiera,
ni tu
alma tan tuya
que
quién sabe dónde
dejaste
de niña
dejaste
de joven
dejaste
de vieja
dejaste
de viva
dejaste
de muerta.
Alma Rosa Estrada Comadurán (1929 – 2000) nació en Guerrero, Chihuahua, y vivió gran parte de su vida en Ciudad Cuauhtémoc. Estudió curso comercial en el Instituto América de la ciudad de Chihuahua. En 1993 la UACH publicó su primer libro de poemas titulado Una mujer. En el año 2000 se publicó su segundo libro, llamado Tan cerca de la vida. En 2018 se publicó el tercero: Una mujer tan cerca de la vida. En Cuauhtémoc durante algún tiempo escribió y publicó crónicas periodísticas en el semanario La voz de Cuauhtémoc. También fue una magnífica violinista y compositora de canciones. El Premio de Poesía del Festival de las Tres Culturas lleva su nombre.
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