Jazz
Por
Arelí Chavira y Jesús Chávez Marín
―Atziri,
Lizz, tengo que contarles lo que me pasó ―dijo Jasmín con un tono alborotado.
―Andale,
sube a la camioneta que ya vamos tarde; si no, llegaremos a la Feria de la
Manzana cuando ya se haya acabado todo. En el camino nos cuentas.
Jasmín
se acomodó en el asiento del copiloto; luego de saludarlas, empezó a
platicarles del tema que le apuraba.
―Pues
ahí tienen que el jueves tuve un invitado en clase de historia del arte. Pedro,
el maestro del otro grupo, conoce a uno de los músicos del cuarteto de jazz que
tocó el miércoles pasado en el Teatro de Cámara, ahora por lo del Festival
Internacional, y lo invitó a dar una charla a los estudiantes. Resulta que es
famoso, hasta un Grammy ganó con su banda.
―¿Y
está guapo? ―preguntó Atziri.
―Pues
sí, no está mal. Pero dejen les cuento.
―¿Y
te tomaste fotos con él? ―preguntó Lizz, emocionada.
―Pues
no, ni me acordé de hacerlo. Pero en cuanto lo saludé…
―Qué
mensa eres, cómo se te fue a olvidar. Ya no podrás presumir en el face que conociste
a un famoso ―dijo Atziri, decepcionada.
―¿Pero
sí le pediste correo y teléfono y le dijiste que te agregara al face? ―preguntó
Lizz casi como en súplica.
―Sí…
no… bueno, es que al inicio solo nos presentaron y luego…
Sus
amigas parecían dispuestas a no dejara hablar, solo parloteaban y preguntaban,
bastante exitadas.
―No
lo puedo creer, ¿ni eso hiciste?, ¿pues en qué estabas pensando? ―exclamaron al
mismo tiempo, incrédulas.
―¿Me
van a dejar terminar de decirles el chisme, o no? ―gritó Jasmín, exasperada.
Ambas
quedaron en silencio, sabían que su amiga tenía el genio un tanto disparejo, y no querían perderse la historia,
que pintaba ponerse interesante.
―Okey,
como les decía, llegó el jueves a la clase de las siete de la mañana, supongo que
desvelado por el concierto del día anterior. Pedro me lo presentó sin ninguna
formalidad y de inmediato comenzó la plática.
Lo
que sea de cada quién, el hombre tiene presencia y supo captar la atención de
los alumnos. Se notó por su lenguaje que ha estudiado, leído; ya después me
enteré de que tiene una licenciatura en sociología, además de la música.
Se
suponía que el asunto duraría una hora, pero como los muchachos estaban muy
interesados, se prolongó un rato más, por lo que le dije a Pedro que tenía que
irme a mi siguiente clase. Le pedí que me disculpara con nuestro invitado.
Me
comentó que estaría con él desayunando en El Mesón de Catedral, por si quería
alcanzarlos. Pero no pude llegar. Al terminar mis clases fui a buscar a Pedro para
que me contara sus impresiones sobre la charla y si todo había terminado bien; me
sentía un poco incómoda por no haberme despedido como Dios manda.
―No
te apures, todo salió bien ―me dijo―, Fabián quedó encantado de hablar con los
chavos y de tomarse fotos con ellos.
Al
final de la charla, agregó:
―Si
quieres saludarlo, estará dando un taller en El Conservatorio, hoy y mañana
viernes a las seis de la tarde.
La
idea no me pareció mala, el viernes
tenía pensado ver una película, así que no me costaría nada llegar de pasada. Y
así lo hice. Entré a la sala de ensayos cuando el taller estaba finalizando; me
disculpé por no despedirme como era debido, comenté que los muchachos habían
estado muy contentos, que esperaba no fuera la última vez; le agradecí y me fui
al cine.
Como
a las diez de la noche llegué a casa y antes de dormir prendí un rato la lap
top para revisar el facebook. En el inbox había un mensaje de Pedro donde decía
que Fabián quería mi número de celular, que sí le autorizaba dárselo. Le
pregunté para qué asunto quería el músico comunicarse conmigo y no supo el
motivo, según él.
Tomando
en cuenta la buena impresión que me causó, accedí. La mera verdad me emocioné,
pensé en lo interesante que podría ser charlar con Fabián Casas, un jazzista
que ha viajado por el mundo y se ha codeado con grandes figuras del medio
artístico. Hasta le mandé invitación por face.
Media
hora después recibí un mensajito de texto de Fabián, que decía… mejor les leo
toda la conversación, aquí la tengo:
Fabián:
Me dio pena pedirte tu número de cel delante de todos, ¿te puedo ver?
Jasmín:
¿Eres Fabián?
Fabián:
Sí.
Jasmín:
¿Y cuándo nos veríamos?
Fabián:
Hoy. Hotel Mirador, habitación 215. ¿Te gustaría un vinito? Saliendo de la cena
te aviso y nos vemos.
―Uuuy
―se escucharon los gritos de emoción de Lizz y Atziri. Luego, seguí leyéndoles
la comunicación, grabada en los mensajes de texto del celular:
Jasmín:
Oye pero ya es muy tarde, son las 11 de la noche. Te lo catafixio para mañana.
Fabián:
Me voy mañana.
Jasmín:
Ups, está bien. ¿Dónde nos vemos?
Fabián:
Ya te compré tu vinito. Te veías bellísima hoy que fuiste al conservatorio.
―Woow
qué emoción, amiga. Sigue, sigue.
―Aquí
eché una mentirilla para no esperar tanto, le dije que andaba en la calle y no
que estaba en casa.
Jasmín:
Gracias. ¿Dónde nos vemos y a qué hora?, ¿sabes? estoy de visita en casa de
unos amigos, ya casi me retiro. Y como vivo lejos, pues me gustaría ir de aquí
directo contigo y no tener que ir hasta allá y luego volver.
Fabián:
¿Cuánto te tardas?
Jasmín:
Unos 30 minutos. ¿Y si te espero en el café Del Paseo?
Fabián:
No traigo coche. En 15 minutos me regresan al hotel, ¿nos vemos ahí? Cuando ya
vaya para allá te aviso para que me alcances.
Jasmín:
Está bien.
―Pasó un rato y el músico no me mandaba mensaje.
Era ya casi media noche, la verdad ya no se me antojaba salir y le mandé un
recadito diciéndole que ya iba para mi casa porque él se estaba tardando
demasiado.
Jasmín:
Lo siento, me voy a casa.
Fabián:
¿Por qué?
Jasmín:
Ya es muy tarde.
Fabián:
Espera, no seas mala, te voy a apapachar mucho al rato.
Jasmín:
¿A mí?
Fabián:
Sí, te quiero apapachar. Me estoy apurando y me gustaste mucho. Ya pasan por
mí para llevarme al hotel.
Jasmín:
¿Y quién te dijo que yo quiero que me apapaches? Ya es muy tarde, mejor
invítame a desayunar mañana temprano, antes de que te vayas al aeropuerto.
Fabián:
O te puedes quedar conmigo y desayunamos rico mañana…
Adentro
de la camioneta fue el acabose de gritos, aplausos e imaginación desbordada y
concupiscente de las amigas.
Jasmín:
No, no quiero quedarme contigo, ya voy camino a casa. Que disfrutes tu cena y
tu vinito.
―Como
a las dos de la mañana volvió a sonar un mensajito en mi cel.
Fabián:
Ya estoy en el hotel, ¿vas a venir?
―Obvio
que ya no contesté. Pero llegó uno tras otro.
Fabián:
¿Sí le caes?
Fabián:
Veeen.
―Ese
fue el último que mandó.
―Qué
tal con el Fabián, qué grosero. Artista tenía que ser ―dijo Lizz.
―Pero
esperen, la cosa no acaba ahí ―dijo Jasmín con tono pícaro―. Ayer en la mañana,
antes e irse al aeropuerto revisó su face y aceptó la invitación que le hice antes
de que pasara todo el show que les conté. Yo estaba en línea y me habló:
Fabián:
Hola mujer.
Jasmín:
Hola hombre.
Fabián: No se me hizo raptarte.
Jasmín: Quizá en otro momento, en
otra circunstancia y de otra manera.
Fabián: Siii. Y te veías preciosa en
tu clase de historia del arte. Así te recuerdo.
Jasmín: Gracias.
Fabián: Te quería atacar a besos,
Ji jiji.
Jasmín: ¿El cel al que te estuve escribiendo
es tuyo?, ¿por ahí se te localiza?
Fabián: Sí, pero solo lo uso en México,
lo apago llegando a casa.
Jasmín: Okey.
Fabián: +1(818) 512-0237, es mi
whatsapps también.
Jasmín: ¿Así sueles ser con las
chicas?
Fabián: ¿Hu?
Jasmín: ¿Raptarlas y atacarlas a
besos a los cinco minutos de conocerlas?
Fabián: Solo si me llaman mucho la
atención.
Jasmín: ¿La atención?
Fabián: Sí, que me gustan mucho.
Jasmín: Ya veo.
Fabián: ¿Te molestaste?
Jasmín: ¿Por?
Fabián: Porque te busqué.
Jasmín: No, solo que me gusta que
me pregunten si quiero ser raptada o atacada a besos a los cinco minutos de
conocerme. Que no lo den por hecho.
Fabián: No sabes cómo traté de zafarme
cuando te dije que ya fueras al hotel. Me tuvieron platicando arriba del coche
por una hora más. Hasta te compré vino tinto.
Jasmín: Además... insisto, antes
hay que preguntar.
Fabián: Te pregunté y dijiste que
sí.
Jasmín: Sí, claro, vernos. Pero de
ahí a que quiera que me raptes.
Fabián: Discúlpame, no me pude
contener.
Jasmín: Acabo de ver a Pedro, me
preguntó si nos habíamos visto el viernes pero le dije que no te lograste
desocupar de tu compromiso.
Fabián: A la próxima no te
pregunto, solo te tomo y te rapto como King Kong. Ji ji.
Jasmín: Jajaja, te aviso que practico
kickboxing.
Fabián: Y yo compito Krav desde
hace 10 años, me sirve para cargarte y abrazarte.
Jasmín: ¿Qué haces ahora?
Fabián: Preparándome para irme al
aeropuerto.
Jasmín: Es verdad, no te quito el
tiempo entonces.
Fabián: ¿Tienes Skype?
Jasmín: Sip, farelI04.
Fabián: Siii. ¿Cuándo te puedo ver
por skype para platicar?
Jasmín: Por lo regular estoy en
casa tranquila por las noches, pero no sé la diferencia de horario con Los Ángeles.
Fabián: Mira, según mi reloj, son
allá las once de la mañana.
Jasmín: Ah, es solo una hora menos
allá.
Fabián: Ya te agregué.
Jasmín: Ok, ya te agregué también.
Fabián: Sí. ¿Nos vemos por la
noche ya que estés en casa?
Jasmín: Espero que sí. He andado
como queriéndome resfriar.
Fabián: Ya ves, por no dejarte
apapachar.
Jasmín: ¿Qué tiene que ver una
cosa con otra?
Fabián: Uno se compone más rápido
Jasmín: Pero si me resfrié cuando
tú ya no estabas, no veo cómo me puedo curar más rápido si me hubiera dejado apapachar.
Fabián: Mmta, yo buscando
pretextos para estar juntitos y abrazarte mucho, y tú no te dejas. Bueno, nos
vemos en la noche, tengo que irme al aeropuerto. Besos ricos.
Jasmín: Hasta luego.
―No cabe duda, lo flechaste. ¿Qué
se siente ser objeto del deseo de un músico que ha ganado un Grammy? ―dijo
Atziri guiñando un ojo.
―De no ser por esas ínfulas que
tiene de galán soñado, que dio por hecho que yo quedaría rendida a sus pies,
capaz que sí acepto el vinito y todo lo demás. Si hubiera puesto las cartas
sobre la mesa, a lo derecho… En el pedir está el dar, hasta para eso hay que
tener estilo.
―Ay Jasmín, cómo dices esas cosas.
Claro que en ninguna circunstancia debes decir que sí a esas peticiones ―comentó
Lizz muy seria―, está bien que coquetees y platiques, pero de eso a hacer otras
cosas…
―¿Y al fin se comunicó anoche
cuando llegó a Los Ángeles? ―preguntó ansiosa Atziri.
―Sí. Les leo la conversación del
Skype? ―les dijo Jasmín esbozando una sonrisa maliciosa―. Primero me buscó por el inbox del face, luego ya nos pasamos
al otro.
―Pues claro ―exclamaron en un
grito las dos mujeres.
Fabián: ¿Ya estas es Skype?
Jasmín: Nop, ¿y tú?
Fabián: Me dices y me conecto.
Jasmín: Dame un momento porfas.
Fabián: Voy a la tienda.
Jasmín:¿Me compras un chocolate?, estoy
enfermita.
Fabián:
Okey.
Jasmín:
Cookies and cream.
Fabián: Te puedo hacer un striptis
y se te olvida un rato.
Jasmín: Jajaja, gracias por el
ofrecimiento, pero con el chocolate basta.
Fabián: Bueno.
Jasmín:¿Volviste?
Fabián: Sí.
Jasmín: Nuevo amigo, estoy lista
para ir al Skype pero te advierto que tengo cara de enferma. La de la foto que
aparece en mi perfil nadaque ver en este momento, tú sabes si te animas.
Fabián: Eres bellísima qué te pasa.
Yo: Gracias por la flor, pero
ahora no lo creo.
Fabián: Dejemos face, vámonos a
Skype. Ya estoy.
Jasmín: Ok, yo también.
Fabián: Entonces qué, ¿sí te voy
hacer tu strip? jiji.
Jasmín: ¿O sea que es
obligatorio?, es decir, ¿si no hay striptis no hay charla? Mmm, el problema es
que tengo conflictos con las imposiciones y la autoridad.
Fabián: No entendí lo último. Te
tengo una sorpresa: Me compré un derwear nuevo y te lo quería modelar, para que
se te olvidará tu gripa.
Jasmín: Jaja, me asusto. ¿No
prefieres platicar?
Fabián: No, tan grandota y te
asustas por cosas que ni al caso, te pasas.
Jasmín: Bueno, es que de todo hay
en la vida; tú también estas muy grandote y ¿siempre haces berrinches?
Fabián: Sí pero no me asusto.
Jasmín: Jajaja, al menos eres un
berrinchudo valiente.
Fabián: Eso sí.
Jasmín: Jajaja, okey, así son los
hombres del norte.
Fabián: Nunca me vas a dejar
coquetearte rico.
Jasmín: Pero coquetear no solo es
un show por Skype, hay muchas otras maneras, ¿qué no?, un galán músico como tú
debe ser experto.
Fabián: Sí pero también me gustan
otras cosas.
Jasmín: Estoy de acuerdo. Pero qué
pasa si la otra persona aún no se siente cómoda con esas cosas;todos tenemos
una manera distinta de ver lo mismo, quizá para ti sea lo más normal, quizá
para mí implique otras cosas.
Fabián: Por cerrarse, uno pierde
oportunidades
Jasmín: ¿Oportunidades? Dime cuáles.
Fabián: Ash, olvídalo Jasmín.
Jasmín: Qué pronto te enojas, está
bien, lo olvido.
Jasmín: Qué serio, mmmm
Jasmín: ¿Así te vas a quedar para
siempre?
Fabián: Hasta que me hagas caso
Jasmín: Pues sí te hago caso,
estoy aquí platicando contigo, no te estoy ignorando
Fabián: Ash, okey me retiro
Jasmín: Está bien, que tengas buena
tarde.
―Y dale con el striptease, ¿pues
que estará muy dotado o qué?
―Calla, Atziri ―exclamó enojada
Lizz.
―Aún no termina la conversación. A
los cinco minutos se conectó de nuevo.
Fabián: Hola mujer.
Jasmín:
Hola hombre.
Fabián:
Déjame te mando video de nuevo, enojona preciosa.
Jasmín:
¿Es promesa o amenaza?
Fabián:
Me compré los undies para modelártelos y me los despreciaste.
Jasmín:
No te los desprecio, Fabián. Eres una persona interesante, pero no vemos las
cosas de la misma manera, es todo.
Jasmín:
¿No me dices nada?
Fabián:
Oye, sexy. ¿Cuándo me vas a dejar hacerte tu striptis?
Jasmín:
Y dale, ¿eres obsesivo?
Fabián:
Entonces ¿me dejas?
Jasmín:
¿Es que no podemos ser amigos de los que no se hacen striptis?
Fabián:
O de los dos. Eres como una fantasía.
Fabián:
¿Entonces no?
Jasmín:
¿Y si prefiero tenerte como amigo de los que charlan a todo dar y de vez en cuando
se van a tomar un café o un vinito y quién sabe si después… lo demás?
Fabián:
Se pueden perfectamente las dos.
Jasmín:
Pero yo quisiera solo una.
Fabián:
Okey entonces ya no te molestaré más, ciao.
Jasmín:
Oyee, ¿o sea que si no hay striptis no hay amistad ni plática?
Fabián:
Buen día
Jasmín:
Pues buen día.
―¿Cómo
la ven, amigas, con el jazzista?
―Qué
bueno que se haya enojado contigo, así ya no te molesta ―comentó Lizz muy
seria.
―No
creo. Como no está acostumbrado a que lo rechacen, verás que te volverá a
hablar.
―¿Tú
crees Atziri? La mera verdad me estoy arrepintiendo de no haberlo dejado que me
hiciera el striptease, ¿cuándo se ha visto tanta insistencia de un hombre por
hacerlo?, capaz de que sí había mucho que ver.
―Lo
que sí pensé, pero me arrepentí, fue decirle que sí y después burlarme: “¿Por
esa pequeñez hiciste tanto escándalo?” Bajarle
los humos. Pero no, no soy tan mala,
aunque se lo merezca por vanidoso y machín. En fin dejemos el tema y vayamos a
divertirnos. Guerrero, allá te vamos.
Jasmín
y sus amigas, felices de la vida, siguieron su camino.
Arelí Chavira es licenciada en letras españolas por la
Universidad Autónoma de Chihuahua con maestría en University of New Mexico in Las Cruces. Tiene
inédito un libro de relatos, Ética Jasmín,
en coautoría con J.Ch.M. Actualmente es profesora de literatura en la
Universidad Tec Milenio.
Jesús Chávez Marín escribe en los siguiente sitios:
http://issuu.com/luiscarlossalcido
Jasmín ya no hallaba la puerta con un músico internacional que la acosaba, y a veces no tan amistosamente. La farándula es alcahueta, pero nomás por encimita.
ResponderEliminar¿Será usted como este músico sin grammy? ¿o en serio por qué publica estas historias de secundaria sobre las correrías colegialas de una señora, las cuales ya conocemos todo mundo hasta la saciedad? ¿al arrimón? y ya caramba, dejen de escribir con tanta falta de ortografía "exitada" es "excitada", "incibilizada" con esa horrible "b", nos endilga sus aburridísimos manuales de Carreño de la escritura, o se afana en buscar comitas cuando a usted se le van todas las letras. Muchas.
ResponderEliminarTsss, esta morra me dio clases, le deciamos la señorita ave de jimmy neutron, era tan intragable que fuimos todos a hablar con el dire para que nos cambiaran de profe ahora amenaza con publicar un libro de esto porque pensara que nos importa su vida de con quien se acuesta o se deja de acostar mi carnalita de sexto escribe cosas mas interesantes
ResponderEliminarSee abrilis, : ) una cosa tan pendeja y la "cuentista" ni siquiera es capaz de escribirla ella misma
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