Cambio de planes
Por Cecilia Fernández y Jesús Chávez Marín
La semana fue de mucha actividad por el fin de mes, además de las tareas
habituales ya de por sí numerosas; a pesar de eso, desde el lunes había
agendado cita para un café con mi editor. Nos esperaba la tarea de afinar
detalles sobre el relato que yo tendría que escribir, así que acordamos vernos
en el Kaldi Victoria, el viernes.
Rápidamente llegó el fin; a las once de la mañana recibí una llamada confirmando
la reunión; me apresuré a terminar los pendientes familiares y de trabajo para
reservar tiempo. Llegó la hora y acudí al lugar de la cita, sin embargo él no
llegaba. Después de media hora pensé: “seguramente algo le habrá ocurrido.”
Luego de un rato me comuniqué con él, y me dijo lo mismo: que estaba en
el lugar que acordamos y ya creía que lo había plantado. No sabía yo que
hubiera otra sucursal en el centro. Cada uno esperaba en diferente lugar.
―Esmeralda ¡qué despistada! ―me dijo.
―¿Dónde estás? ―le contesté― ¡estamos perdidos!
Se dio un silencio repentino.
―¿Voy por ti, o vienes para acá?
Como la tarde estaba agradable y hacía tiempo no recorría esos lugares,
decidí irme caminando hacia la calle Victoria. Con agrado me di cuenta que
Chihuahua realmente ha cambiado, tenemos zonas turísticas iluminadas y a lo
lejos observé el lugar donde me estaría esperando el editor.
Conversamos buen rato de literatura, ni sentí pasar el tiempo, es
nuestro tema preferido, formas de escribir, estilos, correcciones, historias y
relatos de la región, todo muy interesante. En eso vimos llegar un señor muy
raro en bicicleta, la amarró a un poste y al entrar expresó con un trato muy
familiar.
―Hola, tocayo ―dijo, dirigiéndose a él, pero me tendió la mano a mí, muy
amable.
Los dos se llaman Esteban y a él me parece haberlo visto en algún lugar.
Traía un instrumento de madera un tanto extraño, algo fuera de lo común; al
preguntarle qué era respondió que una herramienta para fabricar artesanía de
cuero. La convivencia rompió el hilo de nuestro trabajo, pero el buen humor se
hizo presente.
De pronto Esteban me hizo una invitación, cuando surgió el tema de que
esta semana es la Muestra Estatal:
―¿Vamos al teatro?
―¿Cuando?
―¡Hoy!
Mi respuesta fue:
―Buena idea, ¡vamos!
Caminamos hacia el carro para dirigirnos al Teatro de los Héroes, no
traíamos el programa impreso, pero a mi acompañante le llegó una llamada a su
celular. Era su hermana para preguntarle dónde sería la función, pues ella
estaba en el Teatro de los Héroes y estaba cerrado. Recordando dónde pudiera
ser, pensamos que fuera en la Sala Subterráneo, por eso nos regresamos, pues
está muy cerca de Kaldi; nuestra sorpresa fue que tampoco ahí era la función.
Era en el Teatro de Cámara de la Facultad de Artes.
Pensé: ha de estar enamorado este pobre hombre, te invita y no sabe ni
dónde se presenta la obra, es como aquel que quiere ir y está perdido, o el que
quiere llegar y está preguntando a donde va, ¡jajaje! Pero bueno, la caminata
de ida y vuelta me gustó para observar el atardecer, las fuentes de colores, el
ambiente del centro era la mejor función de teatro en vivo con su
resplandeciente belleza; lo importante dejó de ser el teatro, sino la situación
tan divertida que se presentó en la confusión.
Cuando llegamos al lugar de la obra de teatro, ya no había lugares.
Jejeje. Por más que insistimos a los de la puerta para que nos dejaran pasar,
respondieron que estaba abarrotado, mas como andábamos de buen humor, siguió la
conversación, la convivencia y la lluvia de ideas de qué hacer enseguida
Como la noche era joven, decidimos ir al bar El Leñador donde se
presenta Miguel Aguirre, un showman que es muy divertido. Como llegamos
temprano nos ofrecieron una mesa en excelente lugar, cenamos rico y en el foro
se presentó una cantante de bonita voz y un repertorio de muchas canciones “de
amor y contra de ellos” que puso de moda Lupita D´Alesio; luego salió otra
joven que era muy llevada con el público, que no tenía tan buena voz como la
anterior, pero prendía con su entusiasmo y actitud.
Ya para entonces lo menos que nos importó fue el teatro; Esteban me
compró unas rosas pues es muy galante y bailamos canciones de todo tipo, luego
apareció Miguel Aguirre que con sus chistes nos hizo reír mucho y también
cantaba, tiene una voz de lujo. Terminamos la velada en la pista con una que
otra de las calmaditas, parecía que nos conociéramos de años, muy a gusto, en
confianza, y sin sentirlo se fue el turno completo, en tan agradable compañía.
Gloria Cecilia Fernández Aguirre estudió administración financiera en el
ITESM y tiene maestría en administración en la UACH. Es rotaria de corazón:
pertenece al Club Rotario de Chihuahua. Empresaria desde 1990, socia del
Bussines Network International BNI.
Jesús Chávez Marín escribe en los siguiente sitios:
Los fines de semana son divertidos y a veces algo confusos; la amistad se renueva y la frivolidad es la reina de la noche en los antros de Chihuahua.
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