El magonismo: encuentros y desencuentros con
la revolución
Por Raúl Sánchez Trillo
El mes de enero de 1923 un tren funerario
cruzó la frontera mexicana. Llevaba el cuerpo de Ricardo Flores Magón en un
regreso que se producía después de 19 años de exilio. Flores Magón fue
asesinado en la prisión de Leavenworth, Kansas, y su cadáver trasladado a Los
Ángeles; donde se le veló; recibió el homenaje de miles de
chicanos. Por voluntad de su compañera María Talavera y de Fernando Palomares, se le solicitó la colaboración de los
sindicatos mexicanos para inhumarlo en México.
Una de las primeras ciudades que recibió al
inquebrantable libertador fue Chihuahua; aquí los trabajadores montaron guardia
de honor en el teatro Centenario. En una carta su hija adoptiva, Lucille
Norman, el 12 de enero en Torreón, Coahuila, comentaba lo siguiente:
"En Chihuahua mi sorpresa y alegría
fueron inmensas. Varias organizaciones enviaron unas treinta coronas
fúnebres para la ceremonia conmemorativa. El gobernador y los miembros de la
legislatura del Estado entraron cuando se estaba cantando la Marsellesa. Los
dirigentes sindicales son jóvenes y entusiastas, y la sangre roja que corre por
sus venas los impulsa a perseverar en su
idealismo, y no la pasividad que tan lentamente mueve a nuestros camaradas de
¡la jornada de ocho horas y aumentos a salarios!" (1).
Ricardo Flores Magón fue recibido en todo el
país de la misma forma. Lejos quedaba ya la figura de aquel estudiante de
Derecho aprehendido por primera vez en un mitin contra la dictadura en 1876. La
Revolución había "triunfado" y otro régimen entraba en proceso de
consolidación, aunque una nueva disidencia social, fundamentalmente proletaria,
se abría paso encabezada por la Confederación General de Trabajadores, influída
por las ideas que Flores Magón había difundido y que alcanzaría su climax
durante el interludio Delahuertista. Ese era el México de los años
veintes, esos los
trabajadores que fletaron el tren funerario y recibían un ataud envuelto con la
bandera rojinegra.
Entre la
libertad, la clandestinidad y la cárcel
Durante su actividad política en México,
Ricardo Flores Magón estuvo varias ocasiones preso en la cárcel de Belén. Los
periódicos que publicó fueron blanco uno tras otro de la represión: El demócrata, Regeneración, El hijo del
Ahuizote y otros, se clausuraron por órdenes de Porfirio Díaz, hasta llegar
al extremo de prohibir rotundamente la publicación de los escritos del joven
revolucionario en la República Mexicana. Ante la disyuntiva de enmudecer para
siempre o ir a la cárcel, decide abandonar el país el 4 de enero de 1904.
A partir de ese momento se iniciaría en los
Estados Unidos la constitución de un núcleo revolucionario dispuesto a derrocar
al gobierno con todos los medios a su alcance. Se vuelve a publicar Regeneración en San Antonio, Texas, el 5
de noviembre de 1904, y el 28 de
septiembre de 1905 se forma la junta organizadora del Partido Liberal Mexicano,
en cuyas bases se llamaba a construir
organizaciones secretas en México. En la ciudad de San Luis, Missouri, se da a
conocer el programa del Partido Liberal, cuyo contenido debería servir para
aglutinar a todos los magonistas y convertirlos en verdaderos militantes en un
partido.
Ese documento contiene, según Eduardo
Blanquel, el primer diagnóstico, la primera síntesis de los problemas de México
que se produjo en este siglo (2).
Pero no todo fue miel y rosas. La mano de
Porfirio Díaz era tan larga que llegaba hasta Estados Unidos. Los magonistas
tuvieron que ejercer su actividad sorteando la persecusión del tirano, que
contaba para ello con la complicidad de las autoridades americanas, amén de las
miserias que tenía que pasar los revolucionarios y sus familias. Flores Magón
conoce también, en compañía de Juan Sarabia, las cárceles gringas.
Todo ello no
fue obstáculo para que el PLM realizara su actividad conspirativa. Se
preparaban los núcleos generadores de la rebelión de México, que sería iniciada
"...precisamente ahí donde el sueño porfirista de convertir al país en un
"México moderno" capitalista tomaba cada día más forma y amenazaba en
convertirse en una auténtica pesadilla para otros, es decir, los obreros de los
centros mineros y textiles más importantes de la época: Cananea y Río
Blanco" (3).
Vengan los horrores de la
represion: el miedo se acaba, la rebeldía contestará con la acción
Praxedis G.
Guerrero
Por los años 1906-1908, la situación política
en México se agravó. No solo se produjo la huelga de Cananea y la rebelión
obrera de río Blanco, sino también estallaron distintas revueltas armadas en
las que los miembros del PLM tuvieron mucho que ver. En agosto de 1906 existían
cuarenta grupos magonistas en México y Estados Unidos, con los que se pensaba
coordinar un levantamiento que fuera capaz de provocar la rebelión popular.
No obstante la base social con que se
contaba, este intento de insurrección fue frustrado por la debilidad orgánica
del PLM y la infiltración de la policía porfirista. Fracasan de esta manera los
levantamientos en Jiménez, Coahuila y Acayucan, Veracruz. Asimismo, son
arrestados los principales dirigentes del PLM en El Paso y en Juárez; escapando Ricardo Flores Magón rumbo a Canadá.
La persecución se volvió encarnizada. La
mayoría de los dirigentes cayeron en la cárcel. Flores Magón, Antonio
Villarreal y Librado Rivera fueron secuestrados el 23 de agosto de 1907 con la
intención de traerlos a México.
Como consecuencia, el PLM debió dividir sus
recursos entre la lucha legal en los Estados Unidos para liberar a sus presos y
la organización de la insurrección de México. En estas condiciones y con
discrepancias internas, se intenta un nuevo levantamiento en 1908. Sobre este,
Juan Gómez Quiñones escribe: "la fecha fijada para que estallara la
rebelión fue el 25 de junio de 1908, pero tanto el día 19 como el mismo 25
fueron arrestados muchos miembros en Casas Grandes, Chihuahua y El Paso, donde
la redada policiaca fue especialmente perjudicial. Los agentes se llevaron
documentos, armas, municiones y una gran cantidad de dinamita (proporcionada
por los mineros de Arizona).
Los planes se vieron afectados porque el
grupo con base en El Paso debía atacar Juárez,
ataque que según el programa de acción sería una señal para la movilización de
los demás grupos.
A pesar de la represión, los floresmagonistas
continuaron su labor con la férrea voluntad que los caracterizaba. La gente de
Viezca, Coahuila, grupo integrado por cincuenta hombres, se lanzó al ataque en
el momento previsto y ocupó temporalmente la población. El día 26, los
cincuenta hombres que formaban el grupo de Del Río, Coahuila atacaron Las Vacas
y los restos de la organización de El Paso asaltaron el poblado de Palomas,
Chihuahua con armas para solo diez hombres, aunque el contingente era más
numeroso.
Durante julio y agosto hubo acciones de
guerras esporádicas y, a pesar de las derrotas militares, se fijó
la fecha del 15 de septiembre para iniciar una nueva sublevación. Los restos de
la policía siguieron mermando las filas de los miembros y dirigentes de muchas
localidades. Estas detenciones, sumadas a las del verano anterior y a las bajas
en el campo de batalla, fueron tan numerosas que prácticamente acabaron con la
fuerza del PLM " (4).
Yo no peleo
por puestos públicos
Las vísperas del estallamiento de la
revolución de 1910 sorprendieron Flores Magón, recién salido de
una cárcel de Arizona, donde cumplió una condena de tres años en compañía de
Antonio I. Villarreal y Librado Rivera. La situación en México había variado:
la burguesía, que era el sostén de Díaz, se encontraba dividida y una parte
conspiraba contra él. Ricardo, siempre atento a los acontecimientos del país,
percibió lo que venía y se aprestó a preparar junto con sus compañeros nuevos
planes de insurrección, que incluían la toma de Baja California.
Las acciones magonistas coincidirían con las de
Francisco I. Madero, quien tiempo atrás prestó ayuda económica al PLM, viendo
en el incipiente organismo un medio para expresar su descontento contra la
política de Porfirio Díaz que se tornaba discriminatoria para su clase. Dicha
ayuda fue retirada tan pronto el PLM se definió con el programa de St. Louis,
Mo. y sus acciones se hicieron más radicales.
El deslinde entre las dos facciones se dio en
múltiples momentos. Ricardo dejó bien claro la existencia de dos revoluciones:
"La que se reducía a una lucha por el poder que garantizara los intereses
de una clase, y la revolución popular con una sola meta: destruír la propiedad
y con ella al estado y a las clases sociales" (5).
El movimiento
de Madero fue en ascenso hasta lograr los tratados de ciudad Juárez el 21 de mayo de 1911. Los magonistas fueron replegándose a
Baja California, que había sido tomada con anterioridad por una fuerza
expedicionaria de mexicanos y extranjeros que creó una gran polémica, y donde
fueron finalmente derrotados por un gobierno ya maderista. Flores Magón, al
descalificar a los demás caudillos de la revolución, se quedó aislado en los
Estados Unidos, donde varios de sus antiguos camaradas
desertaron.
El
revolucionario internacional
Con el PLM reducido a nada, Ricardo Flores
Magón optó por "dedicarse al primer y al último
recurso del activista: la propaganda" (6), aunque no por ello dejaría de
ser asiduo huésped de las cárceles americanas. Durante ese periodo forma la
Unión Obrera Revolucionaria, y junto con sus últimos correligionarios vive en
una comuna criando pollos y sembrando hortalizas y frutas.
Es por ese entonces que escribe algunas obras
de teatro, como el drama Tierra y libertad, y otras
hermosas páginas literarias en Sembrando ideas y rayos de luz. Pero ese intermedio de tranquilidad duraría
poco. El 16 de marzo de 1918 publica un manifiesto dirigido a "los
miembros del partido, a los anarquistas de todo el mundo y a los trabajadores
en general". Hace un llamado a los pueblos de todo el mundo
a insurreccionarse contra las burguesías nacionales, que en ese momento estaban
en guerra por repartirse el mercado mundial.
Por ese
manifiesto es nuevamente aprehendido junto con Libraro Rivera y condenado a 20
años de cárcel, de los que únicamente purgaría cuatro, antes de que lo sorprendiera la muerte, que ya presentía.
Ante la posibilidad de lograr la libertad si
hacía una solicitud de perdón a Washington, dejó escrito en una carta dirigida
a Nicolás T. Bernal: "¡No lo haré! En mis 29 años de luchar por la
libertad lo he perdido todo... he consumido muchos años de mi vida en las
prisiones; he experimentado el sendero del vagabundo y del paria. Me he visto
desfalleciendo de hambre. Mi vida ha estado en peligro muchas veces. He perdido
mi salud. En fin, he perdido todo menos una cosa; una sola cosa que fomento,
mimo y conservo casi con celo fanático, y no me retracto, y esa cosa es mi
honra como luchador. Pedir perdón significaría que abdico de mis ideales
anarquistas. No me retracto. Afirmo que si la especie
humana llega alguna vez a gozar de verdadera fraternidad y libertad y justicia
social, deberá ser por medio del anarquismo. No sobreviviré a mi cautiverio,
pues ya estoy viejo; pero cuando muera, mis amigos quizás inscriban en mi tumba
‘Aquí yace un
soñador’, y mis
enemigos ‘Aquí yace un loco’. Pero no
habrá nadie que se atreva a estampar esta inscripción: ‘Aquí yace un
cobarde y traidor a sus ideas".
Notas
(1) Gómez
Quiñones, Juan. Las ideas políticas de Ricardo Flores Magón. Ed. Era. México
1977, p 218.
(2)
Blanquel, Eduardo. Ricardo Flores Magón. CREA-Terranova. México 1985 p 63.
(3)
Hernández Padilla, Salvador. El Magonismo: historia de una pasión libertariana
1900-1922. Ed. Era. México 1984, p 29.
(4) Gómez
Quiñones. op cit p 53
(5)
Blanquel. op cit p 37
(6) Gómez Quiñones.
op cit p 77
Raúl Sánchez
Trillo estudió
la maestría en artes visuales en la
ENAP/UNAM. Escribe
crónica y cuento, sus textos han sido publicados en periódicos y revistas literarias de Chihuahua.
Actualmente es profesor de la Facultad de Artes de la Universidad Autónoma de
Chihuahua, donde también es el director.
Este autor inició en 1978 una abundante actividad narrativa; sus publicaciones eran notables por la belleza y la claridad de su redacción. También era fotógrafo de arte. Ambas actividades las sigue profesando con su gran estilo de artista.
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