La
pastorcita y el niño Madero
Por Fernando
Suárez Estrada
Tu meta es el cielo... ¡Ya!
en la tierra y para todos
hay que luchar por el amor, el amor,
por la gente y por los monos,
los árboles y las piedras,
las nubes, las emociones,
¡la justicia!,
las religiones, la paz.
Para ti nunca será
‘mañana será otro día’.
¡Todo tiene que ser hoy! ( 1 )
La
pastorcita Alma Rosa, animada, acariciaba las barbas de aquel hombre lloroso,
aniñado.
Francisco
I. Madero entendió el mensaje que los espíritus de sus ancestros le transmitían
a través de esa niña que le acercó sus ovejas, a los ruborizados troncos
chispeantes e hipnotizadores, para que sintiera lo calientito de su lana.
Y el
periodista Ignacio Herrerías, estando en la Hacienda de Bustillos, se quedó
asombrado del liderazgo que tenía aquel niño grande, amistoso por naturaleza,
soñador, de mirada de aspaviento, brillante, que se ganó la confianza y afectos
de otros niños gigantes también sedientos de justicia, quijotescos, como él. Y
lo que vieron sus ojos y escucharon sus oídos de comunicador se plasmó en la
memoria y en el seno mismo de la historia matria, y en la nacional, en los
siguientes términos:
A lo largo de la vía, formando grupos
o aisladamente, estaban hasta mil quinientos o dos mil hombres, todos con el
rifle al alcance de la mano, todos con los distintivos tricolores en el
sombrero y en el pecho cargado también de medallitas con santos, imágenes en
cartón... y siendo ya las seis de la tarde y la temperatura baja, habían
encendido fogatas... Otros estaban
tirados, durmiendo a pierna suelta, y muchas mujeres les hacían compañía,
calentando los alimentos. Se escuchaban canciones de frontera, y una, la de los
revolucionarios, dice así:
No quiero más Porfirio
ni Reyes, ni Corral,
al que quiero es a Madero
en la silla presidencial.
Terminaban esto y lo repetían sin
cesar. Es el Himno de la Revolución.
Detalle curioso –resalta la crónica–:
La mayoría de los revolucionarios son hombres de treinta y cinco años en
adelante... me lo explicaron diciendo
que la gente de estos rumbos respeta mucho a los padres y que estos dejan a los
hijos el cuidado de sus terrenos y de la familia... Distinguimos la capilla de la Hacienda, hermosa
hasta llamar la atención.
(Pregunté:) ¿En qué acción recibió
usted esa herida?
En la de Casas Grandes (respondió).
Pasamos a un grande y elegante
comedor. Madero ocupó la cabecera de la mesa, Sommerfeld su derecha, yo a su
izquierda. A mi izquierda Pascual Orozco y enseguida Steep (¡periodistas y
revolucionarios!).
Su carácter (el de Madero) es
verdaderamente infantil –subraya Herrerías–, y parece mentira que un hombre así
haya podido tener la energía suficiente para llevar a cabo una campaña política
y un levantamiento armado.
En la
entrevista del caso, Madero habló de sus ideales ante la situación económica y
política mexicana y ante la mirada camaleónica de los Estados Unidos. (2)
E
incluso Francisco Villa, que en la misma Hacienda se encontró con Madero “por
primera vez, quedó impresionado por ese hombre de ropas elegantes, mirada romántica
y modales refinados. Villa estaba ante el jefe de la revolución y presidente
provisional de la república, el personaje más importante que había conocido en
su vida...” (3)
La
pastorcita Alma Rosa, don Panchito Madero, don Alberto Madero Farías –tío de
aquel y en ese tiempo administrador de la Hacienda de Bustillos, propiedad de
la familia Zuloaga, sucesora del pelirrojo coronel Gabino Cuilty Valois, que
fue uno de los concurrentes a la defensa del México asediado por los
expansionistas americanos, en el frío y aciago diciembre de 1846; esposo este,
además, de doña Luchita Bustamante, media hermana de don Carlos María de
Bustamante, nada más y nada menos que uno de los redactores del acta de nuestra independencia–. Los
revolucionarios chihuahuenses y la sociedad mexicana enaltecieron la fresca
política maderista, basada en el sostenimiento de la soberanía nacional y la dignidad
del ciudadano libre. (4) (5) (6) (7)
Hay que luchar por el amor, el amor,
por la gente y por los monos,
los árboles y las piedras,
las nubes, las emociones,
¡la justicia!,
las religiones, la paz...
Al
escuchar de nuevo el calador himno de la
pequeña ovejera –mimando la barba de su amiguito Francisco– los niñotes
aquellos lloraron, fervorosos, y sus lágrimas bañaron sus medallitas de la
Virgen Guadalupana, que eran los escudos
que protegían a sus esperanzados corazones y al Chihuahuita, chulo y maderista,
de sus amores.
(1)
ESTRADA, Alma Rosa. “UNA MUJER TAN CERCA DE LA VIDA”. Edición Cynthia Idaly Piñon
Arras (LARISPE), Chihuahua 2018, pág. 33. La expresión “¡la justicia!” es
complementaria, agregada por el autor de este cuento-ensayo.
(2)
Ignacio Herrerías, en esa época, fue corresponsal de guerra del periódico EL
TIEMPO de México y publicó una serie de entrevistas ligadas al movimiento
revolucionario encabezado por Francisco I. Madero (11 de abril al 2 de mayo de
1911.- Libro: “MADERO EL INMACULADO, Historia de la
Revolución de 1910”.- Autor y
recopilador: AGUIRRE BENAVIDES, Adrián.
Editorial Diana, S. A., México, 1962, pp. 224 y 236 a 243).
(3)
VARGAS VALDÉS, Jesús. “VILLA BANDOLERO”. Editorial Planeta Mexicana, S. A. de
C. V., México, D. F., pág. 160.
(4)
CREEL DE MÜLLER, Lulú. “EL CONQUISTADOR
DEL DESIERTO.- Biografía de un soldado
de la República”. Talleres Lino-tipográficos de Imprenta Müller, Chihuahua,
1982, pp. 109 y 110. En estas páginas se narra que, bajo las instrucciones del
gobernador Ángel Trías, el coronel Cuilty fue comisionado “a defender la
integridad del suelo mexicano...
(llevaba) en él el orgullo de pertenecer a una patria joven, dadivosa,
definitiva... ahora, ante la amenaza de una mutilación que hacía tambalear la
integridad de México... (con) entereza psíquica... (y una estructura física
débil) se desplomó del caballo antes de llegar al Sacramento, aniquilado por un
derrame cerebral que hizo necesario que lo trajesen de vuelta para tratar de
salvarle la vida. ¿Qué hubiese sido de
esa batalla si el bronco y bravío pelirrojo hubiese podido seguir al frente de
su columna?...”. (La autora de esta obra guardaba ancestrales lazos familiares
con don Gabino Cuilty).
(5)
ALCARAZ, Ramón; BARREIRO, Alejo; CASTILLO, José María; ESCALANTE, Félix María;
IGLESIAS, José María; MUÑOZ, Manuel; ORTIZ, Ramón; PAYNO, Manuel; PRIETO,
Guillermo; RAMÍREZ, Ignacio; SABORIO, Napoleón; SCHIAFINO, Francisco; SEGURA,
Francisco; TORRESCANO, Pablo María; URQUIDI, Francisco. “APUNTES PARA LA
HISTORIA DE LA GUERRA ENTRE MÉXICO Y LOS ESTADOS UNIDOS.- Edición Facsimilar de la de 1848”. Siglo XXI
veintiuno Editores, S. A., México Argentina España, 1970, pp. 141, 142 y 143.
En esta obra, se deja constancia de la intervención del Coronel Gabino Cuilty
Valois en el episodio expansionista americano, atendiendo a la versión de
cronistas e historiadores de la época.
(6)
DOMINGUEZ MENDEZ, Humberto; GARCÍA GARDEA, Salvador; MARIONI MANRÍQUEZ, Manuel;
MARTINEZ MIRAMONTES, Rubén; RAMOS MOLINA, Humberto; SUÁREZ ESTRADA, Fernando y
TREVIZO NUŃEZ, Arturo. “DE SAN ANTONIO A CUAUHTÉMOC.- Herencia de Grandeza”. Secretaría de Cultura
de Chihuahua, 2019, pp. 29, 30 y 31. Se sintetiza la Historia familiar y militar
de don Gabino Cuilty Valois.
(7) El
reconocimiento a don Gabino como abuelo “fundador” de este extenso solar
norteño, se debe al historiador cuauhtemense, doctor Pedro Castro Martínez
(obra: “CIUDAD CUAUHTÉMOC,
CHIHUAHUA.- Crónica de su fundación”,
Universidad Autónoma Metropolitana y FONCA, México, pág. 15).
Fernando
Suárez Estrada hizo la licenciatura en periodismo en Escuela de Carlos Septién
García, se tituló con su tesis El espacio
ambiente nos informa, y la licenciatura en derecho en la Facultad de
Derecho de la Universidad Autónoma de Chihuahua, donde se tituló con su tesis Consideraciones generales en torno al
derecho a la información. Es autor de las siguientes obras publicadas: Cuentos tarahumaras (1975), en la
revista Comunidad, editada por la
Universidad Iberoamericana, y los libros Jesusita y otros relatos (2001), Caminos del villismo, de la hacienda de
bustillos a la epopeya” (2005), Milagro
en los alamitos, novela histórica sobre el nacimiento de Cuauhtémoc, Chihuahua (2012) e Identidad cuauhtemense. También es coautor del libro colectivo De San Antonio a Cuauhtémoc, herencia de
grandeza” (2019). Es Notario Público número dos para el Distrito Judicial
Benito Juárez, Patente expedida el 12 mayo 1989.
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