martes, 18 de agosto de 2020

Andrés Espinosa Becerra. Hágase a un lado, mi General, para que pase la tecnología

los martes
Hágase a un lado, mi General, para que pase la tecnología


Por Andrés Espinosa Becerra


Este nuevo libro de cuentos, magnífico, Siluetas en la resolana, del escritor Jesús Chávez Marín, tiene un inicio bellísimo, de trascendencia: “Sus ojos desde el trapecio”, cuento que me recuerda al cine italiano, en blanco y negro; es casi el guión cinematográfico de una historia amorosa que construye una figura femenina para convertirla en personaje importantísimo; un inicio lujoso que tiene Siluetas en la resolana.
Algo destacado que se aprecia en el autor es la historia del barrio y la ironía utilizada para contarla; ahí se incorpora otra característica más, la jerga dentro del cuento, esto es la manera de hablar cotidiana y de las calles, Chávez Marín es un observador que parece que siguiera la enseñanza de Chava Flores.
El sentido irónico al contar se le da fácilmente al autor, incluso cuando retoma las leyendas locales, lo cual se nota en el cuento que tiene como personaje importante a Pascualita.
En medio de ello Chávez ingresa un lenguaje que acostumbra y lo hace con naturalidad, aparente, porque está bien pensada, nuestro lenguaje: “me vale madre”, y “cuanta madre”, lo cual no es fácil de incluir oportunamente, aunque sean nuestras frases cotidianas. En el libro Colonia Rosario hay una frase magistral que se da en el cuento “Chulas fronteras del norte”, al respecto de unas jovencitas escolares que llevaron a un encuentro de poesía: “ …no entendieron ni madre, ni regresaron nunca…”
Es notable que el libro esté construido con sucesos de lo cotidiano.
Así, algo que podría ser no grato para el lector, es el tema del desamor, pero ahí está descrito y es un aprendizaje. Hablar y escribir de la desolación del desamor con suavidad, no es común y nada fácil.
Lo maravilloso de contar y un gran ejemplo de manejar la descripción, con las palabras de uso diario, es algo ejemplar en Chávez Marín, en todos sus libros.
Jesús Chávez Marín es un poeta, lo muestra en “Ciudad encantadora”: “salgo a la calle en la mañana fresca, con los colores bien realizados en el azul señalado por el sol desde el poniente.” Poeta de los días, que son los mejores poetas tradicionalmente.
Refiriéndose a la fotografía de una flor que capturó en su patio, dice: “ la visita de un ángel muy tempranito con sus colores, con su gracia, alguien a quien conocí de niño”.
Es indudable la importancia de Chávez Marín como escritor, poeta y editor, además como amigo.
Afirma:
“Cuando lees dialogas con el autor, pues construyes para ti las historias, los poemas, a través de los símbolos universales de nuestra cultura y a través de tu armonía personal. Al leer, escribes ese libro que tienes entre manos, con una mirada nueva.

Notas
1. Hágase a un lado, mi General, para que pase el progreso. En Villa contra las Caterpillars.
2. Chulas fronteras del norte. Colonia Rosario. Crónicas. Flor de arena.
3. Frases del autor, tomadas de su página de Facebook.
4. Chávez Marín, Jesús: Siluetas en la resolana. Editorial Oserí, México, 2020.





Andrés Espinoza Becerra, Córdoba, Veracruz 1958, hizo estudios de literatura hispanoamericana. Tiene tres libros de poesía publicados: Quinteto para un pretérito (1996), en coautoría con otros autores; Los días que no duermen (2004) y Una casa con silencio y patio (2019). En 1996 gana el premio Cuauhtémoc de poesía con Domingo Siboney. Tiene algunos proyectos en espera de aparecer, como El ramalazo de los recuerdos y El árbol de los ciruelos.

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