martes, 30 de enero de 2024

Redes sociales en la sociedad contemporánea. Marco Benavides

Redes sociales en la sociedad contemporánea

 

 

Por Marco Benavides

 

 

En la era digital, las redes sociales se han convertido en un componente fundamental de la sociedad contemporánea. Desde la creación de plataformas como Facebook, Twitter, Instagram y LinkedIn, la forma en que nos comunicamos, compartimos información y nos conectamos con el mundo ha experimentado una transformación radical. Este fenómeno no está exento de controversias, ya que su papel en la sociedad conlleva tanto ventajas como desventajas.

En primer lugar, las redes sociales han revolucionado la manera en que nos comunicamos. Han derribado barreras geográficas, permitiéndonos conectar con personas de todo el mundo de manera instantánea. Este fenómeno ha ampliado nuestras perspectivas y nos ha brindado la oportunidad de aprender de otras culturas, compartir experiencias y construir puentes entre comunidades diversas. La capacidad de mantenerse en contacto con amigos y familiares a través de plataformas en línea ha acortado distancias y ha creado una sensación de cercanía, incluso cuando la realidad física nos separa.

Además, las redes sociales han dado voz a grupos que anteriormente podrían haber sido marginados o ignorados. Las plataformas proporcionan un espacio para que individuos y comunidades expresen sus opiniones, compartan sus historias y promuevan causas importantes. Esto ha llevado a movimientos sociales que han ganado impulso a través de la viralización de mensajes y la creación de conciencia sobre cuestiones relevantes. La capacidad de organizarse y movilizarse en torno a problemas sociales a través de las redes sociales ha cambiado la dinámica de la participación ciudadana y ha contribuido a la construcción de sociedades más conscientes y activas.

Sin embargo, no todo es positivo en el mundo de las redes sociales. Una de las desventajas evidentes es la proliferación de la información falsa o engañosa. La rapidez con la que se difunden las noticias a través de estas plataformas a menudo supera la capacidad de verificación de los hechos, lo que lleva a la propagación de información incorrecta. Esto no solo socava la confianza en los medios de comunicación tradicionales, sino que también puede tener consecuencias significativas en la toma de decisiones, desde elecciones políticas hasta la salud pública.

Otro aspecto preocupante es el impacto en la salud mental. A medida que las redes sociales se han vuelto omnipresentes, también lo ha hecho la presión para mantener una imagen perfecta en línea. La comparación constante con los demás, la búsqueda de validación a través de “likes” y comentarios, y la exposición a estándares de belleza poco realistas pueden contribuir a problemas de autoestima, ansiedad y depresión, especialmente entre los jóvenes. La necesidad de ser «viral» a menudo lleva a una representación distorsionada de la realidad, creando expectativas poco realistas y perpetuando la cultura de la apariencia sobre la autenticidad.

A pesar de estas desventajas, las redes sociales han demostrado ser herramientas poderosas para el cambio positivo. La capacidad de movilizar a grandes audiencias para causas benéficas, campañas sociales y acciones solidarias es un testimonio del potencial positivo de estas plataformas. Organizaciones sin fines de lucro y movimientos sociales han utilizado las redes sociales para recaudar fondos, concientizar sobre problemas colectivos y presionar por cambios significativos.

No se puede negar que el papel de las redes sociales en la sociedad actual es complejo y multifacético. Si bien ofrecen ventajas innegables, como la conectividad global y la capacidad de dar voz a grupos marginados, también plantean problemas, desde la propagación de información falsa hasta el impacto en la salud mental. La búsqueda de una manera de equilibrar estos aspectos positivos y negativos es esencial para aprovechar al máximo el potencial de las redes sociales sin caer en sus trampas. La responsabilidad individual y colectiva, junto con la regulación adecuada, son elementos clave para garantizar que las redes sociales contribuyan de manera constructiva a la sociedad actual y futura.

 

29 enero 2024

 

www.medmultilingua.com/index_es.html

drbenavides@medmultilingua.com

 

 

 

 

Marco Vinicio Benavides Sánchez es médico cirujano y partero por la Universidad Autónoma de Chihuahua; título en cirugía general por la Universidad Autónoma de Coahuila; entrenamiento clínico en servicio en trasplante de órganos y tejidos en la Universität Innsbruck, el Hospital Universitario en Austria, y en el Instituto Mexicano del Seguro Social. Ha trabajado en el Instituto Mexicano del Seguro Social como médico general, cirujano general y cirujano de trasplante, y también fue jefe del Departamento de Cirugía General, coordinador clínico y subdirector médico. Actualmente jubilado por años de servicio. Autor y coautor de artículos médicos en trasplante renal e inmunosupresión. Experiencia académica como profesor de cirugía en la Universidad Autónoma de Chihuahua; profesor de anatomía y fisiología en la Universidad de Durango. Actualmente, investiga sobre inteligencia artificial en medicina. Es autor y editor de la revista web Med Multilingua.

Esta noche hablemos de Oppenheimer, Godzilla y el monstruo en la sala. Viviana Mendoza Hernández

Cine Viv

Esta noche hablemos de Oppenheimer, Godzilla y el monstruo en la sala

 

 

Por Viviana Mendoza Hernández

 

 

Hace una semana que se dio una noticia importante para dos de las películas más famosas de 2023. La verdad es que debería decir «las tres películas», pero en este momento ya se sabe que Barbie no se compara con lo que la semana pasada se anunció.

El asunto es que el peligro descrito en las cintas Oppenheimer y Godzilla Minus One no solo sigue vigente con todo y el cambio de siglo, las mejoras en la comunicación internacional y la experiencia de las catástrofes descritas en las dos películas.

El anuncio que esperaba es que el del Boletín de científicos atómicos de la Junta de Ciencia y Seguridad fundado en 1945 por Albert Einstein, J. Robert Oppenheimer y otros científicos que trabajaron en el Proyecto Manhattan que produjo las primeras armas nucleares. En sus inicios, en 1947, después de la Segunda Guerra Mundial, faltaban siete minutos para la medianoche. El reloj llegó a estar a 17 minutos para la hora del juicio final después de la Guerra Fría, en 1991.

Llevo la semana entera pensando en qué tanto debo hablar de Godzilla, cuánto de Oppenhimer.

Quien haya visto la historia del científico podrá recordar el proceso de elección y los pretextos detrás del Proyecto Manhattan, cuando Estados Unidos inauguró la Era nuclear en las horas anteriores al amanecer del 16 de julio de 1945 cuando detonó una bomba atómica de 20 kilotones con el nombre en clave «Trinity» en Alamogordo, Nuevo México.

Mientras que el ensayo de Alamogordo demostró muchos de los efectos de la explosión, no consiguió en cambio aportar una comprensión con sentido de la lluvia nuclear radioactiva, que no fue bien entendida por científicos del proyecto hasta años más tarde.

La conexión con Godzilla es la guerra que agonizaba cuando Estados Unidos dejó caer dos bombas atómicas en Japón: una fue una bomba llamada «Little Boy», sobre Hiroshima el 6 de agosto de 1945; otra fue una bomba denominada «Fat Man», sobre Nagasaki el 9 de agosto. Estas dos bombas juntas mataron unos 220.000 ciudadanos japoneses en el acto y más de 200.000 que murieron como consecuencia de la sobredosis letal de radiación. Muchas personas quedaron con secuelas físicas y problemas de salud a largo plazo debido a la exposición a la radiación. Además, los sobrevivientes, conocidos como «hibakusha», enfrentaron estigmatización y discriminación en la sociedad japonesa debido al desconocimiento de la radiación y a temores infundados.

Una nación que no perdona a sus autoridades haber enviado a jóvenes al suicidio mientras la gente moría bajo los ataques de Estados Unidos; gente enferma, débil, cansada, aterrada y hambrienta que no podía siquiera vivir sus duelos ante la destrucción que sufrían.

El gobierno japonés se rinde, se somete y queda en una situación que solo pudo empeorar al comenzar la lucha entre Estados Unidos y la Unión Soviética.

Gente que vivía entre ruinas físicas y emocionales buscaba adaptarse. La naturaleza seguía su curso como una entidad incontrolable. Eso es el monstruo que se asoma a una de sus islas cada poco tiempo (como los terremotos, maremotos, tormentas) y cuyo ciclo es cambiado cuando ocurre el primer ensayo nuclear submarino, Operación Crossroads, que fue realizado por Estados Unidos en 1946 en sus áreas de pruebas del Pacífico en las islas Marshall con el propósito de evaluar los efectos de las armas nucleares usadas contra buques navales. Más tarde, en 1955, la Operación Wigwam de Estados Unidos llevó a cabo un único ensayo nuclear submarino a una profundidad de 600 metros para determinar la vulnerabilidad de los submarinos a las explosiones nucleares.

Aquí ya estamos en la época considerada el cumpleaños de Godzilla: el 9 de abril de 1954 (cuando se estrenó su primera película) el mismo año que Oppenheimer fuera investigado por el gobierno de Estados Unidos y que le quitaran su autorización de seguridad, lo que marcó el final de su participación en el diseño y asesoría de políticas, como se describe en la cinta de Nolan.

Hay que recordar que es cuando en la película de Godzilla el gobierno japonés se ve obligado a sacrificar a su población para no arriesgarse en el fuego cruzado entre Estados Unidos y la Unión Soviética.

¡Y  eso que al principio de la llamada Guerra Fría ni los Estados Unidos ni la Unión Soviética tenían suficientes armas nucleares que desperdiciar! El punto es que en los años cincuenta, Estados Unidos estableció un sitio de ensayos exclusivo (Sitio de Ensayos de Nevada) y también usó un sitio en las islas Marshall (área de ensayos del Pacífico) para realizar ensayos nucleares. La Unión Soviética también comenzó a realizar pruebas en una escala limitada, fundamentalmente en Semipalatinsk en la República Soviética de Kazajistán. Los primeros ensayos fueron usados fundamentalmente para averiguar los efectos militares de las armas nucleares y para probar nuevos diseños de armas.

Unas tensiones exacerbadas y una atmósfera de miedo y sospecha actuaron como catalizadores para construir bombas más potentes y sofisticadas. Durante los años cincuenta se probaron nuevos diseños de bombas de hidrógeno en el Pacífico, mejorados diseños de armas de fusión.

Si volvemos a contexto actual de las películas, Japón no tuvo a Oppenheimer en su cines el año pasado debido a razones obvias. Ahora la película llegará a Japón el 29 de marzo de este año. Luego de esos meses de  controversia, hasta director de Godzilla Minus One, Takashi Yamazaki  tuvo que ver la película fuera del país para entender las conexiones que los cinéfilos encontraron al ver su homenaje al monstruo que encarna el horror generado por las armas nucleares, horror que no logran expresar en la cinta de Oppenheimer ni cuando él puede visualizar el resultado mientras el resto de la gente aplaude.

Nosotros, los admiradores de estas historias, aplaudimos el espectáculo que nos ofrecen cuando actualmente hay casi 13.000 armas nucleares en arsenales de el mundo y los científicos a cargo del Boletín de científicos atómicos de la Junta de Ciencia y Seguridad nos advierten que no es por optimismo que este año el reloj del Apocalipsis permanece a 90 segundos antes de la media noche.

Estados Unidos y China están al borde de una importante carrera armamentista nuclear. Un acontecimiento significativo en Estados Unidos es el debate sobre si su arsenal nuclear podría tener que aumentar durante la próxima década para contrarrestar la expansión de China. El argumento a favor de un arsenal nuclear estadounidense en expansión fue articulado recientemente en un informe de consenso de la Comisión bipartidista del Congreso sobre la postura estratégica de Estados Unidos, que argumentó que Estados Unidos y sus aliados deben estar preparados para “disuadir y derrotar” tanto a Rusia como a China simultáneamente. El informe recomendaba “ejecutar total y urgentemente la modernización nuclear de Estados Unidos”. La historia reciente sugiere que habrá una tremenda presión para ampliar aún más el arsenal nuclear estadounidense para compensar la aparente brecha de disuasión con China, incluso si hay evidencia de que más armas nucleares en realidad disminuirían la estabilidad y, por ende, la seguridad estadounidense a largo plazo.

¿No suena esto a los mismos pretextos que se dieron en la época de Oppenheimmer?

Se supone que la humanidad ha progresado y aprendido de sus errores. Que hemos avanzado.

Lo cierto es que avanzamos en el nivel de riesgo que tenemos para causar nuestra destrucción y la de todos los demás seres. Pasamos de los siete minutos antes de la medianoche a solo 90 segundos, desde el año pasado.

Es importante mencionar parte de lo que expresó John Mecklin, editor de Boletín de científicos atómicos de la Junta de Ciencia y Seguridad, este 23 de enero de 2024

 

«Hoy, una vez más fijamos el Reloj del Juicio Final a 90 segundos para la medianoche porque la humanidad continúa enfrentándose a un nivel de peligro sin precedentes. Nuestra decisión no debe tomarse como una señal de que la situación de seguridad internacional ha mejorado. En cambio, los líderes y ciudadanos de todo el mundo deberían tomar esta declaración como una cruda advertencia y responder con urgencia, como si hoy fuera el momento más peligroso de la historia moderna. Porque bien puede serlo».

«Todos en la Tierra tenemos interés en reducir la probabilidad de una catástrofe global causada por las armas nucleares, el cambio climático, los avances en las ciencias de la vida, las tecnologías disruptivas y la corrupción generalizada del ecosistema de información mundial. Estas amenazas, singularmente, y a medida de que interactúan, son de tal carácter y magnitud que ninguna nación o líder puede controlarlas. Esa es la tarea de los líderes y las naciones que trabajan juntos en la creencia compartida de que las amenazas comunes exigen una acción común».

 

Antes de dejar de escribir, cierro los ojos y recuerdo algunas escenas en las películas de Godzilla Minus One y en Shin Gojira. Quiero creer que tenemos esperanza aunque el monstruo sigue en medio de la sala.

 

Título original: Gojira -1.0

Año: 2023

Duración: 125 min.

País: Japón

Dirección: Takashi Yamazaki

Guion: Takashi Yamazaki

Música: Naoki Sato

Fotografía: Kôzô Shibasaki

Compañías: Robot Communications Inc., Toho. Distribuidora: Toho

 

Título original: Oppenheimer

Año: 2023

Duración: 180 min.

País: Estados Unidos

Dirección: Christopher Nolan

Guion: Christopher Nolan.

Libro: Kai Bird, Martin J. Sherwin. Biografía sobre: J. Robert Oppenheimer

Música: Ludwig Göransson

Fotografía: Hoyte van Hoytema

Compañías: Universal Pictures, Atlas Entertainment, Syncopy Production, Gadget Films. Distribuidora: Universal Pictures.

 

 

 

Viviana Y. Mendoza Hernández es egresada de la Facultad de Letras de la UACH, ha participado en diversas actividades de promoción y difusión cultural, así como de lecto-escritura para educación básica. Actualmente colabora (entre otros espacios digitales) en el periódico digital Voces de mi región en la sección de cultura y escribe en Estilo Mápula la columna Cine Viv. Es autora de las novelas Buscando una vida normal y Psicopompo.

Dicen que hay un dios. Dicen que dios tiene. Sergio Torres

Foto Pedro Chacón

Dicen que hay un dios. Dicen que dios tiene

 

 

Por Sergio Torres

 

 

Dicen que hay un dios. Dicen que dios tiene un libro con los nombres de quienes pertenecen a su reino. Dicen que tiene un plan para la humanidad, para cada uno de los hombres, en cada era del ser humano. Dicen que esto debiera ser consuelo del dolor de ver morir a los amigos que nos acompañaron, a los hermanos, los padres y abuelos, al desconocido cercano que se sentaba a tomar café en la mesa vecina en el restaurante habitual de los domingos ‒al menos para mí que tengo el hábito de ir al mismo lugar los domingos‒. En todo caso, lo que digan de dioses y demonios es solo una alegoría de una realidad difícil de manifestar con palabras, tal como el poder, la gloria y el amor de dios, inefables todos. No tengo el privilegio del don de la fe, pero tengo el deleite de la vista y la alegría de estar vivo, milagros en sí mismos dentro de un océano de milagros cotidianos que las más de las veces ni siquiera notamos. Existe dios, claro, para los que creen, y todo gira de acuerdo a su voluntad. Para mí, dios es amor.

 

 

 

Sergio Torres. Licenciado en Artes, músico desde la infancia, dibujante y compositor de canciones. Maestro de música por vocación.

…y vivieron muuuy felices. Aracely Sánchez Ruiz

Collage de Aracely Sánchez Ruiz

Yo opino/ la columna de Aracely

…y vivieron muuuy felices

 

 

Por Aracely Sánchez Ruiz

 

 

Antes de disponerme a ver los estrenos telenoveleros de Televisa y TV Azteca te voy a hacer un resumen de los últimos capítulos de Nadie como tú, que ocupó el horario de las 16:30 horas, por Las Estrellas, desde el 14 de agosto de 2023 hasta el pasado domingo 28 de enero.

Con el ridículo subtítulo de Si hay mezcal… hay amor, la producción de Ignacio Sada Madero se basó en la portuguesa Espírito indomável, de Sandra Santos, de 2010.

La versión de Televisa Univision tuvo como protagonistas a Karla Esquivel como Ximena Santana y Brandon Peniche como Salvador Figueroa, ambos hijos de sendas familias que alguna vez fueron amigas, pero terminaron siendo rivales.

Y es que hace más de 20 años, Teresa (Alejandra Barros), esposa de Raimundo Madrigal (Eduardo Santamarina), tuvo un amorío con el socio de este, José María Figueroa (Diego Olivera).

La furia de Raimundo (¡y cómo no!) al enterarse de la traición es tal que Teresa prefiere huir con sus hijos Eduardo, Jonás y Bianca, pero el marido ofendido la persigue provocando un accidente en el que dan por muerta a la más pequeña.

La realidad es que la niña ha sido rescatada por una mujer que, temerosa de quienes la acusan de brujería, escapa con su hijo llevándose a Bianca (a la que hace pasar por su hija Ximena) y consigue trabajo en la hacienda de los Figueroa.

Las vueltas que da la vida hacen que, al crecer, Ximena y Salvador se enamoren, a pesar de que él tiene una relación con Romina (Irina Baeva), quien cuenta con todo el apoyo y complicidad de su querida suegra Begoña (Elizabeth Álvarez).

Para estos últimos episodios, las intrigas y engaños de Romina y Begoña comienzan a tener su castigo, y mientras la primera es condenada a prisión por estafar a las artesanas del pueblo de Macatlán, que por cierto está en Oaxaca, la otra es asesinada por Raimundo, luego de descubrir que este mandó a matar a su hijo Matías.

En medio de todo, Hugo, el hermano adoptivo de Ximena (que resulta ser hijo de Raimundo y ha heredado su maldad) amenaza la vida de la protagonista y de la hija que espera, por lo que esta decide esconderse en una cabaña apartada. Para su mala suerte el villano encuentra el escondite, pero al tratar de acercársele cae en una fosa que ella hizo y queda inconsciente.

Aquí es donde me pregunto ¿cómo una joven menudita y embarazada puede cavar sola, en un día (porque se le ve con la misma ropa), un hoyo de más de dos metros de profundidad por dos metros de largo, y como uno y medio de ancho (a ojo de buen cubero), a donde tiene que bajar con una escalera, para atarlo de pies y manos antes que despierte? No me lo creo ni tantito, pero en fin, así son las novelas.

El caso es que en un descuido Hugo escapa y simula su muerte quemando su camioneta, donde ha puesto al volante a un cristiano que acaba de arrollar. Pero como en cualquier melodrama que se respete, el bien siempre triunfa sobre el mal: al intentar matar a su rival en amores y luego huir, recibe un balazo en el cuello y cae del caballo sobre una roca, quedando parapléjico.

Mientras tanto, Raimundo ha llegado hasta la hacienda de José María con la intención de matarlo, cuando llega la policía y le dispara, por lo que muere horas más tarde, sin poder escuchar el perdón de Ximena, que al final lo llama “papá”.

Otra que no termina bien es Romina, quien al salir (no sé cómo o por qué) de prisión y buscar trabajo solo consigue ser reclutada por un tipo que vende sus favores sexuales.

Y para el final feliz, Teresa y José María deciden irse a Europa y dejar las haciendas mezcaleras en manos de Ximena y Salvador, quienes por fin se casan, después de bautizar a su hija, que ya tiene un año.

Y en la toma final, en una vista aérea del festín de bodas, aparece la cursi frase que les comenté al principio: “Si hay mezcal… hay amor” …ahora resulta.

 

 

 

Aracely Sánchez Ruiz es licenciada en relaciones industriales egresada del Instituto Tecnológico de Chihuahua, trabajó 18 años en El Heraldo de Chihuahua, donde inició como correctora y los últimos doce años como reportera de la sección de espectáculos y cultura. Actualmente escribe notas y comentarios en Facebook.

lunes, 29 de enero de 2024

Académicos. Exposición temporal de tres artistas: Óscar Soto, Medardo Heras y Alicia García en el Poliforum Cultural Universitario. Lourdes Ramos Peña

Arte de Óscar Soto

Académicos. Exposición temporal de tres artistas: Óscar Soto, Medardo Heras y Alicia García en el Poliforum Cultural Universitario

 

 

Por Lourdes Ramos Peña

 

 

En Arte, se habla de una obra u obras académicas cuando en estas se observan normas consideradas clásicas, establecidas. Utilizan un particular método en su realización y siguen un canon de composición determinado, propio de una Academia de arte.

Las obras académicas suelen hacer gala de gran calidad técnica que a su vez está ligada a una época y lugar.

Esta colección, compuesta por tres artistas, muestra el trabajo de cada uno de ellos, de manera muy particular nos muestran su técnica, un sello que dejan plasmado en sus obras y que, al conocerles, se reconoce su estilo.

Alicia García Casauranc, egresada de la UNAM en la licenciatura de dibujo publicitario, estudió en la Advanced Specialisation in Illustration” en el Croydon College of Art and Design, en Londres, donde radicó y trabajó para casas editoriales. Tiene libros infantiles publicados en Europa, Estados Unidos y China. Dirigió la pintura mural del auditorio de la Dirección Académica de la UACH. Diseño la ilustración de carteles para conciertos y recitales de danza y música de la Facultad de Artes de la UACH. Es catedrática de la Universidad Autónoma de Chihuahua desde el 2003, donde imparte las materias de dibujo artístico y pintura, cuenta con 45 exposiciones colectivas, 20 individuales y 13 colectivas internacionales. Su pasión es el dibujo y la pintura de la figura humana y el retrato.

Medardo Heras, paisajista, participó en exposiciones individuales y colectivas, realizó varios murales en el estado de Chihuahua. Acompañó al maestro Aarón Piña Mora en la restauración de los murales del Palacio de Gobierno de Chihuahua en 2008, restauró los estucos de varias salas de la Quinta Gameros, intervino dos cuadros de caballete del Mtro. Leandro Carreón Nájera, restauración de los murales del Paraninfo Universitario, en el Sindicato de maestros de la UACH “Alma Mater” y en el mural de la cafetería de la Facultad de Bellas Artes.

Oscar Soto, retratista, su obra ha traspasado fronteras culturales regionales, estatales, nacionales e internacionales, tiene en su haber más de cien exposiciones individuales y colectivas, ha retratado a numerosas personalidades de nuestro estado y pintó la extensa Galería de los rectores de la Universidad Autónoma de Chihuahua que se encuentran en la Sala de Consejo del edificio de Rectoría. Restauró los murales del Paraninfo Universitario y realizó los murales que se encuentran en el vestíbulo.

Abierto al público en general a partir de enero de 2024.

Sortilegio de Aromas. Almudena Cosgaya

Dintel de Almudena

Sortilegio de Aromas

 

 

Por Almudena Cosgaya

 

 

En el corazón de la ciudad de Chihuahua, oculta a la vista de todos bajo el sol del mediodía, se encuentra una tienda peculiar. Su fachada es engañosamente sencilla, invitando a los transeúntes a descartarla como una simple tienda de libros viejos y curiosidades. Sin embargo, un letrero de madera cuelga sobre la entrada, sus letras azules desgastadas por el tiempo proclaman su verdadero nombre: «Sortilegio de aromas».

Al cruzar el umbral te asalta un aroma tan potente que arranca lágrimas de los ojos. Es el olor del recuerdo, casi puedes tocarlo. Una vez que tus ojos se aclimatan a la penumbra te encuentras con un anciano de ojos brillantes llamado Elías.

―¡Hola, extraño! ―te saluda con una sonrisa enigmática―. Eres bienvenido a explorar a tu antojo. Y si tienes alguna pregunta, estoy seguro de que la tendrás, estaré aquí para ayudarte.

Pronto comprendes por qué la tienda es famosa. No solo por sus velas aromáticas, cada una con un aroma único, sus poderes sobrenaturales, sino también por sus libros raros y las lecturas de tarot de doña Julia.

Un día, un hombre robusto y de aspecto cansado entró en la tienda. Elías le ofreció su vela más popular, la «Mneme». Esta vela desprendía un aroma a madera quemada mezclado con un toque de canela. Se decía que podía invocar recuerdos perdidos y revelar verdades ocultas.

El hombre, intrigado, compró la vela y la encendió esa misma noche. A medida que el aroma llenaba la habitación, comenzó a sentir una extraña sensación de déjà vu. De repente se halló en un bosque oscuro, el mismo aroma de madera quemada y canela flotando en el aire.

En aquel lugar se encontró con una figura sombría. Era él mismo, pero más joven. Revivió una memoria olvidada, una verdad que había enterrado hace mucho tiempo. La vela no solo había invocado su recuerdo, sino que también le había dado la oportunidad de enfrentarse a su pasado.

A medida que la vela se consumía, el hombre se sintió liberado de la carga de su pasado. Cuando la última llama se apagó, estaba de nuevo en su sala, pero algo en él había cambiado. Ya no era el hombre cansado que había entrado en la tienda de Elías.

Desde aquel día, el hombre visita regularmente la tienda, buscando nuevas velas y nuevos aromas, cada uno con su propio poder y significado. Y aunque cada visita revelaba una nueva capa de su pasado o su ser, también le daba la fuerza para seguir adelante.

Así, en la ciudad de Chihuahua, existe una tienda misteriosa, Sortilegio de aromas. Sus velas mágicas continúan cambiando vidas, un aroma a la vez.

¿Quién será el próximo en cruzar el umbral de Sortilegio de aromas? ¿Qué secretos revelará la próxima vela?

Solo el tiempo lo dirá.

 

 

 

Almudena Cosgaya descubrió su gusto por las historias desde niña; hacía fanfics de relatos ajenos, lo cual fue para ella un excelente entrenamiento para escribir luego sus propios cuentos, al darse cuenta de que en algunos de sus relatos de fanfic había creado un personaje que merecía su propia historia. Es autora de poemas y de prosa narrativa. En 2017 publicó su novela La maldición del séptimo invierno.

Don Arturo, el de Monterrey. Benito Rosales

Cocodrilo Bit

Don Arturo, el de Monterrey

 

 

Por Benito Rosales

 

 

Hace unos meses, en uno de los programas de Tiempo Literario del maestro Eligio Coronado, el buen amigo Arturo Mariño tuvo la atención de regalarme un ejemplar de su libro Cuentos del poeta y su bocota; una semana antes le había comentado que me interesaba comprarlo y él muy amablemente me lo obsequió. Tuvo además el detalle de platicarme largo y tendido varios detalles del mismo, de cómo había construido los poemas, de cuál era su intención a la hora de escribirlos.

Es fácil saber cuando alguien habla de algo que le importa y quiere, el tono de voz es diferente, los ojos brillan con intensidad, como si uno estuviera en una especie de trance, justo como Mariño trataba de transmitirme todo lo que había alrededor de sus textos.

En ese entonces estaba escribiendo reseñas de libros de escritores independientes y me intención era hacer lo propio con su libro, pero, por razones que no vienen al caso mencionar, la reseña se ha tardado, sigo con la misma intención y espero en su momento circularlo en mis redes sociales, pero por lo pronto quiero dedicarle en este espacio unas líneas.

Ignoro cuánto tiempo tenga El Poeta y su bocota, como se autonombra el buen Arturo en esta danza de las letras regias. Cuando un servidor comenzó a involucrarse, en el pasado 2015, él ya estaba ahí y en las conversaciones que tenía con amigos que escribían y asistían a eventos literarios, su nombre era uno de los que siempre salían a relucir. No pasó mucho tiempo para que coincidiéramos en algún lugar, y después de escucharlo leer quedé atrapado. La forma tan peculiar de interpretar sus textos, de dramatizarlos, es única. Matiza la voz para cada palabra, se acompaña de música y de otros elementos para crear la atmósfera perfecta para cada escrito. Ha logrado algo que muchos perseguimos y no tenemos certeza de algún día lograr: un estilo propio.

Ha conseguido mantener en su obra dos principios básicos del arte, algo a lo que muchos le rehuimos y tratamos de evitar en el quedabien. Dos lecciones trato de recordar cada vez que lo veo. La primera, y en mi opinión más importante, la idea de divertirse; más allá de si quien lo escucha disfruta, llora o ríe con sus textos y dramatizaciones, él si lo va a hacer, y eso se transmite y se siente. La segunda es la de darse la oportunidad de experimentar, ir más allá, de probar, de no limitarse: lo he visto jugar con las luces en transmisiones en vivo, ponerse una nariz de payaso, pasar al escenario con un bote de basura, tocar temas incómodos o poco recurridos en la poesía, con mucha naturalidad y valentía.

El desaparecido maestro Eligio Coronado lo llamaba don Arturo, yo lo tomaba como un gesto de nobleza del maestro hacía él, como los acostumbraba el con muchos de nosotros, pero después de cierto tiempo, me di cuenta que había algo más, y que la admiración y el respeto del maestro a Mariño iba más allá. Hoy, después tener la oportunidad de convivir un tiempo con los dos, de leer parte de la obra de El poeta y su bocota y escucharlo en vivo, coincido con totalmente: sí, es don Arturo, el poeta y cuentista avecindado en el mundo subterráneo, genuino y real, de Monterrey.

Monterrey, 28 enero 2024

 

 

 

Benito Rosales Barrientos nació en Monterrey, ha participado en varios talleres literarios de ciudad natal. Es autor de los libros: Sobre la cornisa del laberinto, poemas; Cuando estos cielos caigan como ojos de gato, poemas; Las flores del jardín, cuento, 2017; La niña y la serpiente, cuento, entre otros.

viernes, 26 de enero de 2024

Ceci n’est pas une sonate. Erbey Mendoza

Ceci n’est pas une sonate

 

 

Por Erbey Mendoza

 

 

                              Pero llora en vez de tocar.
                              Eusebio Ruvalcaba
 

 

          I

 

De muchacho, rebosante de fe,

soñaba con ser músico.

Hoy, rebosante de recuerdos,

sueña con haberlo sido.

 

Aprendió piezas y canciones

que justificaron

el modesto costo

de una guitarra mediocre.

 

Entre el Preludio de Brascianello

y el tun-da-ta de un vals

cupieron tantas

y, al final, tan pocas horas.

 

Y ha sido un amor

tan real como ilusorio:

como un púber de 15 años que,

empachado de suspiros,

mira a su vecina de 30

desde su secreta ventana.

 

 

          II

 

En algún momento

creyó encontrar en las notas musicales

todas las respuestas.

Ahora sabe que no fue así:

no eran respuestas lo que encontraba

en las melodías, las armonías y las escalas.

Eran más bien las distintas formas

y manifestaciones

de una sola y única pregunta,

hermosa e indescifrable.

 

 

 

 

Erbey Mendoza es doctor en filosofía por la Universidad Autónoma de Nuevo León. Es profesor en la Facultad de Filosofía y Letras de la UACH. Entre sus publicaciones están La expedición punitiva: reporte del General Mayor John J. Pershing (traducción, UACH, 2014), dos poemarios: Entorno de los días, con Víctor Córdoba (ICHICULT, 2016), y El destino en un sombrero, con Norma Luz González (UACH, 2019), además de algunos artículos de investigación en revistas nacionales e internacionales. Actualmente es miembro del Cuerpo Académico Estudios Humanísticos de la Cultura, del Sistema Nacional de Investigadores, y de la Asociación Mexicana de Traductores Literarios.

jueves, 25 de enero de 2024

La adolescencia. Jaime Chavira Ornelas

Foto Pedro Chacón

La adolescencia

 

 

Por Jaime Chavira Ornelas

 

 

Las heridas adolescentes

son parte de mi coraza,

gruesas gotas

que poco a poco secaron.

Seres vivos

que mueren junto a la nostalgia

y suspiros por la ausencia.

Las heridas que adolescen

son llagas de una guerra olvidada

por la madre perdida entre la gente

y los hermanos que se fueron.

Son heridas por los golpes

por tantas caídas en el fango

por tantos insultos de furia

y el indiferente abandono del amor.

Esas heridas que fueron profundas

son ahora rencores,

gritos callados por la luz de sanación.

Son heridas que sangraron

en las noches solitarias

saladas por el llanto

y firmamentos con astros lejanos.

Son las heridas que disiparon el odio y la vergüenza

y me enseñaron a amar

a perdonar

y ser perdonado.

Hoy solo son cicatrices.

 

 

 

Jaime Chavira Ornelas es un sobreviviente de la desintegración familiar; estudió comunicación y manejo de negocios en el Colegio Comunitario de Maricopa en Phx. Az USA; tiene diplomados en exportación, importación y manejo de aranceles por Bancomext, también varios cursos de inteligencia emocional y lingüística. Trabajo para empresas a nivel gerencial. Actualmente es pensionado por el IMSS. Escribe cuentos cortos y poemas ácidos.

Flor de látigo. Karly S. Aguirre

Flor de látigo

 

 

Por Karly S. Aguirre

 

 

Día de los enamorados del año de la rata, catorce de febrero de dos mil veinte. Había esperado ese día con ansias, tenía una carta importante que entregar, y no era precisamente una carta de amor. Durante todo el invierno había querido escribirle a Susana, pero no sabía cómo comenzar ¿Qué le iba a decir? ¿Discúlpame por haberme acostado con tu esposo? ¿Así nada más?

Susana era encantadora, de bella sonrisa y ojos luminosos. Mujer exitosa, mente brillante, católica y buena madre.  Era también la esposa de mi profesor de literatura, Franco Balcorta.

Todo lo que sabía de Susana era lo que se podía ver en redes sociales y algunas anécdotas triviales que Franco me contaba. Cuando hablaba de Susana, parecía hacerlo con genuino afecto. Pensaba que los hombres que engañaban a sus esposas las odiaban y por lo tanto hablaban mal de ellas con sus amantes, así lograban engrandecer a la amante y menospreciar a la esposa, pero Franco siempre aceptó que amaba a Susana, aunque también dijo que me amaba a mí y a otras veinte mujeres más con las que mantenía relaciones de todo tipo.

Era un hombre culto, ingenioso, atractivo. También era un famoso y reconocido escritor que había dado clases de teatro y literatura en diferentes escuelas. Las mujeres se ruborizaban solo con su presencia. Yo, al igual que la mayoría de las de la preparatoria, estudiantes y maestras, sentía una atracción por el profesor, pero, al ser una atracción que todas compartíamos, no le di importancia a mis sentimientos. Era como estar enamorada de un actor de Hollywood, alguien inalcanzable. Además yo tenía diecisiete años y el profesor ya era todo un hombre, veintitrés años mayor que yo. Una persona de su intelecto y educación jamás pondría los ojos en alguien de mi edad. Y tenía razón, porque fue hasta cinco años después de graduarme de la prepa que Franco y yo nos reencontramos.

Fue en un café famoso de la ciudad, al que todos los intelectuales, esnobs y hípsters acostumbran a ir. Kaldi Bolívar. Cerca de allí, en la calle cuarta, estaba la preparatoria. El profesor acostumbraba ir al café durante los recesos, y ese día no fue la excepción. Sus ojos se iluminaron al verme y una sonrisa fue naciendo en su rostro.

―Flor, qué gusto verte ―exclamó, mientras se aproximaba a mi mesa.

―Profesor, lo mismo digo ―respondí, y lo saludé de beso y abrazo.

―¿Puedo sentarme contigo o estás esperando a alguien?

―Adelante.

Colocó su maletín sobre una de las sillas y se sentó a mi lado, luego llamó al mesero y ordenó un café americano. Me sorprendí al darme cuenta de que seguía observando sus movimientos como una fan que quiere memorizar todo acerca de su ídolo. Luego mis manos comenzaron a sudar, estaba nerviosa, seguía viéndolo como a una estrella de cine.

Ese día en el café platicamos por horas, Franco ni siquiera regresó a su última clase.

―Recuerdo que para uno de mis cursos escribiste un guion que era muy bueno; le hacía falta una pulida, pero podría presentarse formalmente en el Teatro de cámara.

―Me halaga, profesor. Pero no creo que mi trabajo esté a la altura, además lo escribí cuando tenía diecisiete.

―Eso no importa, Flor, no menosprecies tu trabajo. Rimbaud tenía esa edad y míralo, inmortalizado como un poeta maldito.

Después de pensarlo un par de semanas, acepté. Sabía que la trama de mi obra era mala y los diálogos paupérrimos, pero lo que me interesaba era estar cerca de Franco, y claro, la experiencia de presentar mi obra en un escenario. Quizá, después de todo, tenía potencial.

Franco me citó en su casa para trabajar. Esa tarde fue la primera vez que probé sus labios y que sus manos exploraron el terreno virgen de mi cuerpo. Susana, por supuesto, no estaba en casa, había ido a Guadalajara y estaría allá una semana.

Fue el primero de muchos encuentros, no solo nos veíamos para hacer el amor, a veces íbamos a desayunar en alguno de los restaurantes de la calle Victoria, o simplemente a platicar en el parque Lerdo. A veces se le olvidaba que era un hombre casado y me besaba en el parque, a plena luz del día, pero luego recordaba que éramos un secreto y se apartaba.

Con el tiempo fue mostrando su verdadero rostro. Me confesó que además de mí tenía otras amantes, algunas ni siquiera las veía más de una vez. No era tan ingenioso, a veces le inventaba a Susana historias inverosímiles cuando estaba conmigo, para justificar su ausencia. Creo que el truco era sonar muy confiado de sí mismo y así cualquier sandez puede pasar.

Lentamente fui desprendiéndome de Franco, cada vez respondía menos sus mensajes y llamadas, y verlo ya no me llenaba de ilusión. A veces hubiera preferido haberlo admirado eternamente y no haberlo amado como hombre. El amor se acabó pronto, casi de inmediato, cuando después de un chequeo de rutina mi doctor me informó que estaba contagiada de VPH, virus de papiloma humano. Muy común en estos días por el libertinaje sexual, del cual yo y Franco éramos parte.

Caminé cabizbaja de regreso a casa después de visitar al médico, llamé un par de veces en el camino a Franco, pero no me respondió. Y no volvió a responder nunca más.

La carta era mi venganza, dejaría de ser una dulce flor para ser una flor de látigo, su castigo. También era una forma de redimirme, de liberar a Susana de ese matrimonio, aunque le doliera la verdad.

Miré el reloj, eran las nueve de la mañana, tenía que darme prisa si esperaba dejar la carta en el buzón antes de que volviera a casa del trabajo.

Tardé un par de horas en terminar la carta. Aunque no era muy extensa me frenaba con cada recuerdo y repensaba mis palabras, tenía que ser directa, pero no cruel. Terminé de escribir a las once y tardé una hora y media en llegar hasta la casa de Franco y Susana, que viven a las afueras de la ciudad. De camino repasé mentalmente lo que había escrito.

 

Estimada Susana:

Durante mucho tiempo he pensado cómo decirte esto sin que te duela demasiado, luego me di cuenta de que no existe tal modo, así que solo lo diré y ya. Fui amante de tu esposo, sana, sana colita de rana. Sé que debió afectarte mucho leer esto, solo espero que sepas que lo lamento y mucho. Espero que en el fondo sepas que en realidad es una buena noticia: siempre es mejor darse cuenta ahora que después. Lamento no habértelo dicho antes, pero sobre todo lamento haber dado pie a esta relación y me duelen en el alma las consecuencias. Perdóname, aunque te tardes mil años, espero que puedas perdonarme. Sinceramente,

Flor.

 

Llegué a las doce y media a su casa, esperé medía hora en el auto hasta tener el suficiente valor y finalmente bajé con la carta y la puse en el buzón. Di la media vuelta y me fui con dirección a mi casa. Temía un poco a la ira de Franco, pero no tanto como a la ira de Dios, que se estaba desquitando en mi cuerpo por mis pecados.

Pasé la tarde con los nervios de punta, esperando alguna llamada o mensaje de Franco para reclamarme por haberle dicho la verdad a su esposa, pero nada sucedió. Fue a las nueve de la noche, cuando me preparaba para dormir, cuando llegó un mensaje de texto de un número desconocido. Decía: Gracias, ya lo sabía.

 

 

 

Karla Ivonne Sánchez Aguirre estudió en el bachillerato de artes y humanidades Cedart David Alfaro Siqueiros, donde estuvo en el especifico de literatura. Actualmente estudia en la Facultad de Filosofía y Letras de la UACH. Escribe relatos y crónicas en redes sociales.

miércoles, 24 de enero de 2024

El texto breve. Raúl Sánchez Trillo

Diseño gráfico de Raúl Sánchez Trillo

El texto breve

 

 

Por Raúl Sánchez Trillo

 

 

Ya circula entre familiares y cuates, presumo, la más reciente publicación de Jesús Chávez Marín, un bello y simpático librito donde el autor se solaza en el texto breve, su elemento sin duda. Chávez, como siempre, entrega nuevamente al lector un texto heterodoxo que oscila entre el aforismo y el post de Facebook, entre el poema japonés y el monólogo interior, entre fragmentos de conversaciones y la reflexión filosófica. Tal ejercicio encuentra su punto más emotivo en las evocaciones del hermano ausente. No faltan los consejos a los hijos como tomar cerveza clara y tequila blanco, por sus propiedades de transparencia sin olvidar que el alcohol es un diablo traicionero.

El rencor es tratado con una exacta dosis de humor: «Podría verte pasar pero este árbol te esconde. Podrías verme aquí sentado comiéndome una torta de lomo, pero ya sé que no me puedes ver. Ni en pintura». Diente de león es un librito para leer y releer como la oración de los Quince minutos.

 

―Chávez Marín, Jesús: Diente de león, Editorial Vía Áurea, México, 2021.

 

 

 

 

Raúl Sánchez Trillo estudió maestría en artes visuales en la ENAP/UNAM. Escribe crónicas y es profesional de la fotografía de arte. Fue director de la Facultad de Artes. También director de Extensión y Difusión Cultural y secretario general de la Universidad Autónoma de Chihuahua. Publica ensayos y crónicas en redes sociales.

martes, 23 de enero de 2024

Estoy vivo. Veo, respiro, siento. Sergio Torres

Estoy vivo. Veo, respiro, siento

 

 

Por Sergio Torres

 

 

Estoy vivo. Veo, respiro, siento, percibo, recuerdo, vibro, saboreo cada cosa que llevo a mi boca y cada momento que comparto con mis hermanos, con mi hijo, conmigo mismo y mis lecturas, mis plumas y el papel, mis colores. Soy un tipo simple, sin más pretensión que compartir el don de hacer música para que todos los que llegan a ser mis alumnos puedan ser felices con esa herramienta que puede poner sentido a lo que la emoción deja mudo. Busco una mirada, una sonrisa, unos besos y cientos de caricias en alguien que no está lejos pero no me pertenece. Tengo una nostalgia permanente por un abrazo que no llega, unos oídos que no escuchan, una piel que ya no puedo sembrar de besos y caricias persistentes. Espero la Luz de mi vida, de ojos grandes y labios sonrientes, esa que me inspire a sonreír en los momentos como hoy, en que diciembre se adueña del calendario y la muerte se asoma con esa sonrisa cómplice de liberación definitiva. En una noche como hoy, te entregaría la desnudez del cuerpo y el alma, si vinieras.

 

 

 

Sergio Torres. Licenciado en Artes, músico desde la infancia, dibujante y compositor de canciones. Maestro de música por vocación.

Tuya… mía… te la presto. Aracely Sánchez Ruiz

Yo opino/ la columna de Aracely

Tuya… mía… te la presto

 

 

Por Aracely Sánchez Ruiz

 

 

El pasado lunes (que por cierto fue quincena, quién fuera asalariado) el canal de Las Estrellas estrenó en su horario de las 18:30 horas la telenovela Tu vida es mi vida, que pinta como que va a estar buena… parece… ya veremos.

La producción de Angelli Nesma para Televisa Univision es estelarizada por Susana González como la exitosa empresaria Paula Lugo y Valentino Lanús en el papel de Pepe Castillo, quien administra el restaurante que tiene su familia en Lagos de San Juan; el otrora galán Juan Soler encarna a Lorenzo, el papá de la protagonista y un abuelo muy joven y muy, pero muuuy requete guapo.

Lisardo y Sofía Rivera Torres son los antagonistas (Rolando y Natalia), que fingen ser amigos de Paula, pero en realidad tienen negrísimas intenciones ‒él probablemente haya matado al marido para quedarse con la viuda; y ella pretende apropiarse de su fortuna‒.

Pues bien, comenzaré con una de mis frases habituales: ¿a quién se le ocurre? Porque esta mujer, al enterarse que tiene un tumor cerebral inoperable y le quedan pocos meses de vida, compra un camión de comida (food truck, le dicen ahí, porque les parece muy “nice” decir frases en inglés) y se lleva a sus tres hijos (y a la nefasta novia del mayor), con lo puesto, a un pueblo cercano a CDMX.

Su propósito, dice, es compensar el tiempo que no estuvo con ellos por pasárselo trabajando para que nada les faltara y al mismo tiempo enseñarles a ganarse el pan con el sudor de su frente, para que puedan valerse por sí mismos cuando ella ya no esté. Aunque ellos no están de acuerdo y no les resulta divertido haber dejado los lujos a los que estaban acostumbrados.

¿Y acaso tiene experiencia en comida? Porque no se ve que ella cocine, quizá de eso se encargue su empleado Marcos, interpretado por Pablo Valentín, quien al conocer a Gracia (Laura Flores), queda prendado, por lo que aparte de ocuparse de sus quehaceres se da sus mañas para dejarle recaditos, con bombas yucatecas.

Pepe es hijo de Alex (Roberto Mateos), quien hace unos años se disputó el amor de Isabela (Verónica Merchant) con Lorenzo y resolvieron el asunto con la cesión de unos terrenos en los que Paula decide poner su camión para vender paninis (¡mmm, qué rico!), justo frente al restaurante de comida mexicana (creo) de los Castillo.

Así se conocen Pepe y Paula, entre discusiones por el terreno y la competencia por la clientela de sus respectivos negocios de comida, por lo que “se caen gordos”, pero el tiempo, como en cualquier telenovela que se respete, cambiará las cosas.

En medio de todo este lío, Pepe se entera por un anónimo de la infidelidad de su esposa Malena (Elsa Ortiz), quien a toda costa lo niega. Lo que no sabe es que el “sancho” es su propio hermano Rafael (Pedro Moreno).

Y pues así comienza esta nueva historia que promete atrapar al público que dejó vacante la telenovela Minas de pasión, que terminó el 14 de enero, para mi gusto, sin pena ni gloria.

 

 

 

Aracely Sánchez Ruiz es licenciada en relaciones industriales egresada del Instituto Tecnológico de Chihuahua, trabajó 18 años en El Heraldo de Chihuahua, donde inició como correctora y los últimos doce años como reportera de la sección de espectáculos y cultura. Actualmente escribe notas y comentarios en Facebook.

lunes, 22 de enero de 2024

Dificultades de los escritores independientes. Benito Rosales

Cocodrilo Bit

Dificultades de los escritores independientes

 

 

Por Benito Rosales

 

 

En la entrega anterior escribí una breve aproximación sobre el valor de los escritores independientes dentro de la sociedad actual en el contexto personal de un servidor. En esta ocasión me gustaría profundizar un poco sobre dos dificultades que hay al ejercer este oficio, las cuales van de la mano de las condiciones en que desarrollan sus actividades.

Una de las principales, sobra decirlo, es la falta de financiamiento, al no contar con el respaldo de una institución, llámese pública o privada, el dinero para su obra corre por su cuenta, por lo que a menudo quien ejerce este oficio tiene un empleo formal en otra disciplina, y ejerce el del escritor independiente como segundo trabajo, en el cual no gana dinero, o gana poco, y gasta parte de sus ingresos del primer empleo. Pocos son los casos de escritores, quiero pensar que deben existir, que publican libros de manera independiente y tienen lectores cautivos que compran sus obras de manera regular y dándole una estabilidad económica al autor. Si bien existe la opción de vender libros bajo demanda, está no es accesible a la mayoría de las personas, los precios con editoriales independientes siguen siendo caros para el público en general, y opciones como Amazon están saturados de libros y el alcance de los libros de un autor que va solo, es mínimo.

Esto va de la mano con la segunda dificultad que deseo abordar: la autogestión, es decir, la necesidad de que el escritor, además de organizar sus propias finanzas, lo cual pudiera sonar obvio, tiene que hacer actividades extras al oficio de escribir, con la intención que sus obras lleguen a los lectores, y muchas veces, la gran mayoría, tiene que convertirse en vendedor y promotor, cuando menos, es decir, no basta con escribir, es necesario hacer por su obra, oficios distintos al de escribir, que requieren otro expertis y presupuesto.

Saltar de la venta de libros del primer círculo de familiares y amigos es quizá el primer gran reto del autor independiente, pues llegar a más personas implica tener una campaña de publicidad fuerte, en canales con mayor alcance que solo su voz y el vínculo afectivo en ese primer círculo. Hoy existen las redes sociales, y eso pudiera ayudar a lograr conectar con mayor número de personas, pero siempre con el reto de tener una buena estrategia para promover la obra.

No pretende este texto ser un artículo académico, sino una especie de catarsis escrita sobre los retos de escribir por su propia cuenta, con el deseo de que al pensar y repensar las cosas puedan llegar más ideas de cómo sobrellevar las dificultades para continuar escribiendo.

 

Monterrey, 21 enero 2024

 

 

 

 

Benito Rosales Barrientos nació en Monterrey, ha participado en varios talleres literarios de ciudad natal. Es autor de los libros: Sobre la cornisa del laberinto, poemas; Cuando estos cielos caigan como ojos de gato, poemas; Las flores del jardín, cuento, 2017; La niña y la serpiente, cuento, entre otros.

Un eco. Almudena Cosgaya

Dintel de Almudena

Un eco

 

 

Por Almudena Cosgaya

 

 

Emerjo del subterráneo, un espectro solitario en un mundo de vivos. Camino como un cadáver hacia su tumba, observando a las almas que pasan a mi lado. Ya no sonrío, he renunciado a ese gesto vacío, pues todos ellos poseen lo que yo anhelo. El mero pensamiento de ello enciende la ira en mi pecho.

Llego al trabajo, un lugar tan muerto como yo. Mi jefe aún no ha llegado, y mientras espero los fantasmas de la vieja oficina me acosan y susurran en mis oídos. Luego escucho llegar a los demás, con sus sonrisas y alegría que me enferman. Sus carteras llenas no hacen juego conmigo, es que no es bueno que se junten el hambre y las ganas de comer.

Anhelo el día quince de cada mes. Aunque llega rápido y se va de igual manera, mientras que con los otros se queda más el tiempo. Y mi lengua comienza a hormiguear en su contra.

No soy un mendigo que pide por Dios o por sus hijos, solo deseo que llegue más y más, sin importar lo que tenga que hacer. Ejercito una forma de mendicidad coercitiva, al igual que algunos animales. Molesto, ya no me veo en el espejo. No alimento mi cuerpo para que pueda durar más.

Entonces comienzo mi recorrido, y quisiera decir que mi vehículo se convierte en mi noble corcel, pero no tengo tiempo para cursilerías baratas. Solo hago lo que me piden y nada más, no quiero que la gente se detenga a decirme cosas, como esa de sonreír. Solo vine a trabajar por unos cuantos pesos y, ahora que no hay nada en mi bolsillo, me encuentro con ella. Una anciana que escucha mis palabras y hace eco con ellas. Se ha convertido en mi paño de lágrimas, una aliada perfecta pues cree en mí y en que las circunstancias que nos rodean no son justas. Me quiere. Así que me uno a ella y consigo envolverla en el dicho y en el hecho.

Muchos me miran y piensan que soy un ser atormentado, aunque lo cierto es que ahora que ya nada me importa, más que lograr mi objetivo, porque tengo uno y ella me ayudará a realizarlo. Ahora todo fluye a mi alrededor. No hay más cantos de sirena ni más preocupaciones, salvo pensar qué demonios haré para que la serpiente muerda.

Finalmente llega la hora de salir de ese infierno. Me dirijo a mi refugio y me vuelvo nuevamente un muerto. Cae la noche y creo que ya me conoce todo el barrio. Algunos me miran y otros me ignoran. Y me pregunto, cómo habría sido haber hecho lo que soñaba de niño.

Bostezo un par de veces antes de caer dormido. Mañana, volverá el ciclo. Pero esta vez, no despertaré. En su lugar, me sumergiré en un sueño eterno, dejando atrás este mundo cruel y despiadado. Y en ese último suspiro, el terror se apoderará de aquellos que me conocieron, dejándolos con la aterradora realidad de mi existencia y un par de calcetines les recordará mi pacto.

 

 

 

Almudena Cosgaya descubrió su gusto por las historias desde niña; hacía fanfics de relatos ajenos, lo cual fue para ella un excelente entrenamiento para escribir luego sus propios cuentos, al darse cuenta de que en algunos de sus relatos de fanfic había creado un personaje que merecía su propia historia. Es autora de poemas y de prosa narrativa. En 2017 publicó su novela La maldición del séptimo invierno.

domingo, 21 de enero de 2024

Maya y Wanka. Sigfrido Viguería Espinoza

Utrora

Maya y Wanka

 

 

Por Sigfrido Viguería Espinoza

 

 

                              Tú me mueves, Señor, muéveme el verte
clavado en una cruz y escarnecido,
muéveme ver tu cuerpo tan herido,
muévenme tus afrentas y tu muerte.

                              altísimo fervor franciscano no anónimo…

 

 

Maya

 

Pequeña mía… Maya,

viendo tu cuerpo lacerado

no pude socorrer por segunda vez tus gritos y dolor.

Tu, siempre tan mansa y dulce,

me haces dudar, con tu muerte, del amor.

El rumor de tu muerte venía…

Entre abrazos, tu mano siempre amorosa a mi mano,

tu cabeza buscando refugio en mi regazo.

 

Pedazo de perro victimado por la saña y el odio.

Me pregunto si estos pueden caben en el mundo de los perros.

Yo pienso en Gaza, pedazo – mía… en el horror que no tiene nombre

y en cambio nos abomina y abomino como todos los hombres.

 

Creo en los mártires de todo el mundo.

Donde los humanos, las cosas, las plantas y los animales,

nos hieren para siempre en lo profundo.

Estás tu ahora como Rocky, durmiendo el sueño de los justos.

 

En carne viva y propia lloro como todos los miserables.

Tus heridas e injusticia,

ungidas en cada desaparecido.

El fantasmagórico significado de la vida.

Pienso en todos los días un muerto,

sea humano, perro… todos… no alcanzo a nombrarlos,

como tampoco me alcanza el horror para entender el exterminio,

el cual lo hemos hecho, cada día más humano

inhumano

deshumano.

El dolor me embarga, pequeña mía… donde muchos piensan

que la muerte de un perro vale menos que la de los humanos.

¿Y cómo pensar en humanidad en la maldad en la perversión de las muertes de ahora?

Esas muertes diarias donde las personas desaparecen

y aparecen sacrificadas… ahí… endurezco mi corazón… y luego se disuelve.

Me encuentro tan vulnerable como tu… pequeña mía.

 

Y te nombré Maya… pensando en árabe –gracia–

que me ha robado la injusticia de tu muerte.

 

 

 

Wanka

 

Pequeña mía: Pensaba en ti

como ese personaje de Los perros hambrientos.

Eras valerosa, leal y fuerte.

Siempre lo fuiste… hasta el último momento de tu muerte.

¿Por qué tuve que ver cómo morías?,

una decisión que ya intuías.

Te estoy llorando como a Maya, como a Rocky… Capi… Natasha.

Y te lloro por todo el maltrato que pude infringirte,

por todo el amor que me faltó de darte.

Me faltó estar más contigo… entender que fuiste diferente, aislada.

Siempre estarás en tu nombre fuerte y ruda… vigorosa.

¿Como puedo con la ausencia de mis dos pequeñas?

He de buscarlas en el jardín… donde yacen sus cuerpos unidos a la tierra.

He de buscarlas en los ladridos, saltos y brincos, en la casa.

He de buscarlas en mis sueños y recuerdos perrunos.

He de buscarlas desde mi muerte… hasta encontrarlas.

 

 

En la desolación de mi casa, 18 y 19 enero 2024

 

 

 

Sigfrido Viguería Espinoza es licenciado en letras españolas por la UACH. Tiene estudios de maestría en educación y doctorado en pedagogía. Es profesor de literatura en el Colegio de Bachilleres y asesor académico en la Normal Superior de Nuevo Casas Grandes. Escribe una columna llamada Mito, Literatura y Realidad en El Diario de Juárez. Tiene publicaciones en la revista literaria Hambre, en el podcast El buen Cruel, diario digital de Agua Prieta. Ha publicado en semanarios y revistas literarias como Nosotros, Metamorfosis y Letra Nostra. Es promotor cultural y académico en Normal Superior José E. Medrano R, UACJ Nuevo Casas Grandes y UPN Nuevo Casas Grandes. Dedica su tiempo a la literatura, la discusión académica y el canto lírico. Publica constantemente ensayos y poemas en medios impresos y electrónicos. Tiene una columna semanal llamada Utrora en Estilo Mápula revista de literatura.

sábado, 20 de enero de 2024

Una carta para el poeta Andrés Espinosa Becerra. Edith Mora Ordóñez

Una carta para el poeta Andrés Espinosa Becerra

 

 

Por Edith Mora Ordóñez

 

 

Gracias, Andrés, por todo. Por los inmensos regalos para la vida: la literatura, la música, los sabios consejos para la escuela, para el amor, para la carretera, para ganarle al tiempo. Gracias por ser padre, guía, y mejor amigo. Gracias por los cuidados, el hombro, el pañuelo, las risas. Por abrir este camino. Estuviste siempre en todo, casi desde que tengo memoria y aun en la distancia. Y estarás siempre, conmigo, y con Lucía, a quien dejaste también regalos preciosos. Cómo iba a imaginar que partirías tan pronto… Tu voz, muy nítida, me acompaña, y mil recuerdos en una película que hoy no para de dar vueltas en mi mente. En mi corazón te guardo. Descansa en paz y vuelve para visitarnos de vez en cuando.

 

 

 

Edith Mora Ordóñez escritora, investigadora y profesora de literatura, es doctora en literatura y comunicación por la Universidad de Sevilla, Programa Interdisciplinario en Estudios Culturales; licenciada en letras españolas y en ciencias de la información por la Universidad Autónoma de Chihuahua. Fue ganadora ex aequo del XXVII Premio de Escritores Noveles de la Diputación de Jaén (2017). Es autora de los libros Las alas doradas de Bruno Schulz (Armas y Letras, 2016) y Lugares para huir de la oscuridad. Espacios absolutamente otros en torno a la guerra (Diputación Provincial de Jaén, 2018). También co-editora del libro Afpunmapu/ Fronteras/ Borderlands: Poéticas de la frontera Chile-México (Ediciones Universitarias de Valparaíso, 2015).

jueves, 18 de enero de 2024

Mamá. Marco Benavides

Foto Pedro Chacón

Mamá

 

 

Por Marco Benavides

 

 

En el crepúsculo de la vida, cuando el sol parece desvanecerse en el horizonte, nos enfrentamos a esa inevitable realidad. Aquellos seres queridos, con los que hemos compartido la vida, se van. Es en esos momentos de profunda tristeza y silenciosa reflexión que el alma se ve envuelta en una amalgama de emociones, tejiendo hilos que conectan el pasado con el presente.

La vida nos llevó por caminos diferentes, pero la amistad entre nosotros resistió la prueba del tiempo, arraigándose con profundidad en los recovecos de nuestras vidas. El saludo diario, las bendiciones compartidas. Hasta que el destino, en su inescrutable sabiduría, decidió cruzar nuestros senderos una vez más, no por alegría, sino por el dolor.

Lo supe hoy. La noticia de la partida de su mamá me dejó de pronto sumido en un abismo de pensamientos, recordando inmediatamente el dolor relacionado con la pérdida de mi propia madre. Las palabras son insuficientes, incapaces de capturar la esencia de los sentimientos, pero se intenta sinceramente de honrar la memoria de aquella mujer que dio vida a mi amiga, la que fue su fuente de amor incondicional y su sostén.

Cuando la conocí, me recibió con los brazos abiertos y una sonrisa cálida que se asemejaba al sol despejando las nubes en un día lluvioso. Irradiaba esa calidez maternal que trascendía lo físico, una energía que envolvía a todos los que teníamos el privilegio de estar cerca de ella. Pasaron los años, los caminos se separaron, y jamás la volví a ver.

Y entonces la vida decidió arrebatarla de su lado. La enfermedad, silenciosa y voraz, se apoderó de su cuerpo, dejando a su paso un rastro de dolor y despedida. En esos días oscuros, la casa que una vez resonó con risas se sumió en un silencio que parecía eterno. La madre de mi amiga, la guardiana de su felicidad, emprendió su último viaje hacia la eternidad.

Fue en el funeral donde las palabras se desvanecieron ante la magnitud del duelo. Las lágrimas, testigos de un dolor compartido, caían como gotas de lluvia sobre un jardín marchito. La ceremonia fue un tributo a su vida. Amigos y familiares compartieron anécdotas, risas ahogadas en lágrimas y susurros de agradecimiento por el legado que dejó atrás. Pero ninguna palabra, ningún abrazo, remedian siquiera el dolor de la pérdida de la mujer que nos dio la vida, vio por nosotros como nadie, luchó hasta vernos formados.

Después, cuando las lágrimas se han secado y el silencio se ha instalado en el hogar, con valentía y determinación, mi amiga continuó tejiendo su propia historia. Recordaba a su madre no con lágrimas, sino con sonrisas que iluminaban su rostro. Heredó su valor, su inteligencia y la receta de su sopa de pollo, que había sido un bálsamo en los días grises. La preparaba con devoción, como un tributo culinario a su memoria.

El jardín de la vida, una vez marchito, comenzó a florecer de nuevo. Las lágrimas de tristeza se mezclaron con la lluvia de la esperanza, y las risas, aunque diferentes, encontraron su camino de regreso al hogar. Mi querida amiga, ahora guiada por el espíritu de su madre, descubría la fortaleza en la vulnerabilidad y la belleza perenne de la vida en su partida.

 

17 enero 2024

 

www.medmultilingua.com/index_es.html

drbenavides@medmultilingua.com

 

 

 

 

Marco Vinicio Benavides Sánchez es médico cirujano y partero por la Universidad Autónoma de Chihuahua; título en cirugía general por la Universidad Autónoma de Coahuila; entrenamiento clínico en servicio en trasplante de órganos y tejidos en la Universität Innsbruck, el Hospital Universitario en Austria, y en el Instituto Mexicano del Seguro Social. Ha trabajado en el Instituto Mexicano del Seguro Social como médico general, cirujano general y cirujano de trasplante, y también fue jefe del Departamento de Cirugía General, coordinador clínico y subdirector médico. Actualmente jubilado por años de servicio. Autor y coautor de artículos médicos en trasplante renal e inmunosupresión. Experiencia académica como profesor de cirugía en la Universidad Autónoma de Chihuahua; profesor de anatomía y fisiología en la Universidad de Durango. Actualmente, investiga sobre inteligencia artificial en medicina. Es autor y editor de la revista web Med Multilingua.

Definiciones/ autodefiniciones, una lectura de Clandestina. Guadalupe Ángeles

Definiciones/ autodefiniciones, una lectura de Clandestina

 

 

 

 

(Méndez, Elena: Clandestina. Editorial Instituto Sinaloense de Cultura, México, 2023).

 

 

 

 

Por Guadalupe Ángeles

 

 

 

 

Esa belleza insomne que tiene nombre: Deseo.

Esa lucidez que solo puede responder cuando la llaman: Sinceridad.

Y es tan bello e inquietante saberse así, dilucidada, mostrada, elaborada en la vida de otra que sin embargo se parecen tanto y es tan dulce, tan desgarrada. Porque han de perdonarme, de un tiempo acá no soy capaz de hablar de ninguna otra mujer sin verme en el espejo de sus días, que les venga a decir que yo soy otra y esa otra soy yo y parezca disco rayado, fruta desconocida y de sabor tan familiar. Desoigo a los que vendrán a decir, a golpearme en sueños, que basta de decir que ser mujer es reiterar los dolores vividos y los goces robados, porque parece que no de otro modo es posible acceder al placer desde la intensidad que somos, amantes puestas a prueba siempre, silencios autoinfinglidos, más restas que sumas desde ese desamor que inevitablemente convocamos porque pocos saben que se puede amar en una sonrisa y en una noche con la misma intensidad con que otras dan la vida entera.

Ninguna Elena con ninguna guerra ha venido a desvelar, a denunciar lo que tantas hemos sido sin pudor y con tantas ganas que inevitablemente nos quedamos solas, porque pocos son capaces de saber que es posible: “Un gran amor puede vivirse el tiempo que dura una mirada, en una mirada”.

Universos compactos, dulces romances dueños de cabelleras negras y espaldas adoradas. Es así, es con eso con lo que esta entrañable Elena nos hace partícipes y dueñas vicarias de ese ardor, ese inacabable deseo que también a veces es un deseo de muerte (¿placer supremo?), nada sabemos de esa dama silenciosa que nos regala el traje de la inexistencia y mientras llega, habrá que desplegar el glamour necesario para transitar los días disfrazada de diosas, acostumbrar la dejadez que nos hace hundirnos en nuestros propios jugos por inacabables días, porque así somos: humanas y fallidas, terrestres criaturas y divinidades encarnadas al mismo tiempo: dueñas de contradicciones del tamaño de catedrales, niñas amadas y olvidadas, niñas perdidas y mujeres completas, porque lo inacabado nos define, lo no hecho, lo no encontrado forma la carne de nuestros días, la insuperable saudade de un amor pleno que no hemos visto más que en películas y  por pocos minutos de metraje.

Me quito el sombrero frente a la Elena Clandestina por la experiencia feliz y torturante que nos regala en este alimento nutritivo para nuestro espíritu hambriento: su poemario.

 

Méndez, Elena: Clandestina. Editorial Instituto Sinaloense de Cultura, México, 2023.

 

 

 

Guadalupe Ángeles nació en Pachuca, Hidalgo. Fue directora de la revista Soberbia. Entre sus obras se encuentran Souvenirs (1993), Sobre objetos de madera (1994), Suite de la duda (1995), Devastación (2000), La elección de los fantasmas (2002), Las virtudes esenciales (2005) y Raptos (2009). Ha colaborado en ÁgoraEl FinancieroEl InformadorEl OccidentalLa Jornada Semanal; en las revistas electrónicas nacionales Al margen y Argos y en las españolas: Babab y EspéculoPremio Nacional de Novela Breve Rosario Castellanos 1999 por Devastación.

miércoles, 17 de enero de 2024

Pedazos de éxito: el costo de una fortuna. Marco Benavides

Foto Pedro Chacón

Pedazos de éxito: el costo de una fortuna

 

 

Por Marco Benavides

 

 

En la bulliciosa ciudad de Tula de Allende, donde el ruido de los negocios y la vorágine de la vida moderna se mezclaban, vivía un hombre llamado Ventura. Desde joven, soñaba con alcanzar el éxito económico y erigirse como uno de los empresarios más prominentes de la región.

“Los únicos que te dicen que el dinero no hace la felicidad son aquellos que no quieren que lo tengas” era su mantra. No obstante, este sueño se convirtió en una obsesión que lo consumía día y noche, llevándolo a sacrificar su tiempo libre, sus relaciones personales y, lo más devastador, su salud.

Los años pasaron, y Ventura acumuló una fortuna que impresionaba a todos, incluso a él mismo. Poseía una mansión lujosa, un automóvil de ensueño y una cuenta bancaria que no conocía límites. El dinero lo hacía sentir masculino y poderoso.

Sin embargo, Ventura se alimentaba de comida chatarra cuando podía, fumaba un cigarro tras otro y se sumergía en jornadas laborales interminables, mientras que la falta de ejercicio y el estrés constante socavaban su bienestar físico y mental. La posesión de riqueza era su único motor.

Un día, el destino llamó a su puerta de manera abrupta. Ventura despertó con un dolor agudo en el pecho, ominosa señal de que algo no estaba bien. Alarmado, buscó la ayuda de un médico que le reveló la dolorosa verdad: problemas cardiacos graves amenazaban su existencia. La noticia sacudió a Ventura hasta lo más profundo de su ser, haciendo que todo el éxito económico acumulado palideciera frente a la cruel realidad de su propia mortalidad.

Sin embargo, y a pesar de las advertencias de los médicos, Ventura continuó aferrándose a la creencia ilusoria de que su riqueza podía resolver cualquier problema, incluso el deterioro de la propia salud. Ignorando las señales que su cuerpo le daba, la fatiga y la tos constantes, persistió en la persecución despiadada del éxito financiero, destruyendo incluso patrimonios ajenos, convencido de que el dinero por sí mismo era la única medida de su valía como ser humano, su única razón de ser.

Con el paso del tiempo, la salud de Ventura se desvanecía paulatinamente, y junto con ella se desmoronaban sus relaciones. Aquellos que antes lo admiraban por su éxito económico ahora lo veían como un hombre enfermo, destruido, obsesionado y distante. No pocos lo veían como un enemigo. La soledad se volvió su única compañera, consumiéndolo desde adentro.

Un día de diciembre, mientras contemplaba el atardecer desde la ventana, acostado en la incómoda cama de una fría sala del costoso hospital en donde esperaba la visita diaria del mejor médico de la región, Ventura reflexionó sobre el verdadero significado de la vida, una verdad que había ignorado durante demasiado tiempo. Una revelación golpeó su corazón debilitado repentinamente. Se dio cuenta de que había sacrificado años de su vida persiguiendo un sueño efímero que, al final, no le brindaba verdadera felicidad.

El dinero y las propiedades que poseía no podían comprar la salud perdida ni reparar las relaciones rotas. No le permitían siquiera respirar sin ayuda de las puntas nasales que infundían a sus pulmones el vital oxígeno a razón de tres litros por minuto. Ventura se enfrentó súbitamente a la realidad: había descuidado el amor, la amistad y el bienestar personal. En ese momento, la sensación opresiva en su pecho se intensificó, pasando luego instantáneamente.

En su lecho de muerte, Ventura no lamentó los negocios que no cerró ni las oportunidades que dejó pasar. En cambio, se sintió agradecido por haber descubierto la verdadera esencia de la vida antes de que fuera demasiado tarde. Sonrió por un momento. Irónicamente, su legado no fue el imperio económico que construyó, sino la lección que dejó a aquellos que lo rodeaban sobre la importancia de equilibrar ambición y bienestar.

Sin nadie a su lado, elevó una oración silenciosa al infinito, una costumbre que había perdido hacía décadas. Mientras trataba de recordar cuántas otras había olvidado, sus ojos se cerraron fatigados. Jamás alcanzó a escuchar al personal hospitalario iniciando en él las maniobras de reanimación cardiopulmonar.

 

9 enero 2024

 

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drbenavides@medmultilingua.com

 

 

 

 

Marco Vinicio Benavides Sánchez es médico cirujano y partero por la Universidad Autónoma de Chihuahua; título en cirugía general por la Universidad Autónoma de Coahuila; entrenamiento clínico en servicio en trasplante de órganos y tejidos en la Universität Innsbruck, el Hospital Universitario en Austria, y en el Instituto Mexicano del Seguro Social. Ha trabajado en el Instituto Mexicano del Seguro Social como médico general, cirujano general y cirujano de trasplante, y también fue jefe del Departamento de Cirugía General, coordinador clínico y subdirector médico. Actualmente jubilado por años de servicio. Autor y coautor de artículos médicos en trasplante renal e inmunosupresión. Experiencia académica como profesor de cirugía en la Universidad Autónoma de Chihuahua; profesor de anatomía y fisiología en la Universidad de Durango. Actualmente, investiga sobre inteligencia artificial en medicina. Es autor y editor de la revista web Med Multilingua.

martes, 16 de enero de 2024

Entre el ruido de la gente tu voz se mantiene. Sergio Torres

Entre el ruido de la gente tu voz se mantiene

 

 

Por Sergio Torres

 

 

Entre el ruido de la gente, tu voz se mantiene flotando, casi inmóvil, como la neblina sobre los campos de cempasúchil en el invierno húmedo del Valle del Fuerte. Tú estás lejos, pensando otras cosas, mirando otros ojos, morando otros corazones, besando otros labios. Entre la multitud me encuentro con tu figura acercándose a un puesto de cubiertos, esas frutas cristalizadas en azúcar que guardan todo el sabor con una textura deliciosa añadida con calor, cal y paciencia. Tomas un trozo de calabaza y uno de biznaga, pagas y te vas, dejando una estela de perfume delicado de bugambilias y cardamomo. Te pierdes de nuevo entre la gente, tu perfume se queda, tu imagen se disuelve entre lo que he visto y lo que mi cerebro te añade o elimina. Tú, la tú de la realidad común, se parece cada vez menos a la tú que mi corazón alimenta. Tal vez es deliberadamente más amable, más atrevida, más libre, más viva. Para mí, el recordarte es un ejercicio de imaginación y anhelo, una dosis diaria de nostalgia sin heridos, amor puro.

 

 

 

Sergio Torres. Licenciado en Artes, músico desde la infancia, dibujante y compositor de canciones. Maestro de música por vocación.

Hasta el título es ridículo. Aracely Sánchez Ruiz

Collage de Aracely Sánchez Ruiz

Yo opino/ la columna de Aracely

Hasta el título es ridículo

 

 

Por Aracely Sánchez Ruiz

 

 

Yo pensaba que ya no existía esa ridiculez de los finales de telenovela en domingo, pero me equivoqué. Este 14 de enero se transmitió por Las Estrellas el último capítulo de Minas de pasión, producción de Pedro Ortiz de Pinedo, estelarizada por Livia Brito (Emilia) y Osvaldo de León (Leonardo), con Anette Michel (Roberta), como antagonista.

Pero vamos por partes.

Minas de pasión está basada en La patrona de Telemundo (2013), que a su vez es una adaptación de La dueña (1984), telenovela venezolana.

En este punto quiero hacer notar que hace diez años no me perdí un solo día La patrona y me atrevo a decir que frente a las excelentes actuaciones de Aracely Arámbula, Jorge Luis Pila y Christian Bach, nada tienen que hacer Livia, Osvaldo y Anette, ¡pobrecitos!

Además, cabe aclarar que la versión de Televisa no se apegó a la de Telemundo, donde Tomás “El Tigre” Suárez, padre de la protagonista, interpretado por Javier Díaz Dueñas, muere al principio de la novela; en este caso ha de haber gustado tanto a la producción el desempeño de Alejandro Camacho como Julián Sánchez, que dejó crecer al personaje a lo largo de la trama.

Tan solo ese cambio debió haber generado otros tantos, pues entonces Zaira (Cynthia Klitbo), la mujer del “Tigre”, resultó no ser viuda, sino que al parecer (aquí debo confesar que solo vi los primeros cinco episodios y los últimos seis, incluido el final, de dos horas y media) se separó del marido por alguna razón que desconozco y anduvo coqueteando con un tal Marat (Pedro Sicard), que no sé de dónde salió.

Y entonces sucedieron cosas tan absurdas en esta semana que pasó, como que Leonardo le pide al jefe de la policía que le deje su pistola y este se la suelta ¿así nomás, como si fuera una pluma y un papel para anotar una dirección?

¿Qué tal esta? Nicolás (Íker García), el hijo de Emilia, que sabe que su abuela (Anette) le ha hecho mucho daño a su madre y a su tío Leonardo, llora en sus brazos. ¿Cómo? ¿No debería tenerle miedo?

O cuando Emilia decide donarle un riñón a la que fue su peor enemiga, Sara (Sylvia Sáenz), que le hizo la vida de cuadritos, y después de hacerse los estudios pertinentes anda tan campante caminando por el hospital, en vez de que la estén preparando para la cirugía. Y ya en el quirófano hasta tienen tiempo de conversar, ¡ay, ay!

Y a propósito de Emilia, que por un tiempo fingió ser otra persona haciéndose llamar Victoria Alcázar, si a estas alturas ya se había descubierto su verdadera identidad, por qué seguir usando lentes de contacto de otro color, aun durante la operación. ¿Y qué acaso no usan en ese hospital mascarillas para administrar la anestesia y el oxígeno?

Y me quedé de a seis cuando escuché a Aleida (Karyme Lozano) decirle a Fidel (Omar Germenos): “eres un mounstro” (tal cual, lo devolví varias veces para estar segura).

Y bueno, Leonardo, al enterarse que Roberta escapó, en vez de advertirles a Marijo (Valeria Burgos), una tal Cayetana y Nicolás, que están en la casa de la villana, solo les dice que se encierren, ¿qué no corrían peligro estando ahí?

Y mientras Roberta sostiene una copa con ácido que pretende arrojarle a la cara a Emilia, esta se ve tan tranquila, inmóvil en el suelo, recargada en una mesa.

Y luego estaba esa cursilería entre Emilia y Nicolás de: “yo te a-mo, tú me a-mas, yo más…” o algo así, ¡qué ridículos!

Y el tal Danilo (Rodrigo Brand), que según él va a rendir cuentas a la justicia para pagar por todas sus estafas, disque para hacerse digno de Sara y su hija, nunca se ve que pise la cárcel y luego sale con que se va con ellas a un programa de protección de testigos.

Y ahí tienes a la recientemente viuda Gigi (Alma Cero), que nada más vio solito y su alma al tal Marat y ni tarda ni perezosa le echó los perros.

Y cómo ves que la mala de la novela no se muere, pero se vuelve loca, y su hermana Joaquina (Mayra Rojas) la mantiene escondida en algún lugar secreto, aunque se da sus escapadas al pueblo donde ahora resulta que nadie la reconoce con la cara desfigurada, y ella que se cree tan bella y soñada, ¡hazme el favor!

Lo que sí me gustó fue que cuando el “Tigre” y la “Fiera”, que así le llama a Zaira, se reconcilian, deciden ir (o más bien venir) a conocer las Barrancas del Cobre, que “a barranquear”, dice ella. Eso es buena promoción para nuestro estado grande, ¿no crees?

En fin, la novela ya se terminó, después de casi cinco meses, con el clásico “juntos para siempre”, con beso y baile, con música de mariachi y letra de Christian Nodal.

 

PD: lo que me cayó más gordo fue que en la cortinilla final nomás tenían grabados 10 o 15 segundos de video, los cuales repitieron cuatro veces, ¡hazme (otra vez) el favor!

 

 

 

Aracely Sánchez Ruiz es licenciada en relaciones industriales egresada del Instituto Tecnológico de Chihuahua, trabajó 18 años en El Heraldo de Chihuahua, donde inició como correctora y los últimos doce años como reportera de la sección de espectáculos y cultura. Actualmente escribe notas y comentarios en Facebook.