miércoles, 10 de abril de 2024

Anita niña maravilla. Novela seriada, episodio 5. Fructuoso Irigoyen Rascón

Anita niña maravilla. Novela seriada, episodio 5

 

 

Por Fructuoso Irigoyen Rascón

 

 

La psicóloga decidió abrir la caja de Pandora.

 ―Ya se habrán dado cuenta de que en el Centro la mayoría ―se corrigió― casi todos los clientes están más malitos que Ana. Con problemas para expresarse, incluso para pensar. Como verán, Ana no encaja ahí.

―¿No encaja?

Es decir, mucha de la atención que el Centro da es enfocada a pacien… clientes con discapacidad intelectual. Incluso las terapias físicas ofrecidas ahí han sido adaptadas para ese tipo de personas.

Alfonso miró a la psicóloga mientras pensaba qué decir, no quería sonar grosero ni abrupto. Apenas ahora advertía que era esta una mujer bastante atractiva ―aunque petite, pensó― vestida de manera muy sobria y profesional ―como abogada, funcionaria de banco o psicóloga, bueno, eso era. Al fin pudo articular lo que pensaba, su reacción.

Y, ¿por qué simplemente no nos lo dijeron ellos?

Creo que tiene que ver con el entusiasmo que Anita demostró respecto a estar en el Centro. Pensaron que sería una gran decepción, que incluso se podría deprimir.

―¿Deprimirme yo? Si ni siquiera esa silla o estos fierros han logrado deprimirme. 

Por favor no arriven a conclusiones. No he dicho que Anita no pueda regre…, estar en el Centro ―cayendo en la cuenta de que tal vez se había propasado, no debería haber hablado del Centro como lo hizo, de hecho nunca había estado ahí. Había pues construído su discurso de lo que había oído y tan solo en eso. Trató entonces de enmendarlo:

Creo que debo recomendar que Anita vaya a la escuela regular, que acuda al Centro en la tarde, después de la escuela, para aprovechar las habilidades superiores de sus terapistas. Ni que decir, no necesita la terapia de lenguaje.

Tan solo para que el veredicto estuviera completo Alfonso preguntó:

―¿Y la terapia ocupacional?

Anita necesita muy poquita… podría integrarse a la fisio…

Alfonso ―muy controlado, ya que Aurora hubiera dicho lo mismo pero gritando y usando un lenguaje más florido― comenzaba a decir:

Pues bien…

―¿Algún problema?

Es que lo que usted recomienda… recomendará… es precisamente lo que ya veníamos haciendo antes de llevar a Ana al [dichoso] Centro.

Tragando saliva, aclaró su garganta y asumiendo nuevamente su posición doctoral:

―Pues yo les recomendaría encarecidamente que no tomen una decisión sino hasta que lo discutan con el director… directora… del Centro.

Pierda cuidado así lo haremos ―replicó Alfonso como terminando la conversación, la sesión, la visita; pero [como ya se venía haciendo usual] Anita debía manifestarse:

Ellos sabrán que hacer. Siempre saben.

La doctora los dejó ir entonces, se quedó con las ganas de ofrecerle sus servicios a Anita, y lo pensó: aquellos miedos, la posible depresión anticipada por la directora del Centro [o así lo pensó] y el sentimiento de vergūenza que confesó la niña. Pero seguramente ―se dijo a sí misma― una niña tan madura seguramente superará esos problemas…

Adiós Anita.

Adiós doctora.

 

 

 

 

 

El famoso médico y explorador Fructuoso Irigoyen Rascón, autor de Cerocahui, avisa que acaba de aparecer su nuevo libro, Nace Chihuahua, Gabriel Tepórame y Diego Guajardo Fajardo, los forjadores, publicado por la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez. En el colofón dice que la edición es de 2019, sin embargo, a causa de la pandemia, apenas acaba de salir de imprenta este agosto de 2021.

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