la columna de Bety
No soy celosa, pero si miedosa
Por Beatriz Aldana
No soy celosa, pero si miedosa: es el título de mi crónica de hoy. Y es la realidad de mi vida, cautela, mucha cautela para las cuestiones sentimentales, siempre observadora. Paradójicamente por un tiempo me permito abrir las puertas de mi desconfiado corazón.
Cuando obtengo el resultado del análisis concienzudo en la conveniencia de dejar abiertas esas puertas, en muchas ocasiones herméticamente cerradas puertas, entonces me permito sentir. Sentir verdaderamente.
Precisamente hoy, haciendo una introspección, observé en mí una cierta melancolía. No tristeza, esa no. Y me hice la pregunta de qué motivaba ese pequeño punzón en mi pecho y ese ahogo en mi garganta. Sorprendentemente me di cuenta de que la causa es precisamente ese sentimiento que va in crescendo cada día y me respondo: Oye, Bety: Son precisamente los dos primeros minutos de la magia del amor.
Entonces se preguntarán ustedes el porqué del título de mi crónica: «No soy celosa, pero si miedosa». (Ahí está el detalle), como dijese un famosísimo personaje de nuestro acervo cinematográfico nacional.
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