Hormigas en la pizzería
Por Erbey Mendoza
Fuimos a comer pizza.
Elegimos la Pavarotti.
No tanto por el nombre,
sino por los ingredientes
aunque algo hay de eso.
En su curiosidad infantil,
Ezra miró debajo de la mesa.
“Hay una fila de hormigas
acá abajo”
Miré y dije:
“Hormigas en la pizzería”.
El sonido de la frase
resonó en su curiosidad.
Me dijo a quemarropa:
“¿Por qué no escribes un poema
que se llame así,
Hormigas en la pizzería”?
Me pareció una idea excelente.
Tiempo después volvimos a ir
y me preguntó por el poema.
No había escrito nada.
Le explique que el misterio de la inspiración
bla bla, y otras excusas.
Semanas más tarde volvimos a ir
y me volvió a preguntar.
Y el poema: nada.
Volví a intentar excusarme.
En ese tiempo he escrito otros poemas:
quizá por temor a defraudarlo
he temido a ese poema.
No me ha llegado nada
más allá del título.
Hemos vuelto a la pizzería
varias veces.
Es un buen lugar.
Nos encanta la Pavarotti.
Es claro que, muchas veces,
contrario a lo que le he explicado,
es más fácil comer pizza
que escribir un poema.
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