De visiones tengo llena la vida
Por Sergio Torres
De visiones tengo llena la vida. Me levanto con curiosidad por ver qué sorpresas me tiene la rutina. Hay lunes de cine en que la fila para comprar boletos y palomitas me ofrece historias mágicas: la pareja que se está conociendo, encontrándose en los puntos en común, acariciando sus diferencias; la familia que disfruta su tarde libre, la organización de presupuesto y la división de palomitas y refresco entre cuatro; los que vamos al cine porque nos gusta el cine, su ilusión, las maneras de contar la misma historia una y mil veces. Los martes de tacos, en cambio, las sorpresas están un poco limitadas, o son de verduras o son de carnes, pescado, res, cerdo, pollo, camarón, nada exótico como venado, jabalí, cocodrilo, chapulines. Sin embargo, hay algo reconfortante en los martes de tacos: son martes de tacos, y su abanico de posibilidades es amplio. Estoy enviciado con la vida. Amo el pulso de mi corazón, arrítmico y todo, cuando medito en las mañanas, cuando me emociono, cuando me entrego a ser y ya.
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