miércoles, 17 de abril de 2024

Nájera Migoni y las maneras de nombrar el “alma”. Leonardo Meza Jara

Nájera Migoni y las maneras de nombrar el “alma”

Texto leído en la presentación del poemario Desmemorial espina, Premio Rogelio Treviño 2023, organizado por Editorial Tintanueva

 

 

Por Leonardo Meza Jara

 

 

I

El poemario Desmemorial espina (2024, Editorial Tintanueva) es una escritura para nombrar el “alma”, una búsqueda en torno al “alma” cuyos ramajes se extienden a través de una relación amorosa entre la poeta María Merced Nájera Migoni y su hermana Olivia. En los XXI cantos de este poemario, la escritura sobre el “alma” se despliega bajo la forma de metáforas y preguntas filosóficas.

En el tercer apartado del poemario (Ibidem., P. 11), se habla de “los espejos” en los que “habita” el “alma”. En los apartados noveno y décimo quinto (Ibidem., P. 17 y 23), se refiere una “esencia” que es el “alma”:

 

Quedará tu esencia

en un abismo límpido

      Aquellas risas         aquellos juegos

quedaron incendiados

en irreversibles ruinas de miedo…

 

A inicios del siglo XXI, indagar sobre el alma tal como lo hace el poemario Desmemorial espina (Ibidem.) es un acto que va a contracorriente de la hegemonía del pensamiento científico. En el campo de saber de la psicología y el psicoanálisis, los debates sobre el “alma” han sido desplazados por el estudio de la “pisque” o la “mente”. En el campo de saber de la neurología, las discusiones sobre el “alma” han sido sustituidas por el estudio fisiológico del cerebro.

La existencia de la inmaterialidad del “alma”, remite directamente a la existencia de la inmaterialidad de la “psique” o la “mente”. Hay una profunda condición humana, inmaterial, metafísica, que en la edad antigua fue referida como “alma”. En la modernidad ese sustrato humano que no existe materialmente ha sido nombrado como “pisque” o “mente”. Pero los seres humanos somos más que estructuras psíquicas o mentales, somos más que una materialidad que reside en las funciones cerebrales.

Desde el punto de vista filosófico, religioso o literario, el “alma” no puede ser reducida a la condición “mental” o “cerebral” del ser humano. Somos mucho más que equilibrios o desequilibrios que se manifiestan mentalmente (psicología, psicoanálisis), mucho más que patologías que se diagnostican como fallas cerebrales (neurología). En el poemario Desmemorial espina (Ibidem.) una de las formas mediante las cuales se nombra el “alma”, transcurre a partir de preguntas filosóficas:

 

¿Quiénes somos

                           al final de los días? (Ibidem., P. 12).

¿Dónde habita tu esencia

                                        hermana mía? (Ibidem., P. 17).

Quiénes somos… (Ibidem., P. 16 y 20).

 

Las preguntas planteadas son abismales y a la vez luminosas. En estas preguntas aparece el amor entre dos hermanas cuya edad difiere por dos años; las memorias de la infancia que se vuelven distantes y las sensaciones enraízan a los seres humanos en un mismo suelo, en un mismo cielo.

 

II

En el texto analizado hay una serie de indicios que señalan un padecimiento neurológico. Desde una perspectiva vivencial, María Merced Nájera Migoni poetiza el padecimiento de su hermana Olivia, que se refleja en la pérdida de la memoria, la ausencia de la capacidad del habla y el extravío de la racionalidad. El título del poemario es una forma de nombrar la desmemoria, el olvido y el silencio que crecen dolorosamente entre dos hermanas.

En la literatura mexicana hay antecedentes recientes que abordan casos de padecimientos neurológicos en familiares cercanos, en los que se hacen presentes la desmemoria, la incapacidad del habla y la pérdida de las facultades racionales. Coral Bracho escribió el poemario Debe ser un malentendido (Era, 2018), que trata el caso de Alzheimer en su madre. Rafael Pérez Gay publicó el libro biográfico El cerebro de mi hermano (Seix Barral, 2013), que narra la tragedia del filósofo y traductor mexicano José María Pérez Gay, quien pasó sus últimos días entre los oscuros pasillos de una enfermedad neurológica.

Rafael Pérez Gay refiere el padecimiento neurológico de su hermano a partir de una imagen, y enseguida lo conceptualiza en términos médicos:

(el) cerebro de mi hermano, enfermo desde hace años de unas dagas invisibles dentro de la cabeza que lo han postrado en una silla de ruedas cuya dirección es el limbo…

Cada vez que yo veía el cerebro de mi hermano y un neurólogo nos explicaba las zonas donde ocurrían pequeños infartos, yo sentía con claridad cómo se complicaba el diagnóstico y él daba un paso más en la oscuridad (Ibidem., P. 11 y 23).

María Merced Nájera Migoni menciona la misma imagen de las “dagas en el cerebro” y se refiere a la pérdida de la memoria y las capacidades racionales de su hermana:

 

Se derruyó algún recuerdo

dagas        cuchillos

                           en el cerebro…

Neuronas colapsadas… (Ibidem., P. 10 y 20)

 

En el texto narrativo de Pérez Gay y en el texto poético de Nájera Migoni, el padecimiento del hermano(a) es significado a partir de una imagen (la “daga” que se clava en el “cerebro”). Las imágenes son usadas en el territorio de la literatura, el arte o la filosofía, para referirse a cuestiones humanas como el alma. Los conceptos son usados en el territorio de la ciencia para referirse a entidades concretas como un padecimiento mental o cerebral. Las imágenes reflejan la calidez del pensamiento poético. Los conceptos cargan con la frialdad de la razón científica.

En los textos de Rafael Pérez Gay y María Merced Nájera Migoni hay una evocación del alma humana cuyo significado se deposita en el amor fraternal, la genealogía familiar, los recuerdos de la infancia y la memoria que se resiste al olvido. En el poemario Desmemorial espina (Ibidem.) la evocación del alma humana es más poderosa, más doliente, al ser expresada mediante recursos poéticos.  A lo largo del poemario la evocación del alma humana es significada simbólicamente como una “cajita” que guarda las cartas mediante las cuales se comunicaron María Merced y Olivia (Ibidem., P. 13, 19 y 21). Esta evocación del alma humana es significada también mediante imágenes sensitivas en donde los pies descalzos que se colocan sobre el suelo son una rememoración de la infancia (P. 20 y 25):

 

Tus pies recuerdan nuestra casa…

Y evoco nuestros pies descalzos

       caminando en las calles

de pavimento calcinante

en el mes de junio

      cuando corríamos juntas

vestidas del mismo color…

 

III

El poemario analizado se caracteriza por la presencia reiterada del oxímoron. Hay una contradicción que se manifiesta en la perdida de la memoria de Olivia y el alumbramiento de la memoria de María Merced. En la vida de Olivia crece el olvido, que se clava dolorosamente como una espina, como una Desmemorial espina. En la escritura de María Merced hay una memoria que nombra poéticamente el alma humana con una belleza que resulta sutil y doliente. Ante la oscuridad de la desmemoria existencial, se hace presente la luminosidad de la poesía, que relampaguea, que deja ver las luces y las sombras alrededor del alma humana.

 

Nájera Migoni, María Merced: Desmemorial espina. Editorial AE, México, 2024.

 

 

 

 

Leonardo Meza Jara es maestro, crítico, ensayista y poeta. Textos suyos han sido publicados en diferentes medios de circulación nacional y estatal. Tiene publicados los siguientes poemarios: Canto al primogénito (2003), Las ventanas vacías (2003), Desescribir (2004), Poemas para niños no tan viejos (2006), Los bosques del poeta (2008), Los infiernos de Lázaro (2011), Más acá de la infancia están las cosas (2013) y No sé si aún te llames Carlos Marx (2016), con el que ganó el Premio Latinoamericano de Poesía Jorge Calvimontes y Calvimontes. En el género del ensayó publicó el libro Carlos Montemayor. La casa que se habita (2010).

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