El Cuervo
Por Jaime Chavira Ornelas
Cuenta la historia del barrio que en los años sesentas
existió un carnicero allá por la calle Décima y Ojinaga, le apodaban El Cuervo.
Muy diestro y habilidoso con el verduguillo y cualquier objeto punzo cortante.
Su carnicería fue muy conocida por el centro de la ciudad, el era la cuarta generación
de la dinastía Rojas: su bisabuelo don Heraclio, el abuelo don Casimiro, su
padre don Miguel y el famoso, Miguel El Cuervo. Un personaje que causaba temor,
moreno obscuro, cabellera espinosa y negra, rostro duro y cacarizo, robusto y
siempre con gesto de infelicidad.
El Cuervo prácticamente vivía en su negocio, siempre
afilando sus cuchillos en espera de tasajear a cualquier animal que le
llevaran: cerdos, pollos, terneros, chivos, vacas y lo que tuviera patas. Se
cuenta que siempre había querido matar de un solo tajo, pero era sumamente
difícil, por eso él practicaba todos los días. Se decía que sus víctimas le
hablaban, a veces le pedían clemencia, otras, lo maldecían o le agradecían por
acabar con su dolor y martirio. Algunos pensaban que estaba loco, pero a él no
le importaba en absoluto, solo seguía practicando su tajo certero para causar
una muerte instantánea.
Una mañana, cerca de las nueve, llego don Camilo
Acevedo con su cerdo semental (pesaba 400 kilos) y le dijo a El Cuervo: “Quiero
que sacrifiques a este pobre animal, ya esta muy viejo y no me sirve pa nada.
El Cuervo pensó de inmediato: “Este sí será de un solo tajo”.
Llevaron al cerdo al patio trasero, no dejaba de
chillar y era muy molesto, El Cuervo quería que esto terminara rápido. De
pronto, el cerdo le dijo:
―Amable caballero, ¿sabe usted por qué estoy aquí?
El Cuervo le contestó:
―Pronto estarás en un mundo mejor.
El cerdo, confundido, le dijo:
―Pues no creo que exista un mundo mejor que este, mi vida
es maravillosa: tengo toda la comida que quiera, hembras e hijos que me aman y
me respetan, mi dueño siempre me habla con cariño. Así que, ¿a cual mundo mejor
se refiere?. Claro que ya estoy viejo y achacoso, pero aun así me gusta mi vida
y este mundo
El Cuervo” un poquito conmovido, le replicó:
―Mira qué hermosas están las nubes, parecen ángeles
jugando.
El cerdo miró hacia arriba y entonces El Cuervo, de un
solo tajo, acabó con su vida.
Limpio la sangre del verduguillo, movió al cerdo al
lugar de desangre, se sentó, afilo los cuchillos, y pensó. “Este cerdo tenia
una mejor vida que la mía, pero cayo de un solo tajo”.
Suspiro, vio hacia las nubes y en verdad: parecían
ángeles jugando.
Junio 2019
Jaime Chavira Ornelas tiene licenciatura en manejo de negocios, varios cursos de manejo de almacenes, control de inventario, ventas, negociación y motivación, lingüística, control de emociones e inteligencia emocional, manejo de personal. Desde hace 30 años escribe poemas y relatos. Actualmente se dedica a la venta de automóviles y asiste a un taller literario.
Jaime Chavira Ornelas tiene licenciatura en manejo de negocios, varios cursos de manejo de almacenes, control de inventario, ventas, negociación y motivación, lingüística, control de emociones e inteligencia emocional, manejo de personal. Desde hace 30 años escribe poemas y relatos. Actualmente se dedica a la venta de automóviles y asiste a un taller literario.
No hay comentarios:
Publicar un comentario