Arte de Alberto Carlos
Mi compadre en la cargada
Por Alberto Carlos
He perdido de vista a mi compadre Nacho. Desde el día
del destape no lo he vuelto a ver, anda metido hasta las orejas en la política,
convertido en un delamadrista furibundo. No se cómo ni con qué medios se las
arregla para viajar a donde quiera que el candidato aparece.
Me mandó una foto desde Aguascalientes. En la foto, mi
compadre aparece entre mucha gente, portando un cartel con dos emes muy
estilizadas. En el reverso de la foto, unas cuántas líneas me dan razón de sus
andares.
Compadre:
Aquí me tiene, en pie de lucha por la Causa de la
Revolución y de México. Nuestro Candidato (sic) es el Hombre que la Patria
necesita en estos momentos álgidos en el que el mundo se debate entre el miedo,
la inflación, y la desesperanza (sic y re sic), para hacer de nuestra Patria un
ejemplo de Inmaculada Democracia y Progreso con Justicia Social (¡Olé! con
sic). Recordarás que siempre dije que Él era el mejor hombre (a mí me había
dicho que Olivares Santana, pero vale...) y yo creo que esta vez la hago. No es
por nada, pero ando ligando algo. Ya te contaré después. Saludos a la Comadre y
recibe un abrazo de tu compadre.
Rúbrica
Aparte del abuso de las mayúsculas, de las cuales le
tocó una a mi esposa (muchas gracias), el optimismo de mi compadre Nacho es el
de siempre, en cuanto se refiera a sus posibilidades de agarrar hueso. Cuando
su lópezportillismo lo aceleró, también decía lo mismo y el pobre no agarró ni
la onda. Su mala suerte, creo, se debe en parte a que no se sabe hacer nada,
como no sea cotorrear, contar muy buenos chistes colorados y jugar como campeón
al dominó. No es que no haya puestos para cotorrólogos y aviadores, como los
hay para tecnócratas, ecónomos y politólogos, pues, como sabemos, la cosa está
llena de esdrújulas, pero desde el momento en que todo el mundo le dice al
compadre: “Nachito”, con cierto dejo de condescendencia paternal, malo...
La Revolución ha sido injusta con mi compadre, ya que
siempre ha estado al pie del cañón, entre las infanterías. A codazo limpio ha
logrado algunas veces colarse para salir retratado en fotos cerca de los
figurones. En su cuartito de soltero tiene una galería de fotos con marcos muy
aparatosos, para mostrarlas orgullosísimo a sus cuates.
Tiene una donde está muy cerca de Lázaro Cárdenas: mi
compadre asoma, muy forzado, por debajo del sobaco de un militar ceñudo y
firmes.
No obstante, mi compadre vive indirectamente del
presupuesto, sin estar en ningún puesto. Simplemente anda por ahí, entra y
sale, va y viene por todas partes donde hay oficinas gubernamentales y del
partido, y saca su corta feria para irla pasando.
Así como para todo el mundo es Nachito, para mi
compadre todo mortal es “mi jefe”. Quizá porque no está en ninguna nómina, y
tener a la vez una extensa nómina de “jefecitos” le ha valido para hacerla a
base de “piquitos”. Lo que demuestra que sí se puede vivir en el error, fuera
del presupuesto global, arañando aquí, arañando allá, de presupuestos
particulares, sin que le cuelguen el sanbenito de aviador, a estas alturas
bastante choteado.
Lo anterior demuestra también que mi compadre, además
de saber cuentos, sabe también su cuento; aparte de jugar muy bien al dominó,
juega muy bien al pica pica; a pesar de no tener perrito que le ladre, cabalga.
Lástima que no es nada original.
P. D. Compadre:
Cuando leas estas líneas, no lo tomes muy a pecho. Sobre
todo, no te disgustes y me vayas a malquistar con quien tú ya sabes. Aguanta
vara.
Alberto Carlos. Artista nacido en Fresnillo, Zacatecas, avecindado en Chihuahua desde la
infancia. Con medio siglo de trayectoria, su vasta obra mural, escultórica y de
caballete abarcó una diversidad de técnicas y temáticas. Su natural inquietud y
amplia cultura lo llevó a incursionar en la literatura y el periodismo en
géneros como la poesía, el cuento, el ensayo, la calavera, el epigrama y la
columna, los cuales publicaba en periódicos como el suplemento Tragaluz de Novedades de Chihuahua, El
Heraldo de Chihuahua, y en las revistas Tarahumara
y Solar.
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