Cine
Lasc. El huevo del ángel
Por
Esteban Lascano
Unas
manos se aprietan. Un huevo de tamaño considerable, que crece sobre unas ramas,
contiene una criatura alienígena: era la esperanza de la vida en la tierra. Un
ambiente nocturno, numerosas nubes. Un hombre joven con pelo blanco llega a la
tierra en una nave sofisticada, llena de antenas satelitales. Cargaba un arma, un
bastón gigante con muchos accesorios. Un cielo rojo.
Llega
una nave con forma de esfera; del centro emanaba una luz azul, por toda la
esfera había estatuas de guerreros y muy intrincados tubos de vapor, sistema de
la fuerza que movía a la nave, además de complejas construcciones, todas de un
color gris, que parecía propia del siglo XIX.
Una
niña vivía en un refugio subterráneo que tenía escaleras, se asoma por un
túnel, y ve una ciudad con arquitectura del siglo XIX, con el cielo naranja. La
niña era blanca, y tenía cabello blanco. En ese mundo el cielo siempre estaba,
o naranja, u oscuro. En una ocasión que estaba oscuro, la niña va a un bosque
con árboles muy nudosos, y con vegetación alrededor de un lago. Llevaba el
huevo. Llena un matraz redondo de agua, y la bebe.
Soplaba
mucho viento, y la niña cruza un puente que estaba sobre un canal. Pasa por
puentes y llega a un callejón de la ciudad, que tenía una barroca arquitectura
como la del siglo XIX, y la niña llena de agua de una fuente, otros matraces.
Pasan por una calle ancha tanques de guerras rojos, y de uno baja un hombre
joven con el cabello blanco, que se para frente a la niña, que huye por un
callejón, y se mete en un laboratorio, de donde agarra una bolsa, y guarda en
ella un frasco rojo.
Vacía
un matraz con un líquido rojo, y va a una explanada, en cuyo centro había una
barroquísima fuente, con varias gárgolas de las que emanaba agua. Limpia el
matraz, y se oyen unas campanadas, y la niña va por un callejón a unas ruinas
de unas escaleras, parecía un santuario, y come del frasco rojo, y bebe del
matraz. Va a unas escaleras que conducían a un lago, y cuando vuelve a donde
estaba antes ve al mismo hombre con su sofisticada arma.
El
hombre le da su huevo, que había dejdo solo, y le dice que conservara con ella
las cosas valiosas, o las perdería. Entonces le pregunta que había en ese
huevo, y ella le dice que no se lo podía decir, y le repite: ¿quién eres?, se
aleja de el por los caminos de la ciudad, pero el hombre la sigue de lejos.
Tras un tiempo le dice que no la siga, pero el continúa siguiéndola.
Se
paran junto a un edificio, y ella le ofrece agua al hombre, que no la quiere.
Entonces empiezan a salir unos hombres con cañas de pescar, que trataban de
atrapar sombras de peces que se veían en los edificios. La niña se mete a un
teatro de grandiosa arquitectura, y admira un vitral roto, a través del cual lo
veía el hombre. Las sombras de peces siguen pasando por los edificios, y los
hombres les lanzan cañas de pescar, sin conseguir nada.
La
niña y el hombre pasan por terrenoss con hierba, y llegan a un templo, en el
que había un árbol ramificado, sin hojas. La niña le hace prometer al hombre
que no dañaría el huevo, y el le dice que había visto un árbol asi en un lugar
donde había un árbol que absorbía vida, y sus ramificaciones protegían un
huevo, que tenía un pájaro, que soñaba. Entonces le pregunta que había en el
huevo, y ella la guía por escaleras que daban círculos.
En
el lugar había huesos de animales, y muchísimos matraces con agua. Al parecer,
la niña se dedicaba a colocar matraces llenos de agua en fila, ponía uno
diario. Entonces el hombre cita el génesis cuando Dios decide mandar una lluvia
de cuarenta días para acabar con la repugnante vida que había creado. Entonces
la manda, y todos los seres vivientes mueren, excepto Noé y los que estaban con
el en el arca.
Noe
envía una paloma, que sería la que le avisara cuando cesara el diluvio. Un día
ya no vuelve, indicando que el diluvio había acabado. Cuando se acabó el
diluvio, Noé y lo suyos lo olvidaron, y nunca se supo que fue de la paloma, que
era la esperanza de vida. Dice no recordar cuando había vistoel huevo, y que
probablemente eran ellos fueran como esos peces, meros recuerdos de gente que
muerta hace tiempo.
Ella
le dice que ese pájaro estaba vivo, en ese lugar, y que era la promesa de
esperanza de la humanidad, y le dice que sabía donde estaba el de Noé. Lo guía
por las escaleras circulares y le muestra los fósiles de un ave majestuosa, y
le dice que ella cuidaba el siguiente y único pájaro que quedaba de esa
especie. El hombre dudaba de que fuera bueno lo que había en el huevo, y
preparan un fuego en algún piso superior del edificio, y el hombre la acuesta
en una cama.
Empieza
una fuerte lluvia que causa una gran inundación en la ciudad. Entonces, la niña
se duerme y descuida el huevo. El hombre lo agarra, y lo quiebra con su arma,
matando al pájaro, la esperanza de la humanidad ante el nuevo diluvio de Dios.
La
ciudad, que arquitectónicamente estaba entre el estilo gótico y propio del
siglo XIX, se inunda cada vez mas. Los hombres que cazaban sombras se quedan
quietos. Entonces la niña despierta, y al ver su huevo destruido, llora
amargamente, huye del edificio con ramificaciones y escaleras circulares, ve al
hombre regresar a su nave, y se tira por un precipicio. Antes de tocar el agua,
ve su alma, pura como la de un ángel, y en el agua, exhala su último suspiro,
del que sale una multitud de huevos, que, con el tiempo, ramificaciones los
protegen. Estos huevos tenían la esperanza de la continuación humana en la
tierra.
El
hombre con cabello blanco y su sofisticada arma, se queda mientras se seguía
inundando la tierra, y la nave, con luz azul en el centro y estatuas, tenía una
nueva estatua, el ángel con su huevo. Muestran la tierra, que era un geoide con
forma de prisma rectangular, se veían terrenos vacíos y otros con vegetación.
Esteban Lascano estudia preparatoria en el Centro Educativo
Patria; desde 2015 es un gran aficionado al cine y en Estilo Mápula es autor de la columna Cine Lasc. En su blog de facebook escribe todos los días textos
narrativos y filosóficos, densos y muy originales.
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