Arte de Alberto Carlos
Las maravillas de hoy II
Por Alberto Carlos
Apuntábamos el domingo pasado algunas de las cosas que
tiene en su haber el presente, con ventajas sobre el pasado. Nos quedamos en
los siquiatras (si suprimo la “p” no es por molestar, sino para ahorrar
teclasos).
Los siquiatras han inventado la comunicología entre
padres e hijos. Han abolido las nalgadas a los lepes cuando se portan mal.
Ahora hay que hablar, razonar con ellos, entrarle al diálogo positivo. Se
acabaron las cuerizas de antaño.
—Mira, hijo. Vamos a hablar de hombre a hombre.
—¡Ay, papá!, deja que termine el chavo del ocho.
—Pero...
—Federico —interviene la mamá—, déjalo que vea su
programa agusto. Lo vas a frustrar. Acuérdate de lo que dijo nuestro siquiatra.
Federico se muerde las uñas, refunfuña, se pone neuras
y al siguiente día va con el siquiatra para que lo ponga en onda de nuevo. Lo
cual demuestra la utilidad de los siquiatras.
Los estéreos: Cuando yo era niño (y ha llovido algo)
había que darle cuerda a la vitrola con cuidado, para no darle de más y
reventarla.
Se cambiaba de aguja cada disco, se ponía sobre el
surco a mano y con puntería lo que hoy sería la pastilla, y vuelta a darle
cuerda.
El anfitrión se la pasaba de operario mientras las
visitas le daban duro al vals, muy estiradas y circunspectas, bajo la mirada
vigilante de las chaperonas.
Con los estéreos de ahora es cosa de meter el caset,
apretar la tecla y sonarle al sur y al country sin intermedios. Y ahora son los
chavos los que vigilan a los ruquitos, si se animan a bailar, pendientes de que
no les agarre un infarto en los allegros vivaches. Con las vitrolas, a cierta
distancia ya no se oía la música por el cotorreo de las comadres. Con los
aparatos actuales ya no se puede cotorrear ni a dos cuadras de distancia, dado
el magnífico volumen que alcanzan.
Están, entre otras lindas cosas de estos tiempos, los
envases no retornables, para que haga usted su colección de frascos, botes y
botellas, no crea usted, a veces se ofrecen. Si no tiene espíritu de
coleccionista, los tira a la basura, al cabo ya pagó, tanto los envases como el
servicio de limpia. Consumimos vidrio y hoja de lata para el progreso, las
industrias regiomontanas y para que haya más fuentes de trabajo. Lo cual va de
acuerdo con la tasa del 7.05% de incremento.
En esta era del plástico, las ventajas son enormes. Los
matrimonios mal avenidos pueden tirarse los platos a la cabeza con toda
tranquilidad, sin que la vajilla sufra merma alguna. Nada más rebotan, pero no
se quiebran. Antes era un golpe al presupuesto cada plato arrojado, diera o no
el blanco. Las descalabradas con una porcelana de Talavera solían ser de seis
puntadas para arriba. Con el plástico, hasta ese peligro ha disminuido. Casi
resulta un juego de Ping Pong.
Los hospitales han perdido clientela por este concepto,
pero las batallas han ganado en duración, al no haber la primera sangre,
condición que antes las detenía. Ahora duran hasta que se les canse el brazo a
uno de los cónyuges.
El café instantáneo: ya no hay aquellos aromas que
atraían al vecino que pasaba a la hora de tostar y moler el café en casa, o
preparar un buen caracolillo humeante y aromoso, y, quieras que no, te llegaba
justo a tiempo. Ahora en un dos por tres, y sin llamar la atención, ¡ya está! i
no sabe a café, por lo menos no llama la atención.
La unidad sellada: proporciona a los mecánicos una
chamba más llevadera, de quita y pon, aunque a usted se lo lleve el tren con la
cuenta.
El teléfono automático: llama uno por Lada a Puebla, y
si se equivoca el dedo con un número, le contestan en inglés de Laredo, Texas.
Pero no hay problema. Es cuestión de intentarlo de nuevo. Y esperar el recibo a
fin de mes.
En fin. Tantas y tantas cosas nuevas nos alivianan la
vida... y el bolsillo. Pero vaya lo uno por lo otro, mientras tengamos en el
hogar los anaqueles, cajones y alacenas a reventar de objetos varios.
En un momento dado sirven para lo que usted guste y
mande. Algunos objetos que no usamos nunca, están por ahí agazapados en algún
triste rincón en espera de su oportunidad. Es cuestión de tiempo...
Agosto 1981
Agosto 1981
Alberto Carlos (6 de abril de 1925 - 16 de noviembre de
2000). Artista nacido en Fresnillo, Zacatecas, avecindado en Chihuahua desde la
infancia. Con medio siglo de trayectoria, su vasta obra mural, escultórica y de
caballete abarca una diversidad de técnicas y temáticas. Su natural inquietud y
amplia cultura lo lleva a incursionar en la literatura y el periodismo en
géneros como la poesía, el cuento, el ensayo, la calavera, el epigrama y la
columna, los cuales publica en periódicos como el suplemento Tragaluz de Novedades de Chihuahua, El
Heraldo de Chihuahua, y en las revistas Tarahumara
y Solar.
Como siempre Chávez Msron, divertido y reflexivo inspirado en nuestro querido y siempre bien recordado Maestro Alberto Carlos
ResponderEliminarMarín
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