viernes, 21 de diciembre de 2018

Giorgio Germont. Xhurikau

El secreto de Olga
Novela

Por Giorgio Germont

Capítulo 21. Xhurikau

Agosto 2004. Mitya entró a su casa una noche de julio; por abajo de la puerta le habían deslizado un mensaje escrito a mano. Era una cita del Corán: “El todopoderoso no carga en un hombro más peso del que puede soportar. El mensaje le dio a entender que lo llamaba el general Basayev. Era una orden a reunirse con el pelotón clandestino que ya operaba en las inmediaciones de Nazran, cerca de Beslan. Esa misma noche fue a donde Mufti, quien lo recibió sigilosamente. Tomaron el té y Mitya recibió instrucciones estrictas dictadas por el mariscal, su momento de participar en la Jihad había llegado. Al regresar, Mitya reunió sus humildes pertenencias, cerró su casa con un candado y se fue de Nazran.
Xhurikau es un pequeño villorrio en las montañas de Ossetia del Norte. Mufti hizo los preparativos para reunir en un campamento a los “mártiresque habrían de desempeñar una labor de inteligencia; en la opinión de Basayev resultaría el fin de la guerra y retirada final de las hordas de Putin. Después de casi diez años de guerra sangrienta, el triunfo checheno estaba a la vista.
Los planes, declaró el mariscal, eran de tomar por sorpresa y sitiar la estación de policía de un poblado ruso cuyo nombre permanecía en secreto. Los arreglos de logística los había hecho Basayev de antemano con oficiales militares rusos de la localidad. Aceptaron altas sumas de dinero como soborno y participaron activamente en el armamento. Los pertrechos hicieron su arribo al campamento guerrillero de Xhurikau. Vehículos militares, uniformes, ropas de comando, armas ligeras, detonadores, explosivos, un cache completo de guerra se acumulaba en la bodega del campamento checheno. Todo bajo el ojo avizor de Mufti, administrador del proyecto. Mufti no tenía un momento libre en su día al proveer también para el alimento de un grupo nutrido de jóvenes fornidos quienes estaban bajo un entrenamiento intenso a diario. Los participantes empezaron a arribar de tres en tres. Un total de cuarenta “mártires, en su mayoría chechenos, excepto diez sauditas, dos mujeres y un jihadi coreano. Todos ellos formarían el pelotón. A cargo de la organización estaban tres lugartenientes musulmanes: Riyadus, Salikhin y Pokolnikov.
Al arribar Mitya, lo recibió un sargento. Pokolnikov era un hombre bajito y muy malhumorado de barba cerrada y mirada penetrante. Gritaba las órdenes con mucha autoridad sin importarle el hecho que Mitya era un gigante comparado con él; le sacaba casi toda la cabeza de altura. Le dio instrucción detallada en el uso de fusibles y detonadores así como explosivos plásticos, los cuales el primer destacamento se encargaría de posicionar estratégicamente la víspera del ataque. Mufti fungía como el Imam del grupo, el responsable de llamar al Azan y proveer los útiles para las abluciones y los tapetes para la oración.
La última semana de agosto se presentó Basayev y les dirigió la palabra a los “mártires. Los arengó a cumplir las órdenes sin permitir que nada les quitara la concentración en su trabajo. Rezó sus citas preferidas del Corán y les repitió la serie de atrocidades que los rusos han hecho a través de la historia y durante las dos guerras chechenas. Celebaron el Azan juntos y se retiró el mariscal acompañado de su séquito. Mitya y tres más ya habían partido de avanzada. Eran los que debían preparar el escenario del objetivo antes de hacer su llegada el grupo entero.
La mañana del primero de septiembre, antes del amanecer, los vehículo militares iniciaron su travesía; con la cooperación de autoridades militares rusas sobornadas por Basayev lograron cruzar por caminos que estaban vedados, se cortaron las cercas y se abrieron los candados para permitir a los 33 boyviki llegar a su destino sin trabas. Cuando se aproximaban a Beslan, Pokolnikov indicó que había un cambio en los planes. En lugar del cuartel ruso donde supuestamente ya los esperaba una emboscada, el nuevo objetivo era la escuela número uno de Beslan.
Al saber del cambio, dos mártires que eran mujeres se opusieron terminantemente a participar en el asedio. Pokolnikov las hizo bajar del camión, les disparó a mansalva y les hizo explotar sus chalecos explosivos. Después de que las asesinó en el acto, nadie más se opuso al asedio. Continuaron su trayecto en silencio.
(Continuará).


Giorgio Germont estudió medicina en la UACH, ejerce su profesión en Estados Unidos. Ha publicado tres novelas: Treinta citas con la muerte (2005), Dos miserables entre la luz y la oscuridad, (2011). Ambas recibieron sendos galardones como finalistas de los concursos USA BEST BOOK AWARDS en los años 2007 y 2011 respectivamente. Las versiones en español de la primera, titulada Mis encuentros con la muerte y la segunda con el mismo nombre se publicaron en 2012 por Editorial Perfiles. En 2016 publicó su novela Rayo azul.

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