Lección 42
Escalera para novela
Inicia cuando el promedio de edad de los personajes sea los siete años, allí se completa la esencia cuerpo/ mente.
Olvida la patraña de la estructura previa; toma la punta del hilo donde la veas brillar: frase, latido, mirada, recuerdo.
No pierdas el tiempo haciendo listas de personajes. No existen. Aparecerán en la travesía, la redacción.
Escribe ya, no esperes que suceda un milagro de iluminación si no te desplazas. Imagina, piensa, pero no mucho. Improvisa, ya luego darás pequeños toques de corrección de estilo o valientes cambios de rumbo, solo cuando de plano sea necesario.
Halla un ritmo, respira. Solo así se llega a la orquestación de personajes espacio temporalidad.
Primero imaginaste una casa, una aldea, una ciudad. Ahora puebla con todo detalle el mundo, el río, los muebles, no flotes en el espacio vacío.
Ten conciencia del tiempo: en esa novela tú eres el tiempo, el cuerpo, el sentimiento.
Eres tejedor de los hilos, memoria, venas, linfa. Redactor, no el destino. El destino de los personajes lo habrás de conocer en la escritura: la colectiva y «la de tu pluma».
Procura la información que tu novela en curso requiera. No te hundas en un pantano de datos ni te distraigas en investigaciones fatigosas. Escucha el latido de tu novela dentro y fuera.
Corrige con cuidado cada línea, ajusta los hilos sueltos, llena huecos y pule costuras torpes, pero respeta tu novela. Es tuya y también es alma milenaria.
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