Foto Jesica Aguirre Porras
Lección 40
Algunos libros
Altazor, de Huidobro. Un modelo de poesía que en su forma refleja con gran registro su tiempo: quebradizo, inquieto, pretendidamente rebelde. También poque en algunas de sus líneas abre ventanas de percepción que son novedosas.
Pedro Páramo, de Juan Rulfo. Sencillamente es la mejor novela mexicana de todos los tiempos, modelo casi de perfección en el arte de la narrativa. Su concentrado y sucinto lenguaje es sustancia de poema sin dejar de ser un racimo de historias contadas en un discurso narrativo magistral.
Ulises criollo, de José Vasconcelos. El más divertido libro de memorias jamás escrito antes, la verdad biográfica y la desfachatez absoluta de un hombre público en muchos sentidos de la palabra. La panorámica de los primeros treinta años del siglo 20 mexicano, una prosa labrada con delicioso encanto.
Amor perdido, de Carlos Monsiváis. El perfeccionamiento del género más tradicional de la narrativa mexicana, la crónica. El magisterio de un gran periodista y magnífico escritor. La ironía de Quevedo y de Cervantes puesta al día en el siglo 20 mexicano. La literatura como una divertidísima ciudad construida en palabras. El mayor placer verbal que ha conseguido el barroco en el idioma español.
Donde las cosas vuelan, de Ethel Krauze. Una novela juvenil de refrescante romanticismo. La perfección con la que alguien puede escribir cuando se tienen 20 años de edad y ya eres toda una escritora hecha y derecha.
Noticias del Imperio, de Fernando del Paso. Un monólogo redactado en quinientas hojas con el ritmo magistral de una prosa posible: el relato de una mujer que inicia en la intimidad del dolor y se expande como ondas de agua en un lago y llega hasta las orillas de una épica.
La metamorfosis, de Franz Kafka. La novela breve con la que los jóvenes de los siglos 20 y 21 se han iniciado en el conocimiento de la literatura fantástica y en la amargura vital que los habrá de marcar para el resto de sus vidas.
La muerte de Artemio Cruz, de Carlos Fuentes. La mejor novela de la tradición literaria mexicana, solo precedida por Pedro Páramo, de Juan Rulfo. Sus páginas contienen el profundo conocimiento de la sociedad mexicana al inicio de lo que podríamos llamar la vida moderna de México.
Una buena traducción de El perfume, de Patrick Suskind. El relato extraordinario basado en el sentido del olfato y en la metáfora más vasta y fecunda de lo que se ha dado en llamar depresión: su agresividad y su silencio.
La rebelión de las masas, de José Ortega y Gasset. El más perfecto modelo de lo que es el ensayo literario escrito en idioma español.
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