Las horas contigo, de Uriel Reyes Deloya. Premio Nacional de Poesía
María Elena Solórzano 2024
Por Federico Corral Vallejo
Estamos ante un poemario suigéneris. Por un lado está construido con
gotas de ternura, como la lluvia y el mar, y por otro con la fuerza y el
estruendo del relámpago, muy cercano a la ira, y así entre ternura e ira se va
formando el poemario Las horas contigo.
Pareciera que tal obra haya sido escrita
de un solo tirón, sin embargo, al releerla, uno como lector va descubriendo
espacios nuevos y tiempos distintos en el soplo versil. Su temática es autobiográfica,
pues va de acuerdo al tono de la vida actual y cada evento versificado nos
enfrenta a la verdad que tenemos frente a nuestros ojos, en este día, año y
siglo; pues es lo que nos tocó vivir y punto.
Y sí, habrá quien juzgue y crítique a Las
horas contigo, partiendo de la insania humana, pero ya lo dijo Platón: “Pobre de aquel que se atreve a escribir poesía
sin estar poseído por el delirio que este arte exige, creyendo que puede ser
poeta tan solo por escribir de acuerdo con determinados recursos técnicos, ya
que estará muy lejos de ser un verdadero poeta. La poesía de los letrados
siempre será eclipsada por aquella que destila locura divina.”
Sin duda, si algo destila Uriel Reyes
Deloya es locura en todos sus aspectos y acepciones: ya sea como poeta, amigo, cómplice,
maestro, pues todo, absolutamente todo lo que él ve, observa y contempla es
poesible dentro de lo posible poético. Por lo tanto, bendita locura, bendita
poesía, benditas Las horas contigo.
Hallaronse perdidos dos ángeles salidos del infierno.
Se reconocen, se palpan y estrangulan la mirada lasciva en la del otro. Se
trenzan en frenética y lúbrica caricia. Despedazan la ternura. Mordisquean las
carnes voluptuosas, palpitantes, henchidos, se estremecen. Un amasijo de
líquidos exudan, por sus hambrientos cuerpos.
Sangre,
sudor,
semen
y
lágrimas.
El grado de figuras retóricas que encontramos en Las horas contigo
va de la enumeración a la anáfora, de la epífora a la aliteración. Es importante
mencionar que el encabalgamiento que posee en la formación del poemario es una
fuerza que de tan alta, ancha y profunda, le da la originalidad, lo cual le
permite que sus versos escalonados se amalgamen perfectamente con el ritmo y la
cadencia de la prosa poética, lo cual concede al verso libre disponer esa magia
del “coito ergo zum”.
Páginas adentro podemos apreciar
visualmente, como decía Robert Duncan, que: “Poeta y poema son parte de un
orden cósmico incesante...” pues de igual forma presenciamos esa radiografía
literaria que regristra Gregory Corso en una de sus tantas enseñanzas, que
dicta; “En tanto poeta, yo soy la poesía que escribo.” Y sí, al ir leyendo a
Uriel nos damos cuenta de que el contenido de Los días contigo es el
reflejo de su vida frente al espejo, pues se atreve a ser y a estar dentro y
fuera de las letras, tal cual, sin máscaras sin temor a la desnudez del alma y
las palabras…
Tengo 58
y soy
el que ves.
En medio de este mundo de locura defiendo mi verdad hasta la muerte.
Bendigo a los diferentes, a los heridos, a los expulsados de toda patria y su
bandera. Bendigo el Karma. Voy por ahí con mi destino fragmentado, pero el alma
blanca.
Sí, tengo 58
y soy
el que ves.
A flor de piel, a canto de zorzal, con verdades a bocajarro, con el
erotismo a cuestas y sin miedo a las palabras, Uriel Reyes Deloya nos entrega
sin temor, este nuevo ensueño construido con miradas de reojo sobre la piel del
otro, donde su lugar seguro más allá del poema son los recovecos de la piel,
pues una metáfora no basta para enamorar y enamorarse, ni siquiera lo infinito
del leguaje, pues en su caso el sujeto del amor es la poesía, no el lenguaje, contrario
a lo dice Ernest Fenellosa: “las raíces de la poesía están en el lenguaje.” Y
es por medio de un lenguaje coloquial que rebasa cualquier imagen poética que
el poeta guerrerense pudiera usar para empoderarse porque él, al igual que Jaime
Sabines, sabe que: “La vida está antes y por encima de la poesía, por eso hay
que vivir a lo hombre y no a lo poeta”, esto Uriel lo demuestra en cada instancia
poemática de esta obra en específico.
Nos vimos de reojo, con la rabia apostada en la garganta, esperando el
zarpazo envuelto en una frase:
Dos
fieras
al
acecho.
Lejos quedó el viento amable de las horas juntos…
Desmitifiquemos al poeta como un pequeño dios, quitémonos la venda de
los ojos y enfrentémonos a la realidad: el poeta es un hombre, que trabaja el
poema con el sudor de su frente. Un hombre que tiene hambre, como cualquier
otro hombre. Entendamos por fin el legado de Efraín Huerta: “La verdadera
poesía es un incendio… Y si el poeta no vibra, no es poeta...” dicho esto,
cantemos al ritmo de la carne haciéndole coro a la cantata inmersa en Los
días contigo de Uriel Reyes Deloya:
Los cielos quedaron en silencio. Fuimos perversos, aviesos y rabiosos.
Fuimos el culmen soñado del deseo.
Enhorabuena, querido Uriel, bien merecido este Premio Nacional de
Poesía María Elena Solórzano 2024. ¡Qué viva la poesía, qué vivan los poetas!
Reyes Deloya, Uriel: Las horas contigo. Editorial Tintanueva,
México, 2025.
Ciudad de México, marzo de 2025
Federico Corral Vallejo. Nació en Parral, Chihuahua. Escribe poesía, ensayo, novela, crítica y canciones. Tiene publicados más de 40 libros, entre las más destacados: En poesía: Vomitar mi muerte. En ensayo: Carlos Montemayor: Finisterra será mi voz para siempre. En cuento: Mujer de humo. En canciones: A capella 440 y en novela: El otro Federico, más allá de la ficción. Posee: Premio Nacional Carlos Pellicer para obra publicada 2002. Premio Programa de Publicaciones 2004 del Instituto Chihuahuense de la Cultura con el libro de ensayo Principios de sensibilidad; Premio AFEMIL-Brasil-hispanoamericano de literatura 2006, por su novela Cartografía de una casa, Minas Gerais de Belo Horizonte, Brasil. Premio Nacional de Poesía XXXIX Juegos Florales de San Juan del Río, Querétaro, 2009 por su obra: Los verdaderos ángeles no tienen alas. Dirige Tintanueva Ediciones desde 1997 a la fecha. Su trabajo poético ha sido traducido al inglés, francés y portugués. Publicado en EUA, Canadá, Brasil, Argentina, Perú, Cuba, España, Puerto Rico, Bolivia y México.
Siempre es un regalo leer a Federico Corral Vallejo. Abre puertas de entrada a distintas percepciones y muestra el universo de las palabras.
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