El cielo apareció morado,
naranja y rosa
Por Sergio Torres
El cielo de hoy apareció morado,
naranja y rosa, el sol en su camino arranca la noche, impasible
y puro, mientras el polvo que flota en el aire refleja y refracta sus rayos,
los tuerce y desdobla en haces de luz de colores. Amanece
Duermo con la ventana
abierta y la cortina corrida para que el calor del sol me despierte en la
mañana; para seguir en sueños el ruido de los autos que pasan por la calle;
para que el aroma del café que se percola allá en la cocina se cuele en el
espacio e inunde la habitación y yo despierte.
Me obsesiona el hecho de
despertar al día siguiente, a cada rato me pregunto si realmente estoy vivo, si
esto que siento es real: el placer, el dolor, las ausencias, la cercanía
cotidiana de los demás.
A medida que avanza el día
descubro y reencuentro cosas, objetos que me reafirman presente, personas que
me recuerdan humano, cosas intangibles que me recuerdan inefable, todo lo que
soy.
Sé que soy porque dudo, sé
que soy porque me conduelo, sé que soy porque expreso interés, cariño y pasión.
Soy una suma inmanente de expresiones de vida y acepto estar un minuto y al
siguiente no, tan definitiva como confiar la vida un instante y al siguiente
no, como ser extraños, amantes y extraños otra vez.
Acepto la condición efímera,
la incongruencia de la vida y sus manifestaciones. Acepto que un día me quieras
y al otro no, porque los corazones cambian. Acepto que me quieras mucho y no me
quieras cerca porque, en este preciso instante, yo te quiero tantísimo pero no
quiero ni verte.
Sergio Torres. Licenciado en Artes, músico desde la infancia, dibujante y compositor de canciones. Maestro de música por vocación.
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