Quiero a la
Miss, quiero a la Miss
Por Adriana
Candia
Daneris baja
del avión en el aeropuerto de Guatemala.
―Mi pequeña, mi amor, por fin te
puedo abrazar ―le
dice a la niña esa persona que ella no recuerda.
―Quiero
a la Miss, quiero a la Miss ―grita
Daneris, y se retuerce en los brazos de la mujer que le repite:
―Soy
tu mamá, Daneris, soy tu mamá.
De sus cuatro
años, ella solo tiene memoria de los últimos tres meses que pasó en el Refugio
para niños inmigrantes. Allí, la Miss
le dio consuelo, le atendió sus necesidades de infante.
No quiere
acordarse de la otra despedida, del desprendimiento de su padre que la llevaba
en brazos cuando se lo llevaron.
Pasan semanas
en la que fue su casa, su pueblo, pero Daneris no habla, no ríe, no juega.
Permanece donde la colocan. Espera, espera.
“Estrés postraumático” ―concluye
el Departamento de Salud de Estados Unidos cuando defiende el caso de los
infantes a quienes separan de sus padres inmigrantes.
Adriana Candia es Master of Arts en literatura latinoamericana por la Universidad de Nuevo México. Trabajó como maestra en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad Autónoma de Chihuahua y ha publicado los libros A Southwest Reader for Intermediate Spanish, El silencio que la voz de todas quiebra. Mujeres y víctimas de ciudad Juárez (1999), Café cargado (2005), Sobrada inocencia. Cuentos y microcuentos (2013), Mujeres eternas. Crónicas de Adriana (2016) y otros más. Actualmente es profesora de literatura en la Universidad de Nuevo México y coeditora de la colección El arca de los seres imaginarios.
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