Foto Pedro Chacón
La cifra
Por Jesús Chávez Marín
Luna de abril,
nuestro tiempo secreto
ha florecido.
Por el camino
que con tus manos dibujaste
fuimos juntos de regreso.
En el follaje
resplandecen tus ojos
de jadeluz.
Pasa la sierra,
vuelan pinos y abismos
en tu automóvil, mujer.
Lúdico viento
viajamos a tu pueblo,
fuimos dos niños.
La vida tiene
el olor de tu pelo,
señal profunda.
La granadina
en tierra de infancia
hirió tus manos.
El arco iris
prematuro de abril
encandiló tu casa.
En tus historias
aprendí los misterios
de un junio intenso.
Flor delicada:
Bien comprendí la fuerza
de tu perfume.
No tengas miedo
al mar de la pasión.
Navegaremos.
Luz en tu rostro,
se derrama en cascada
la lluvia de tu ingenio.
Desde el pasado,
en un vaso de vino
se oían los ecos.
Marcó mi vida
el arco de tus pies,
mujer de niebla.
La roja tierra
sedienta de mi vida
graba tus huellas.
Después de ti,
el silencio. La nieve.
Cámara oscura.
Tren fantasma
en medio de la nieve:
tu silueta.
Suenan tus pasos
en el espacio secreto
de mi sueño.
Árbol de sombras,
vaso de luz que estalla
en el insomnio.
Cámara oscura.
Un vaso de relámpagos
la madrugada.
Un cuervo brilla,
de sus plumas agita
polvo de sol.
Noche sentida,
el mar de la memoria
cifra mi sueño.
Sutil desierto.
En tu noche el silencio,
la claridad.
Noche agitada:
Miré cuando la guerra
fundió las naves.
Tu pelo suave
afina mis sentidos
mejor que el vino.
Ancha llanura
en espacios de arena:
rojo silvestre.
Tierna raíz:
El fondo de un misterio
en el azul.
Luz. Quemadura.
Territorio de sombra
centrifugaz.
Voz amorosa
la de mi madre, su consuelo.
Carmen Marín.
Es la locura
vaso de luz intensa
y vagas sombras.
Tu despedida:
un jardín de rosales
rasgó mi pecho.
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