sábado, 16 de enero de 2021

Patricia Ramírez García. Toma abierta. Primerísimo primer plano. Toma general a contraluz

Toma abierta. Primerísimo primer plano. Toma general a contraluz

 

 

Por Patricia Ramírez García

 

 

Toma abierta

Un par de columnas cuadradas y la huella de un camino andado por llantas marcadas en la tierra anuncian la entrada a la propiedad. Detuvo la troca justo antes de atravesar esa frontera imaginaria.

 

Primerísimo primer plano

Daniel aferro las manos al volante, una gota de sudor escurrió por la frente. Su cabeza permaneció erguida y ataviada con una tejana elegante color hueso.

 

Toma general a contraluz

Recorre lentamente con la mirada un nogal alto, viejo y ya sin hojas, el fruto ha sido recolectado. El invierno está ya en pleno. Los rayos del sol mañanero se filtran por las ramas secas. Al fondo se recorta la silueta de la hacienda.

Acelera, metiendo primera de tajo.

 

Toma aérea

Levantó una enorme polvareda, ahora no solo la ira nubla su mirada. Los recuerdos aparecen mientras el horizonte se aclara. Su padre lazando novillos y haciendo toda serie de suertes con la riata, entrenando para el jaripeo de las fiestas patronales. Tan vivo. Tuvo que frenar y sostener el aliento.

Avanzó. Sabía el camino de memoria. Llegó a la orilla del río. Tantos años fuera y parece que fue ayer la última vez que disfruto junto a su madre una tarde de verano a la sombra de los nogales. El columpio sigue ahí.

Escena cinco toma dos gritó el asistente y cortó la claqueta. Se apresuró a salir del cuadro por la derecha. 

Ana inclina el rostro pálido, su mano arranca diestramente un puñado de florecillas salvajes, secas, rosadas igual que el vestido de pana que lleva ajustado a la cintura y hasta debajo de las rodillas. Complementa el atuendo con unas botas altas de piel negra, haciendo juego con su cabellera profunda, larga, abundante.

Preparen el Dolly circular para la siguiente escena ―ordenó el Director, levantándose de su silla.

El estaf completo corrió con fierros en los hombros, polines niveladores, sand bags.

Entre todos ensamblaron las piezas formando un círculo perfecto de rieles. Terminaron montando un carrito sobre el riel:  la cámara y el fotógrafo estarían apostados y girando alrededor. En minutos todo estaba instalado, eran como abejas obreras trabajando en coordinación y sin demora en el escenario perfecto para enamorarse de una bella mujer.

Silencio en el set, vamos a grabar.

 

En primer plano

Un par de botas de pitón color vino tocaron el polvo, los pantalones vaqueros ciñen la perfecta silueta; a la cintura una hebilla de plata. Un torso vestido a cuadros. El rostro simétrico luce hermoso con esa barba cerrada, cortada y perfilada al ras; dirige sus pasos justo a donde sus ojos no pueden quitar la vista.

Como solo pasa en las pelis románticas, el amor surgió a primera vista, el tiempo se detuvo.

La cámara montada en los rieles comenzó su recorrido, manteniendo el foco en Daniel y Ana. Colocados al centro. Cruzando miradas profundas y empalagosas. Él acaricia suavemente la mejilla de porcelana y dibuja con sus dedos el perfil de la bella. La cámara gira alrededor, silenciosa, capturando la escena y el paisaje alrededor de la pareja. El río fluye, el sol los baña desdibujando suavemente las siluetas, los arboles grandes y la hierba seca, la escena idílica, hermosa en tonos cálidos, dorados.

La cámara para de golpe.

En segundo plano se ve la hacienda, enmarcada por una hilera de arcos altos, de adobe encalado. Daniel escucha el viento y el rechinar de esa vieja mecedora  junto a la puerta; a su madre le gustaba tomar ahí el fresco de la noche antes de ir a dormir. Un bello espejismo.

 

Primerísimo primer plano

La mirada marrón amorosa contemplando a Ana se transforma en hielo. Daniel acomoda la tejana y comienza a caminar dejando atrás a su amada.

 Tengo cuentas que ajustar dijo, cuando finalmente sus manos se soltaron.

 

Plano americano

Infeliz traidor, sal y da la cara, esta tierra no te pertenece ―dijo Daniel.

Pero el eco del puño golpeando la puerta de madera es la única respuesta.

Tus millones no te salvarán vocifero mientras volvía a azotar la puerta.

Se escucha un disparo en el interior.

 Silencio.

 

¡Corte y queda! –gritó el director. Por hoy es todo señores, nos vemos mañana.

 






Patricia Ramírez García es artista visual, egresada de la Facultad de Artes de la Universidad Autónoma de Chihuahua, especializada en maquillaje para televisión y fotografía. Tiene dos exposiciones fotográficas en solitario y muchas otras colectivas. Actualmente trabaja en el Programa de Cultura Comunitaria, en el área  de Interacciones, de la Secretaría de Cultura de México.

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