Toma
abierta. Primerísimo primer plano. Toma general a contraluz
Por
Patricia Ramírez García
Toma
abierta
Un par
de columnas cuadradas y la huella de un camino andado por llantas marcadas en
la tierra anuncian la entrada a la propiedad. Detuvo la troca justo antes de
atravesar esa frontera imaginaria.
Primerísimo
primer plano
Daniel
aferro las manos al volante, una gota de sudor escurrió por la frente. Su
cabeza permaneció erguida y ataviada con una tejana elegante color hueso.
Toma
general a contraluz
Recorre
lentamente con la mirada un nogal alto, viejo y ya sin hojas, el fruto ha sido
recolectado. El invierno está ya en pleno. Los rayos del sol mañanero se
filtran por las ramas secas. Al fondo se recorta la silueta de la hacienda.
Acelera,
metiendo primera de tajo.
Toma
aérea
Levantó
una enorme polvareda, ahora no solo la ira nubla su mirada. Los recuerdos
aparecen mientras el horizonte se aclara. Su padre lazando novillos y haciendo
toda serie de suertes con la riata, entrenando para el jaripeo de las fiestas
patronales. Tan vivo. Tuvo que frenar y sostener el aliento.
Avanzó.
Sabía el camino de memoria. Llegó a la orilla del río. Tantos años fuera y
parece que fue ayer la última vez que disfruto junto a su madre una tarde de
verano a la sombra de los nogales. El columpio sigue ahí.
―Escena
cinco toma dos ―gritó el asistente y cortó la
claqueta. Se apresuró a salir del cuadro por la derecha.
Ana
inclina el rostro pálido, su mano arranca diestramente un puñado de florecillas
salvajes, secas, rosadas igual que el vestido de pana que lleva ajustado a la
cintura y hasta debajo de las rodillas. Complementa el atuendo con unas botas altas
de piel negra, haciendo juego con su cabellera profunda, larga, abundante.
―Preparen el Dolly circular para la
siguiente escena ―ordenó el Director, levantándose de su
silla.
El
estaf completo corrió con fierros en los hombros, polines niveladores, sand
bags.
Entre
todos ensamblaron las piezas formando un círculo perfecto de rieles. Terminaron
montando un carrito sobre el riel: la
cámara y el fotógrafo estarían apostados y girando alrededor. En minutos todo
estaba instalado, eran como abejas obreras trabajando en coordinación y sin
demora en el escenario perfecto para enamorarse de una bella mujer.
―Silencio en el set, vamos a grabar.
En
primer plano
Un par
de botas de pitón color vino tocaron el polvo, los pantalones vaqueros ciñen la
perfecta silueta; a la cintura una hebilla de plata. Un torso vestido a
cuadros. El rostro simétrico luce hermoso con esa barba cerrada, cortada y
perfilada al ras; dirige sus pasos justo a donde sus ojos no pueden quitar la
vista.
Como
solo pasa en las pelis románticas, el amor surgió a primera vista, el tiempo se
detuvo.
La
cámara montada en los rieles comenzó su recorrido, manteniendo el foco en
Daniel y Ana. Colocados al centro. Cruzando miradas profundas y empalagosas. Él
acaricia suavemente la mejilla de porcelana y dibuja con sus dedos el perfil de
la bella. La cámara gira alrededor, silenciosa, capturando la escena y el
paisaje alrededor de la pareja. El río fluye, el sol los baña desdibujando suavemente
las siluetas, los arboles grandes y la hierba seca, la escena idílica, hermosa
en tonos cálidos, dorados.
La
cámara para de golpe.
En
segundo plano se ve la hacienda, enmarcada por una hilera de arcos altos, de
adobe encalado. Daniel escucha el viento y el rechinar de esa vieja
mecedora junto a la puerta; a su madre
le gustaba tomar ahí el fresco de la noche antes de ir a dormir. Un bello
espejismo.
Primerísimo
primer plano
La
mirada marrón amorosa contemplando a Ana se transforma en hielo. Daniel acomoda
la tejana y comienza a caminar dejando atrás a su amada.
―Tengo cuentas que ajustar ―dijo, cuando finalmente sus manos se soltaron.
Plano
americano
―Infeliz traidor, sal y da la cara,
esta tierra no te pertenece ―dijo Daniel.
Pero el
eco del puño golpeando la puerta de madera es la única respuesta.
―Tus millones no te salvarán ―vocifero mientras volvía a azotar la
puerta.
Se
escucha un disparo en el interior.
Silencio.
―¡Corte y queda! –gritó el director. Por
hoy es todo señores, nos vemos mañana.
Patricia Ramírez García es artista visual, egresada de la Facultad de Artes de la Universidad Autónoma de Chihuahua, especializada en maquillaje para televisión y fotografía. Tiene dos exposiciones fotográficas en solitario y muchas otras colectivas. Actualmente trabaja en el Programa de Cultura Comunitaria, en el área de Interacciones, de la Secretaría de Cultura de México.
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