Necrópolis
Por Kevin Erives
Bienvenido a la ciudad de los muertos,
palacio de la tortura.
Sigue a Wotan, el dios tuerto
te conducirá a través de lo oscuro.
De tu destino
no habrá escapatoria,
mejor sigue tu camino
¡Y no esperes misericordia!
Cadáveres adornan la vereda
formando un bosque
mientras sus almas sollozantes cuelgan
y sus espíritus ruegan.
La niebla es densa como la sangre
plomo y azufre,
con carne humana se sacia el hambre
y fantasmas atormentados corren por el
desagüe.
Después de la caída del crepúsculo,
del arrebol,
Caronte te transportará en su góndola
de mármol,
pero cuidado de pasar por sobre su
sombra
si no deseas quedar atrapado.
Largo será el viaje, por no decir
eterno,
y en el transcurso te hallarás enfermo.
Para esta odisea habría que ser un bárbaro
y ser como aquel dios que reina en el
Tártaro.
Cronos, el Titán
o si eres cristiano
quizá como Satán
el eterno suriano
que de cualquier forma
te encerrará en el tiempo
donde tan cruel es la norma
que desearás el mismo infierno
y esa es la razón de tu
autodestrucción
ese el motivo de tu constante suicidio
pero por más que tú has querido
la paz no llega
solo para averiguar
que durante todo tu viaje
solo vas envejeciendo más y más
pero que aun así no habrá nunca final.
Pues de la Necrópolis no hay salida
ni tampoco existe entrada alguna.
En este universo no se nace ni se
muere
tan solo se es.
Kevin Erives es estudiante de historia en la UACH,
enfocado en la historia militar, social y política del norte de México y sur de
Estados Unidos. Es autor del cuento A través del túnel carmesí, que
aparecerá en la revista de la UAA Horizonte Histórico, así como del
poemario Sentenciado a vivir, poemas de la cuarentena. Publica sus textos
en el blog de Facebook Tinta tu madre, tertulia creativa, con el
seudónimo de Víktor Villa, y dirige la página de Facebook de Historia
de la Ciencia, que se encarga de la divulgación científica con perspectiva
humanística.
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