Las Navidades de
Josiane
Por Margarita Etchechury
Escribo esto cuando
la ventisca ha cubierto los escombros de la guerra y esparce polvo por los
confines del mundo.
Escribo para
enterrar la frustración y la impotencia que siento por los niños desvalidos,
por todos; los de ellos, por los de ustedes, por los nuestros.
Josiane es un niño
serio, retraído, aunque ha dado muestras de madurez e inteligencia insospechadas,
no habla mi idioma ,a veces creo que ni el suyo, masculla palabras y pinta,
pinta caras, rostros de pánico y desaliento. Nunca pinta perros, gatos ni
pollos, pinta fúsiles y bardas, muros muy altos y sombríos. Pinta a
Irina.
En tiempos de
guerra muchas familias se desintegran, la de Josiane desapareció en medio de un
bombardeo
Creció en la calle,
entre las sombras y las ratas, entre cuerpos destrozados y billeteras
repletas cuyo contenido no sabía usar. Era pequeño, solo sabía que se
llamaba Josiane.
A los cuatro años
aprendió a callar el llanto para salvar el pellejo, a correr por las calles
escombradas esquivando balas y a sobar cuerpos mutilados de otros
niños.
La muerte suele
salvar del silencio, la tortura y soledad a quienes han quedado a la deriva
después que se desata el torbellino de poder entre los pueblos.
Es invierno, uno
más que Josiane pasa en casa; llegó en avión junto con otros 39 niños
yugoslavos, ¡casi yugoesclavos! , esclavos con yugo, las palabras juegan
en mi mente; estos niños traen el yugo, no lo sueltan, no pueden.
Una casa destruida,
un sótano, una escalera derruida, un montón de basura, y una niña blanca de
ojos color miel, lo atan al pasado. Son su historia.
Nosotros, los tíos Eva y Tom (así nos llama)
aún no somos sus presentes; eso llevará tiempo y consumirá paciencia.
Josiane reconstruye
su vida poco a poco, la cuenta con dibujos. Al filo de la media noche suele
gritar, en el día tiene desasosiego constante. Pienso que es un poco sordo,
pues aún no ha dominado el idioma, además no le interesa. Es inexpresivo y
frío, frío por fuera y por dentro; está de vuelta de todo, le hablo
despacio, le enseño videos, lo
llevo a la escuela.
El año pasado fue a
una escuela especial, creíamos que tenía retraso cronológico, que era
autista, o algo así; pero no, al paso de los días empezó a
mostrar interés, especialmente por los "retratos" del viejo
mundo.
Ahora pinta
diferente, pinta a una niña blanca junto a él, un poco más alta, dándole
un mendrugo de pan, cobijándolo en sus brazos.
La trabajadora
social que nos lo entregó dedujo que había sido hijo único, de padres que a su
vez lo habían sido. Lo concluyó después de algunas pesquisas y porque en la
reunión de adultos de su país para ver quién lo reclamaba, él quedó solo en
mitad del patio.
Parece que su lugar
de origen era Garko una pequeña aldea Herzegovina. Por eso Tom y yo
inventamos un juego que practicamos en familia cuando queremos que aprenda
una palabra nueva, la pronunciamos fuerte y claro, le lanzamos un pañuelo y
le decimos ¡Garko! él lo recoge y repite la palabra que
intentamos enseñarle.
Cada semana, los
domingos, lo llevamos a conocer alguna parte de la ciudad, él observa callado,
estamos cerca de Navidad, le explicamos cómo se festeja está fecha, no
sabe nada sobre ella, le hablamos de Jesús el salvador, se queda impávido , le
damos a escoger juguetes y lanza lejos las pistolas y tanques de guerra.
Cuando estaba
recién llegado, por las noches recorría la casa con sigilo, se asomaba por cada
ventana y al fin, convencido por el silencio, intentaba dormir acurrucado en un
rincón. Durante el día, mesas y sillas solían ser sus guaridas.
La psicóloga
intenta ayudarlo. Lejos de sanar, las heridas emocionales, se profundizan.
Ha pasado el
tiempo, ¡otra Navidad! Josiane compartió la cena con la familia, escuchó la
oración. Y por fin habló con dolor y rabia
―Si Jesús es el
salvador del mundo, ¿por qué no salvó a Irina?
Cuando los
socorristas lo encontraron estaba a mitad de la calle, abrazado a un
cuerpo de niña rociado de metralla.
Pese a todos los
esfuerzos, vivimos tiempos de angustia, amamos a Josiane, solo que cada vez lo
encontramos diferente.
Esta Navidad, en la
noche, recibimos noticias muy buenas.
Josiane
compartió la cena con un amigo y pronunció la oración de Gracias. Al día
siguiente Josiane amaneció eufórico, soñó a Irina feliz en medio de la nieve,
en clase escribió un poema que dice:
¡Es Navidad !
los grandes muros
se caen, se rompen
se vuelven blancos.
¡Otra Navidad! Josiane
ha crecido tanto. Estrenó nuevas prótesis, están de fábula. Los dedos de la
mano izquierda accionan mecánicamente, ya puede colocarse solo su pierna derecha.
Margarita Etchechury fue presidenta de la Asociación de Escritores Chihuahuenses 1994 y 1995. Ha publicado en revistas y suplementos literarios, entre ellos Letras y algo más, Solar, El Heraldo de Chihuahua, El Monitor de Parral, El Correo de Parral y El Sol de Parral. Su obra aparece también en varias antologías. En 2015 publicó su libro de poemas Transparencias, que fue presentado en la Feria Internacional del Libro del Palacio de Minería en la ciudad de México, y en 2017 salió su libro de relatos Canto de sirenas.
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