miércoles, 9 de diciembre de 2020

Heriberto Ramírez Luján. Lección apache


 Lección apache

 

 

 

Por Heriberto Ramírez Luján

 

 

 

Cada crecida del río transformaba su fisionomía, arrastraba a los álamos, sauces y raíces que lo habían custodiado largo tiempo. Luego de su furia incontenible, le seguía una larga calma.

En su nueva apariencia se formaban atractivos remansos. Hondables, les decían. En los días donde el calor y el tedio nos empujaban a su refrescante calma, llegábamos en grupo, nos despojábamos de nuestras prendas para darnos un chapuzón.

En cierta ocasión llegamos, como de costumbre, al recodo. Al centro de un remanso sobresalía un tronco descascarado, emblanquecido por el sol. Cosme, mi hermano, el más intrépido y audaz de la palomilla, me invitó a subirme en su espalda, con estudiada pericia me llevó hasta el tronco, regresó a la orilla, y con animada energía conminó a todos a irse y dejarme. Cuando vi que todos se iban, me lancé temerariamente hacia la orilla. Al llegar, todo fue risas y burlas. Había recibido mi primera y única lección para aprender a nadar. Y a dominar el miedo.





Heriberto Ramírez Luján, filósofo mexicano, redacta la lógica con precisión de cirujano. En sus ensayos y libros de filosofía y también en sus textos literarios. Sobrio y elegante profesor, el estoicismo es divisa de su estética. Y de su gran estilo.

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