jueves, 31 de diciembre de 2020

María del Refugio Sandoval Olivas. Fin de año


 

Fin de año

 

 

Por María del Refugio Sandoval Olivas

 

 

Nuestra existencia se mide en el tiempo, giros en ondas elípticas que danzan alrededor del sistema solar. De acuerdo al Calendario Gregoriano, cada 365 días culmina un ciclo y nos preparamos para iniciar otro. Nos permitimos festejar y despedir al año viejo en medio de remembranzas, anécdotas y miradas a través de un retrovisor, sopesando logros, triunfos, obstáculos, pérdidas humanas y materiales, así como el regocijo de abrir los brazos y dar la bienvenida a nuevas vidas y ganancias obtenidas.

Estas reflexiones dan paso a los propósitos de año nuevo; decidimos hacer un alto en el ritmo cotidiano y empezamos un examen de conciencia para tratar de convertir las debilidades en fortalezas; nos proponemos cuidar la salud, los alimentos que ingerimos, corregir malos hábitos e implementar nuevas rutinas que propicien equilibrio y balance a nuestro organismo, así como la mejoría en las relaciones personales, familiares y sociales.

Revestirse de ideologías es una de las prioridades;  cubrir los chakras de energía positiva, rodearse de gente que aporte a nuestro crecimiento, aportar a las dimensiones del conocimiento, a la inmersión y comprensión de emociones propias y ajenas, que desde los aristotélicos eran consideradas como afecciones del alma acompañadas de dolor o placer, con expectativas, creencias y elementos racionales; así como al fortalecimiento de la espiritualidad.

Aún y cuando pareciera que cada ciclo es una repetición de eventos, las personas, circunstancias, causas y respuestas emitidas son distintas. Ya lo decía Heráclito: “No podemos cruzar dos veces las mismas aguas en un río”.

En lo que respecta a 2020, se convierte en ícono del pasad; al igual que sus antecesores será reconocido como el año viejo. Pero este en particular tiene una marca distintiva impresa por el contagio, enfermedad y muerte que ha traído la pandemia, mostrando la fragilidad humana y la línea finita que separa de la salud y enfermedad, así como vida y muerte.

Su impacto ha trascendido las esferas sociales, repercutiendo en los ámbitos educativos, políticos, económicos, laborales y emocionales de toda la población; ha tocado a la puerta de familiares, amigos y conocidos.

De tal suerte que uno de los propósitos de la población es que este año viejo se lleve consigo ese huésped que llegó sin ser invitado y que ha prolongado su estancia a consta del miedo, dolor y sufrimiento. 

Sin embargo, reconozco que dentro de las ambivalencias hemos hallado nuevas maneras de convivencia, cambiando hábitos, rutinas y costumbres; revalorando lo esencial, disfrutando el entorno familiar y los espacios privados, volviendo a tener tiempo para lectura, escritura, introspección, diálogo interno y el disfrute de la soledad.

Demos pues la bienvenida al nuevo sucesor. Ya está emitiendo su silbido frente a la puerta principal, trae doce vagones cargados de sorpresas; cada uno abrirá su tiempo y mostrará su contenido; se encuentra presto, listo para iniciar un recorrido, grandes letreros anuncian su llegada y lleva por nombre 2021.

¡Feliz año nuevo!

 





María del Refugio Sandoval Olivas es doctora en educación. Ha publicado los libros Anhelos, sueños y esperanzas (2010), Una rosa sin espinas (2011) y Dulce (2018). Su obra aparece en varias antologías. Es columnista  de El sol de Parral y escribe el blog de literatura https://cuquissandovalolivasletrasypoemas.blogspot.com/

1 comentario:

  1. Gracias a todos los lectores que hacen posible la existencia de soñadores que tejemos palabras, hilamos ilusiones en versos, entremezclamos la realidad con la fantasía y vertemos nuestra alma en cada escrito.

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