Metrobús
Por Reyna Micaela Flores Torres
Hoy el día es gris y mi humor está
igual que el clima, tengo por delante tareas imposibles de delegar. A
última hora se canceló el viaje a la Ciudad de México y debo comenzar
con los trámites para solicitar los reembolsos de los boletos de avión y
hospedaje.
Llego a la estación del metrobus;
está llena, gente corriendo, ensimismada en sus tareas, sus quehaceres, sus
vidas.
Fijo la mirada en dos ancianos
frente a mí. Él le sostiene la mano a ella y de vez en cuando le aparta de la cara
mechones de cabello.
Parecen estar en otro mundo, uno
lleno de tranquilidad.
Hoy es 14 de febrero, no debí
salir de casa.
Vuelvo a observar a mí alrededor y
solo escucho el sonido de las teclas de celulares, conversaciones en tonos melosos,
románticas y una que otra subida de tono, al parecer soy la única de mala cara.
Vuelvo a centrar la vista en la
pareja mayor: él le acaricia las manos y le habla, mientras ella se mira al zapato,
hace una mueca al notar que los cordones se le desataron, se agacha para hacer
el nudo y ambos estallan en una carcajada.
Me acerco para ayudarles, pero en
ese instante llega el camión.
Se vuelven a tomar de la mano y
logran entrar con dificultad.
El ver cómo van tan juntos,
relajadamente, en medio de un caos, es una puñalada a mi corazón herido. Me dan
envidia y no puedo evitar la comparación.
Yo también entro al camión.
Coincidencia, de nuevo los tengo
frente de mí sentados. Ella abre su bolso y le da agua de una botella. El
anciano bebe y acerca su cara a la de ella para besarla en la mejilla. Dejan
vagar su vista para fijarse en mí. Les sonrío.
Están ajenos al ruido infernal de
conversaciones que hay. Solo existen ellos y yo tengo el privilegio de ser
testigo.
A mis 48 años miro el verdadero
amor en la estación de la Deza y Ulloa. Esos guiños cariñosos y esas sonrisas.
Llego a mi parada con la lección
aprendida.
¡Carajo!
Él ni siquiera ha respondido mi
carta, diez minutos bastarían para hacerme feliz. ¿Es mucho pedir?
Reyna Micaela Flores Torres es egresada del Colegio Centro Cristiano, publicó cuentos en el libro colectivo Diez lustros de letras. Actualmente es representante de ventas en La Bodega del Libro.
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