Carta para abogados
funcionarios
Por Edgar
Gorrochategui Lozano
Este es un mensaje
para todas y todos los operadores del sistema de justicia, llámense fiscales,
agentes del ministerio público, actuarios, jueces, magistrados, defensores y
demás servidores públicos que en materia penal ostentan un cargo.
Recuerden estar muy
agradecidos con el poder supremo que inició y controla el universo; estén muy
agradecidos y siéntanse dichosos de tener un trabajo fijo, una vocación, un
ingreso constante, agradezcan de tener salud y conocimientos para servir a las
personas que acuden en su auxilio.
No se enfaden de
tener mucho trabajo, no se molesten por no poder darse abasto en la atención de
tanta y tanta gente que tiene necesidad de justicia, de tantas personas que
desean recuperar un pedacito de la dignidad que les arrebató alguna lacra sin
escrúpulos.
No hagan sentir a
las víctimas tontas o inferiores porque las están re victimizando, y esa no es
su función sino que lo es desagraviarlas.
Explíquenles lo que
Ustedes saben y no se desesperen de las explicaciones que les dan, encuentren
el sentido de lo que les están narrando, pues ellos no están obligados a ser
expertos en comunicación y desempeñan funciones respetables y necesarias en
nuestra sociedad.
Graben en su
corazón el pensamiento de que no hay una persona en el mundo que valga poco, y
que al desagraviar a una persona, están desagraviando a la humanidad entera,
porque así es como se combate a la injusticia, pasa a paso, recuperando
centímetro a centímetro la luz de la razón y el respeto en este mundo oscurecido
por la vanidad y la ridiculez.
No crean que
quienes no conocen la ciencia del derecho carecen de un sentido de rectitud y
elemental justicia, no traten de apantallarlos con sus conocimientos técnicos
para hacerlos sentir equivocados ni ostenten frente a ellas y ellos ínfulas de
superioridad.
Recuerden que ellos
están afligidos por la desgracia de haber sido pisoteados por alguna o algún
abusivo que es preciso readaptar a la sociedad.
No permitan que se
haga leña del árbol caído, porque ese árbol caído pudiera llegar a ser un ser
querido, su mamá, su padres o sus hijos, no se les olvide que mientras se
permita al violento y agresivo salirse con la suya, el cerco de la injusticia
se cierra cada vez más, y un día será tan estrecho que pudiera tocarlos también
a Ustedes.
No alimenten a un
cocodrilo con la esperanza de que no los comerá a Ustedes, porque cuando la
perra es brava, hasta a los de la casa muerde.
Las salas y los
edificios donde se procura e imparte justicia no son pasarelas de belleza o
moda, no están ahí para que Ustedes caminen inflados en su soberbia, mirando a
los justiciables y a la gente sin recursos por debajo de sus hombros. Acuérdense
muy bien que la dignidad y el derecho de esas personas son precisamente el
motivo de que a Ustedes se les haya conferido un cargo.
Agradezcan a la
sociedad lo mucho que reciben de ella, porque tener un servicio de salud,
emolumentos periódicos y seguros, así como actualización académica y
vocacional, es un lujo que la mayoría de las y los mexicanos no tienen.
No discriminen ni
miren como inferiores a los justiciables, porque eso se los tiene prohibido la
Constitución, los derechos humanos, la ética profesional y la decencia que debe
prevalecer en cada ser humano para no convertir este mundo en una fría cueva de
criminales.
Colegas, les deseo
satisfacción personal en su labor y una vida digna.
Aunque no soy
servidor público, soy uno entre las muchas y muchos operadores privados del
sistema de justicia que los saluda a diario con entusiasmo.
Les deseo la mejor
de las navidades y una profunda reflexión sobre el sentido de su existencia y
la calidad de su labor.
Un abrazo.
Edgar Gorrochategui
Lozano, abogado.
Chihuahua, 18 de
diciembre de 2020
Edgar Gorrochategui Lozano estudió derecho en la UACH, escribe por gusto, trabaja como abogado. Escritor desde joven, ganó la Beca David Alfaro Siqueros en las disciplinas de narrativa e investigación artística. Es autor de los libros Cada quien su viaje, Incendiario y Dos tipos de cuidado. Vive y litiga en Chihuahua.
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