viernes, 20 de noviembre de 2020

Iván Carlos. Democracia

 Foto Ineth Simental

Democracia

 

 

Por Iván Carlos

 

 

Todo era perfecto en la selva cuando el león gobernaba. Los pastos crecían, los peces habitaban el río, había comida y agua para todos. Los habitantes respetaban el orden de las cosas que eran llamadas por su nombre, y en nombre de ello eran respetadas.

La ley era cruel, sin duda, pero justa, guardaba el equilibrio que sostenía el ciclo perfecto donde la muerte era parte de la vida, donde el fuerte se comía al débil sin odiarlo, el débil se comía el pasto con respeto, dejando en el subsuelo raíces para que siguiera creciendo y sosteniendo a otros cada vez que el milagro de la lluvia y las aguas de los arroyos alimentaban la tierra.

Todo era perfecto en la selva cuando el león gobernaba. Durante diez mil lunas, generación tras generación, su estirpe continuaba el ciclo y la vida florecía abundante y robusta pintando de colores cada rincón y llenando con su sinfonía de piares, rugidos y graznidos planicies, pantanos y peñascos.

La selva abrigaba, refrescaba, acariciaba y retaba por igual a todos. Los padres enseñaban a sus hijos los secretos del devenir sagrado, y ello se los dictaba el instinto.

Todo era perfecto en la selva cuando el león gobernaba. Hasta que un día la sed por el poder, la ambición por la riqueza y el ansia por los privilegios comenzaron expandirse entre los animales del reino, que se agruparon en clanes y se sublevaron contra el orden establecido.

Alegaron tener el mismo derecho que el león a ocupar el trono y exigieron una oportunidad de contender por él.

El león sabía que aquello sucedería tarde o temprano, y sabía también que su estirpe encontraría en el destierro un nuevo reino, porque su naturaleza le confería la capacidad de adaptarse a otras tierras conocidas, gracias a sus sabios y consejeros que habían recorrido el mundo más allá de los linderos del horizonte.

Un día, el león permitió que los animales decidieran quien habría de gobernar. Entonces los clanes nombraron a los que les parecieron mejores contendientes.

La lucha por conseguir la aceptación de la mayoría fue ardua, desgastante, brutal. Muchos se volcaron en promesas, otros en descalificaciones, los menos en argumentos juiciosos. Hubo traiciones y arrebatos.

Al término de  aquella justa, la selva cambió de régimen y el león partió con su estirpe a fundar un nuevo reino.

Hoy gobierna la hiena. Su risa, sus promesas y sus dádivas convencieron a la mayoría. Hoy el orden sagrado de las cosas ha cedido ante el caos y la miseria ha reclamado sus fueros.

La hiena no sabe gobernar; ha desterrado a quienes temía, dejando el territorio sin defensa contra los invasores, ha esclavizado a los más débiles para allegarse tributos, olvidando que los animales en libertad barbechan y fertilizan la tierra donde nace la hierba, y finalmente, como el mayor de sus desplantes, ha represado los ríos para acumular las aguas y servirse de ellas privilegiadamente.

El hambre y la zozobra han invadido cada rincón de este otrora rebosante paraíso. Solo unos cuantos gozan de las amplias consideraciones del nuevo rey: los aduladores y serviles que trabajan para él, vigilando y amedrentando a los vecinos en su nombre, so pretexto de salvaguardar el orden establecido en el nuevo libro de las normas, dictado por el nuevo régimen.

Ellos comen a sus horas y fuera de ellas; se bañan con aguas limpias y abundantes y pasan la mayor parte del día recostados a la sombra de grandes árboles esperando que la servidumbre los provea del siguiente banquete. No saben que les queda poco.

El ciclo sagrado se ha roto y al romperse, el alimento no se regenera más, y el agua al no fluir por los riachuelos dibujados por la madre tierra, poco a poco se torna turbia y pestilente, y los pastizales que antes irrigaba ahora son tierras secas y horadadas carentes por completo de vida. La hiena gobierna un reino que muere y tarde o temprano, morirá con él.

Todo era perfecto en la selva cuando el león gobernaba…

 

 

 

 

Luis Iván Carlos Hernández es licencia do en ciencias de la comunicación por la Universidad de Guadalajara. Estudió la maestría en mercadotecnia en la Universidad Autónoma de Chihuahua. Fue coordinador de difusión en el Departamento de Extensión Universitaria de la U de G, creativo en la Agencia de Publicidad PAJSA, en Guadalajara, (guiones radiofónicos, frases publicitarias, conceptos para diversas campañas y reportajes). Funcionario en el Instituto Chihuahuense de la Cultura. Actualmente es jefe del Departamento de Artes de la Secretaría de Cultura de Chihuahua.

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