José Manuel García-García. En la ciudad secreta de los libros, los bibliodontes tiene su paraíso

lunes de jmgg

En la ciudad secreta de los libros,

los bibliodontes tiene su paraíso

 

 

Por José Manuel García-García

 

 

I

Gabriel Borunda Olivas (2016) pionero de la literatura breve, promotor de generaciones de escritores. Diez años antes de su muerte publicó Asesinato en la biblioteca, libro de microcuentos donde los personajes son material de la memoria crítica, del gusto por escribir desde el recuerdo que acrecienta la ironía.

Tiene el sabor de la venganza nerd, del profe (sobrecargado de lecturas) contra la bibliotecaria come-virilidades, contra la promotora escandalizada por la palabra “verga”, contra el exmarxista que ahora es panista y contra otros señalados por la “comidilla chihuahuita”, ahora fantasmas de una biblioteca microtextual.

 

II

Cuentos para ser comentados:

1. “Vocación por los libros”, relato donde una joven seduce a un megarrico ganadero: “Sobra decir que al colocar el libro en la parte baja del librero, ocurrieron dos cosas: un libro de narrativa quedó colocado en las obras de historia de Europa; y las nalgas prietas desbordaron la cortina de la minifalda quedando a la vista del susodicho, que se equivocó al resolver una ecuación que tenía de tarea”. El título es irónico: la joven pasará de lectora tesonera a matriarca adinerada. (¿Es racialmente peyorativo el adjetivo a las nalgas?).

2. “El mitodonte”, es un personaje memorable: profe de pesado andar, “bestia” enorme, fumador devoralibros y blanco de burlas estudiantiles (“yo jamás seré como él”). El narrador lo describe emotivamente: “El enorme trasatlántico cargado de saber cruzó el umbral del salón, atracó y de su garganta salió la voz de Hegel explicando algunos elementos de la fenomenología”. Relato de trazo autoficcional: reajuste de perspectivas y simpatías, amable retoque del trazo idiosincrático del autor.

 

III

“El cementerio de los bibliodontes”, es (sin duda) el mejor de los relatos incluidos en este libro. Existió una fauna dinosáurica llamada Bibliodonte, su decadencia fue triste: al caminar quebraban la cerámica de las bibliotecas y antes de morir solían vomitar “palabras en latín, en etrusco, en arameo”, “y de su pecho de galeón pirata” brotaban personajes “de literaturas extrañas”.

Algunos Bibliodontes pudieron llegar al “jardín oculto” de “la antigua biblioteca de Alejandría”. Ahí se sumían en “el olvido” para “caminar el largo camino de los inmortales”, donde hay magníficos libros, paz y riqueza reflexiva.

El narrador termina diciendo estas palabras: “Hoy me despido, el camino es largo”.

Tal es la historia escrita por uno de los Bibliodontes, su nombre: Gabriel Borunda.

 

IV

En las breves historias de Asesinato en la biblioteca hay un campus universitario, una biblioteca con jardines inexplorados, hay fantasmas y seres entrañables.

Es el campus de recuerdos juveniles, el lugar del amor, el erotismo, y también la muerte, el pasaje al paraíso bibliodonte.

Asesinato en la biblioteca es humor nostálgico, ironía cariñosa, sorna leve y anécdotas que la infinita genealogía de bibliodontes cincelaron.

 

 

 

 

 

José Manuel García-García es autor de muchos libros, la mayoría de ellos publicados, entre ellos estos: Estados de asombro. Entre aforismos y micropoemas (2016), GUARDA-QUIMƎRAS (2016), Microagniciones (2015), Piezas para un poemario (2014), El libro de las islas perdidas (2012) Guardamemorias (2005), Literatura juarense (Inicios de modernidad) 2017, Literatura juarense (Escenas de guerra) 2017, La obra de Jesús Gardea. Hacia una mereología estética (2017) y Ciudad Juárez, versiones de una Toma, 1911 (2011). Fue coordinador del Taller Literario del Museo de Arte (INBA, 2000-2007) y lo es del Taller Literario Pizca a las 6:30, Las Cruces, desde 2011. Ha sido editor de una veintena de libros de diversos autores, de Armario (suplemento cultural de Semanario, ciudad Juárez, 2000-2007), de las revistas Noesis (UACJ) y Arenas Blancas (NMSU). jmgarcia@nmsu.edu