lunes de jmgg
¿Y quién no ha bebido del vaso (amargo)
de la venganza literaria?
Por José Manuel García-García
I
Marco Antonio Campos, El señor Mozart y un tren de brevedades (2004). En su Nota introductoria, el autor indica que sus relatos son minificciones, pero solo 10 de los 60 textos pertenecen a este género.
Lo importante es que es un cuentario bien organizado: poemas en prosa al principio (viajes juveniles, descripciones turístico-poéticas, mitificaciones viajeras donde un Ulises mexicano recuerda sus añejas búsquedas de paisajes europeos siempre sublimes), luego están las ficcionalizaciones de la historia antigua, las referencias anecdóticas a figuras icónicas del Renacimiento y de la Modernidad (todo para afirmar un vasallaje metafórico: ser todo un contemporáneo del mundo); y al final, coloca anécdotas amplificadas de seres destinados al elogio o al agravio. Esta es la sección menos borgiana del autor.
II
De los cuentos finales destacaré el relato de la bella extranjera de talento extraordinario cuyo logro fue escribir un libro en español (“Leslie o cómo terminar un cuento”) y el de la viuda dedicada a propagandizar la obra literaria de su esposo (“La viuda del poeta”).
III
Los cuentos donde el autor descuartiza a algunas personalidades del mundillo literario mexicano son los siguientes: el cuento del profesor que emana mala suerte y le produce un par de desgracias al narrador (“El profesor gris”); el del escritor mediocre que le vende el alma al diablo para escribir un (magnífico) ensayo literario (“La venta del alma”); el cuento del burócrata que se agiganta para humillar, y se trueca a “mancha de aceite” cuando él recibe la humillación (“Gulliver revisado”); el relato del cineasta que hace de su paranoia un filme de amor y traición (“filmó la película para gozarse en la autodestrucción en nombre de la libertad creativa, para ‘purificar sus fantasmas’ y para vengarse de la mujer y del amigo en un mensaje que solo los tres entenderían”); también Campos ataca (narrativamente) al escritor que tiene el poder de organizar una serie de homenajes a su propia obra (“Para una metodología de los autohomenajes”) y al investigador llamado Obras Completas que era el buitre publicista de los manuscritos fallidos de autores muertos (“La más pequeña fábula”). En todos estos cuentos agrupados al final del libro, hay un despliegue de fino sarcasmo en clave, de resentimiento saldado mediante la venganza literaria. Marco Antonio Campos ha creado a un narrador que desde su alta calidad moral fiscaliza a los perdedores del mundo.
José Manuel García-García es autor de muchos libros, la mayoría de ellos publicados, entre ellos estos: Estados de asombro. Entre aforismos y micropoemas (2016), GUARDA-QUIMƎRAS (2016), Microagniciones (2015), Piezas para un poemario (2014), El libro de las islas perdidas (2012) Guardamemorias (2005), Literatura juarense (Inicios de modernidad) 2017, Literatura juarense (Escenas de guerra) 2017, La obra de Jesús Gardea. Hacia una mereología estética (2017) y Ciudad Juárez, versiones de una Toma, 1911 (2011). Fue coordinador del Taller Literario del Museo de Arte (INBA, 2000-2007) y lo es del Taller Literario Pizca a las 6:30, Las Cruces, desde 2011. Ha sido editor de una veintena de libros de diversos autores, de Armario (suplemento cultural de Semanario, ciudad Juárez, 2000-2007), de las revistas Noesis (UACJ) y Arenas Blancas (NMSU). jmgarcia@nmsu.edu
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