lunes de jmgg
Un razoñador busca en cada
pregunta la sorpresa gratificante
Por José Manuel García-García
I
El juego del arte (1999 / 2015) es la explicación a velocidad caracol de los mecanismos del pensamiento creativo. Hugo Hiriart: conceptista y teórico (voluntariamente) a medias (por el placer de reflexionar y el orgullo de intentar una respuesta); experimentado narrador virtuoso, creador de absolutos que parecen relativos.
Maestro de ensayistas: su estilo es seductor, elegante: claridad, ante todo, nada de neologismos o lenguaje abigarrado (rechaza el barroquismo de los filósofos neo-franceses de mediados del siglo XX).
El juego del arte es (por ello) la constelación de ejemplos, los demasiados ejemplos para edificar la irrefutable Torre de la Verdad Orgánica: el monumento a la epistemología que no quiere decir su nombre: amor al (cómo) saber.
Están en juego la percepción, el placer y la creación del arte (que para HH es la pintura, la música y la literatura).
El juego del arte o el placer de la reflexión pausada, fragmentada, que anhela la construcción de totalidades unificantes, modelos únicos de una filosofía orgánica. HH se dedica a ensamblar las partes de un todo para darnos una visión de arquitectura viva: la estética de lo extraordinario cotidiano.
II
HH tiene respuestas a preguntas premeditadas:
¿Qué es la tradición literaria? Es nuestra prisión necesaria, nuestro modelo de trabajo.
¿Qué busca el creador? La totalidad que enmarca y ordena lo fragmentado.
¿Qué es la imaginación? Es conjeturar una situación particular: inventarla. Es observar la fachada de una casa y dejar que nuestra fantasía forme personajes, muebles, detalles y dramas. La imaginación es relampagueante, gratuita, ingobernable.
¿Qué es el sueño? El total abandono de la razón; es la imaginación operando en vacío, es decir, sin la guía que la atención, la percepción y la inteligencia le imponen, y hace lo único que sabe hacer, tejer regularidades, pero lo hace sin propósito ni dirección, convirtiendo su contexto en irregularidades desde la perspectiva de la razón.
¿Qué es la sorpresa? El abandono de una regularidad cotidiana; por contraste, lo soñado sería (para el intelecto) un marco de irregularidades con breves invasiones de elementos regulares.
III
El escritor de ficción debe tener, entonces, coherencia imaginativa, situarse entre el sueño y la sorpresa, entre lo regular y lo irregular (¿Cómo caminaba Sócrates? ¿Cómo era la esposa de Abulio Costa que dice que es mago y se comunica con los muertos?).
Los sueños nos sorprenden porque los pensamos irregularidades, pero no pensamos lo mismo de la imaginación, siendo que sueños y fantasías integran los mismos elementos y las mismas dinámicas (los mismos elencos como diría HH).
Por su parte, la estética es la suprema ordenadora de nuestros recuerdos, nuestra imaginación y nuestros sueños: Con la mínima astilla de información formar un todo coherente. Un anillo que encuentras tirado en la calle te sugiere al instante la historia de cómo se perdió.
IV
Esta característica de la imaginación de estar a la vez sujeta y no sujeta a mi voluntad, de ser gobernada y autónoma, es fuente de regocijo porque la imaginación, aunque me obedece, me entrega información siempre novedosa, y me complazco en lo inesperado y sorprendente. En esta peculiaridad se funda, en parte, el placer de fantasear. La fantasía es tuya, pero sus contenidos gozan de cierta independencia.
V
La regularidad es lo perfectamente esperable: la nieve es blanca (si fuese de otro color sería ficción creativa).
En la ficción, el elenco de lo imaginario nos obliga a seguir sus reglas, así ocurre en el teatro del absurdo y las películas de ciencia-ficción.
Para HH la imaginación es el centro nodal de la memoria, los sueños y el pensamiento (la razón): Es imposible percibir sin imaginar, interpretar [pensar] es imaginar. Toda nuestra vida es una constante actividad de conjeturas [reflexiones] imaginativas.
Al escribir creativamente, escapamos de lo regular, cambia nuestra visión de las cosas, pensar, por ejemplo, que el animal completo es el hormiguero y la hormiga es solo uno de sus miembros es privilegiar la totalidad, no el fragmento, tal es la propuesta de la filosofía orgánica de Hiriart.
VI
El juego del arte es una larga reflexión epistemológica, una amplia (a veces redundante) exposición de motivos estéticos y herramientas de la creatividad, es la especulación incluyente de la estética fincada en la belleza-sorpresa, el culto por un elenco de regularidades que nos impulsa (inspira) a buscar la irregularidad en lo ordinario, o mejor, a ser conscientes de los juegos cotidianos que nos impone nuestro siempre elusivo elenco de imaginario que está ahí (¿dónde ahí? ¿dónde la inspiración?) para ser escrito.
José Manuel García-García es autor de muchos libros, la mayoría de ellos publicados, entre ellos estos: Estados de asombro. Entre aforismos y micropoemas (2016), GUARDA-QUIMƎRAS (2016), Microagniciones (2015), Piezas para un poemario (2014), El libro de las islas perdidas (2012) Guardamemorias (2005), Literatura juarense (Inicios de modernidad) 2017, Literatura juarense (Escenas de guerra) 2017, La obra de Jesús Gardea. Hacia una mereología estética (2017) y Ciudad Juárez, versiones de una Toma, 1911 (2011). Fue coordinador del Taller Literario del Museo de Arte (INBA, 2000-2007) y lo es del Taller Literario Pizca a las 6:30, Las Cruces, desde 2011. Ha sido editor de una veintena de libros de diversos autores, de Armario (suplemento cultural de Semanario, ciudad Juárez, 2000-2007), de las revistas Noesis (UACJ) y Arenas Blancas (NMSU). jmgarcia@nmsu.edu
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